martes, 17 de septiembre de 2013

EL FUERTE, LETRINA GIGANTE

El Fuerte.- Trabajadores recogen cajas de cerveza dejadas como basura a las afueras del Palacio Municipal.
Las Fiestas Patrias festejadas aquí convirtieron al Palacio Municipal y a la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús en dos letrinas gigantes.
El edificio del DIF municipal no escapó a ser también un gran excusado, por estar continuo al Palacio de Gobierno.

El hedor a orina daba a metros a la redonda. Este causaba náuseas, asociadas a una intoxicación por amonio o urea. En ambos lugares no se podría estar minutos, porque era insufrible respirar la inmundicia que produjo la noche del grito.

Fue tal el olor a orina que una afanadora del templo lavó los muros de cantera con cloro y agua. Pero ni así, la orina se degrado. “Ahora está peor. Los dejaron embriagarse y tomaron las paredes de todo el lugar como letrina. Es vergonzoso para nosotros ver que la autoridad municipal fomente la degradación social y el libertinaje con el pretexto del turismo”, dijo.

Trabajadores de aseo y limpia de la comuna sólo levantaron los centenares de botes de cerveza que quedaron regados en las calles del centro histórico, desde la plazuela, el palacio municipal hasta el templo, pero no lavaron las inmundicias de los centenares de visitantes que albergó el Pueblo Mágico.

También recogieron cajas, muchas cajas de cerveza. Y temprano habían retirado las dos hieleras de las carpas que instalaron las dos principales compañías cerveceras para despachar como cantinas ambulantes abiertas a toda clase de público.

La de color azul quedó en el palacio municipal y la de rojo frente al templo católico y a un costado del Instituto Federal Electoral.

Para algunos, la fiesta en El Fuerte se prolongó hasta media mañana pues se quedaron a ver el sol embriagándose en las banquetas o manejando sus vehículos, de modestos a lujosos. Como el conductor de una Hummer tinto que estacionándose en doble fila obstruía el paso de peatones y de camiones en el centro de la ciudad, con un bote rojo en la mano. La situación fue destejada por por un rechoncho patrullero, que sobándole la mano al que parecía el conductor y dueño de la Hummer le dijo: “No hay pedo compa”.

Y mientras aquí los turistas viven las fiestas de independencia sin control del Bando de Policía y Gobierno, en la explanada del templo, la afanadora da cubetazos de agua y cloro a las paredes de cantera para desterrar el olor a orina. Pero la orina no se va.

No hay comentarios:

Publicar un comentario