martes, 9 de julio de 2013

RADIOGRAFÍA DE LA DEA EN MÉXICO



Alejandro Alvarado 
El trasiego de drogas y la inseguridad por la violencia que este problema genera se han intensificado en los últimos años. En su libro, La DEA en México, J. Jesús Esquivel da un perfil de los agentes de esta agencia de investigación estadounidense para entender mejor lo que está pasando. Cinco de ellos, de los cincuenta y cuatro que operan en nuestro país, fueron entrevistados por el periodista mexicano y le describieron cómo trabajan, qué es lo que buscan y cuáles son sus objetivos.

No es perseguir a los narcotraficantes para acabar con ellos, como la mayoría de gente creería, el objetivo principal de los agentes de la DEA en México —informa el corresponsal de la revista Proceso en Washington D. C., acreditado ante la Casa Blanca, el Congreso Federal y el Departamento de Estado de Estados Unidos—, para sorpresa de muchos, es “evitar que el cargamento de droga llegue a Estados Unidos.

Lo del desmantelamiento de las células del crimen organizado se da por añadidura, como un complemento a su estrategia, con todas las limitantes que tiene constitucional y legalmente en México”.

Nuestro país supuestamente defiende la soberanía “desde un punto de vista extremadamente nacionalista; defiende los principios y los estatutos constitucionales”; sin embargo, permite que los agentes de la DEA los violen, por ejemplo, portando armas en nuestro territorio, cuando “en el país está prohibido esto; incluso, se les ha permitido ser testigos de los famosos interrogatorios hechos con torturas a presuntos sospechosos de narcotráfico”.

Pero una cosa más destacable es que esos agentes de la DEA “basan todas sus investigaciones en el cohecho, en pagar dólares a informantes, a quienes no someten a pruebas para determinar si lo que dicen es verdad, simplemente recopilan información, venga de donde venga, para poder llegar, según sus estrategias, a infiltrar al crimen organizado y con eso desarrollar investigaciones hasta el punto que se establezcan, en coordinación con las autoridades de México, estrategias para combatirlos”.

Es en el último aspecto de su investigación donde los agentes de la DEA han chocado con pared “por el nivel de corrupción que genera el narcotráfico en nuestro país”.

Jerarquizando los resultados, no puede decirse que la DEA ha fracasado en el combate al narcotráfico, dado que son pocos los agentes de la institución que trabajan en el extranjero y, recuerda el periodista: “Fueron ellos quienes eliminaron a Pablo Escobar Gaviria, uno de los grandes capos de la historia”.

Su intención con este trabajo, explica Esquivel, fue contextualizar, precisamente, “ese fracaso de Estados Unidos y el por qué los mexicanos, los latinoamericanos, estamos pagando las consecuencias. En el caso nuestro hasta con sangre”.

Los investigadores estadounidenses plantean estrategias, investigan y han logrado conseguir evidencias; sin embargo, cuando le toca actuar al gobierno mexicano “se le escapan los narcos, se pierden las drogas, las dan a destruir y no se permite estar presente en el proceso su destrucción”. Es ahí donde ellos empiezan a sentir esta impotencia y a frustrarse, pero no pueden hacer nada.

Opina Jesús Esquivel que la DEA ha pecado mucho, y “pecado hasta de pendeja”. Está el caso de Jennifer, el informante, el testigo protegido reclutado por la DEA, en el que estos investigadores demostraron hasta qué punto son inocentes. “Su testigo los engañó y ellos, a su vez, le pasaron al gobierno de Felipe Calderón datos equivocados, pero como Calderón buscaba una nube de humo y evocaba esa operación limpieza para justificar su gobierno, les hizo caso. Todo resultó un fracaso.

Nada de esa información era cierta, aparentemente”. Aunque el reportero nunca se ha considerado un experto en narcotráfico, durante varios años ha trabajado en el tema y ha viajado mucho a la frontera México-Estados Unidos y cruzado a ambos lados, “creía entender bien lo que era la DEA”; sin embargo, hasta ahora que preparó este libro y habló con estos cinco agentes logró “entender un poco más el problema del narcotráfico, de la inseguridad, pero sobre todo”, enfatizó “el fracaso del gobierno federal de Estados Unidos”.

Los agentes están frustrados con su país “porque muchos de ellos arriesgan el pellejo en las misiones, pese a que la Casa Blanca y el Capitolio siguen sentados en sus laureles sin aceptar que tienen un grave problema de drogadicción”.

Y eso, obviamente, genera que los agentes tengan que operar y trabajar más y en ese mismo ritmo se acrecienten sus enemigos, surjan más narcotraficantes.

“Tenemos el ejemplo, aquí, en México, donde cualquiera quiere ser Zeta o narco, porque saben que en Estados Unidos no ha disminuido la demanda. Pero, por supuesto, si no hubiera demanda no habría consumo, no habría problema de narcotráfico ni existiría la DEA”.

(DOSSIER POLITICO/ Alejandro Alvarado / Siempre/ 2013-07-09)

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