lunes, 4 de julio de 2016

LOS MUXES NACIDOS EN CUERPOS MASCULINOS


Debate sobre el baño complica aceptación de poblado mexicana de tercer género

JUCHITÁN DE ZARAGOZA, México - Para la gente de este poblado en el estado sureño de Oaxaca, la existencia de un tercer género forma parte de la vida tanto como el antiguo lenguaje zapoteca que hablan y las enormes iguanas que holgazanean en los árboles.

Aquí los muxes - personas nacidas con cuerpos masculinos pero que no se identifican como varones o del sexo femenino - forman parte del tejido social, admirados por sus bordados, peinados, artesanías y cocina.

Incluso tienen un gran baile cada otoño, y su reina es coronada por el alcalde.

Sin embargo, este poblado de pescadores, agricultores y extravagantes fiestas aproximadamente a 48 kilómetros del océano Pacífico, enfrenta un desafío a su expansiva noción de género: la comunidad transgénero y sus derechos del cuarto de baño.

Hace poco, en una sofocante noche, tres muxes (se pronuncia mushes) con vestidos de brillantes bordados esperaban afuera del retrete portátil en una de las fiestas anuales de Juchitán al aire libre. Los hombres les silbaban y apuntaban al oscuro rincón que servía como su baño.

Los muxes se resistieron y, cuando la puerta del baño se abrió de par en par, uno entró.

"SOY UNA MUJER, LAS 24 HORAS", DIJO NAOMY MÉNDEZ ROMERO, SUS TRENZAS CORONADAS CON UN VOLANTE FUCSIA.   

"¿Que yo use el baño de varones?", dijo Méndez, de 24 años, quien nació varón pero ha vivido como mujer durante seis años.  "No".

El tema está poniendo a prueba los límites de la tolerancia e impulsando a que algunos estudien de nuevo la compleja taxonomía de género de los zapotecas.

"Estamos en un proceso de redefinición", dijo Gubidxa Guerrero, antropólogo y el presidente del Comité Melendre, grupo local sin fines de lucro que promueve la participación cívica.

Un estilo de vida de géneros mixtos era aceptado en varias comunidades precolombinas a lo largo de México, con base en antropólogos y relaciones coloniales. No está en claro cuándo se originó la tradición muxe en Juchitán, o cómo sobrevivió.

Los muxes se visten como hombres o mujeres y tienden a ser femeninos en sus modos y la forma en que se expresan en el lenguaje zapoteca, dijeron expertos. Con frecuencia, viven con sus padres y se dedican al hogar.

Los muxes suelen tener relaciones con hombres, pero no es eso lo que los define, dicen expertos y muxes.

El tema del baño se intensifica durante las fiestas de primavera, o velas, en mayo, cuando miles de personas se reúnen para bailar y beber.
Naomy Méndez Romero, a la derecha, un muxe que nació varón pero se identifica como mujer.

Pedro Enrique Godínez, cultor de belleza y el director de política sobre diversidad de género por el gobierno municipal, dijo que durante los últimos 10 años se había dado una "revolución transgénero". En Juchitán siempre ha habido muxes que vestían ropa de mujer, dijo, mientras metía gypsophila y crisantemo amarillo en el peinado de una joven mujer en su salón.  Sin embargo, ellos no se identificaban como mujeres o consideraban alterar sus cuerpos.

A veces, la tolerancia tiene su límite. Unos cuantos meses atrás, a Méndez le pidieron que dejara de usar el baño de mujeres en el Instituto Tecnológico del Istmo, donde ella estudia ingeniería industrial.

"AHORA NO USO NINGUNO", DIJO, COSIENDO UN HUIPIL, O BLUSA TRADICIONAL, EN LA PUERTA DEL PEQUEÑO HOGAR QUE ELLA COMPARTE CON SUS PADRES Y UNA HERMANA. "ME AGUANTO".    

José Antonio López Ríos, el presidente del comité estudiantil del instituto, dijo que éste había fallado en contra de permitir que los muxes usen los baños de mujeres porque se habían dado "muchas quejas" de estudiantes.

El comité ha ofrecido que cualquier estudiante muxe que no desee usar el baño de varones entre al baño de su oficina, dijo. Javier Echeverría, uno de los portavoces del instituto, dijo que éste tenía poca experiencia con estudiantes transgénero y estaba diseñando una política "sobre la marcha".

Naomy Méndez Romero, a la derecha, un muxe que nació varón pero se identifica como mujer, preparándose para una vela tradicional, o una fiesta, en su casa con su sobrina y madre en Juchitán.

Las discusiones en torno al acceso al baño en México han sido mucho más discretas que aquéllas en Estados Unidos, pero los derechos de homosexuales y transgénero han crecido en años recientes.

La Suprema Corte de Justicia mexicana dictaminó el año pasado que era ilegal prohibir matrimonios entre personas del mismo sexo, y el Presidente Enrique Peña Nieto dijo en mayo que presentaría una propuesta al Congreso Mexicano para volver ley federal ese fallo. La propuesta también facilitaría que personas transgénero cambiaran su identidad de género en pasaportes.

De cualquier forma, mexicanos gay y transgénero enfrentan acoso y violencia. Estados Unidos otorgó asilo el año pasado a una mexicana transgénero con base en que ella estaba en riesgo de tortura por parte de la policía.

En Juchitán, nociones de cultura y derechos transgénero han crecido conforme medios sociales y viajes conectan a personas jóvenes con el mundo en general, dijo Víctor Cata, lingüista y escritor local.

Naomy Méndez Rome empieza a maquillarse.

Eso ha suscitado la pregunta de si alguien puede ser tanto muxe como transgénero. Cata cree que la respuesta es sí. "Es un concepto muy amplio", dijo. "Las fronteras no están fijas".
Sin embargo, algunos residentes mayores, incluidos muxes, consideran que ser transgénero es una importación cultural o incluso una moda pasajera.

"EL MUXE NACE CON UN DON", DIJO ARMANDO CANO, DE 72 AÑOS DE EDAD, QUIEN VENDE DULCES TRADICIONALES EN EL MERCADO Y DIJO QUE HABÍA HEREDADO SUS GENES MUXE DE SU TÍO. PERO AHORA, DIJO, "YA NO HAY RESPETO".
        
"Están jugando", agregó, refiriéndose que muxes que se identifican como mujeres.

Naomy Méndez Rome empieza su transformación para convertirse en una mujer.

Escasean los datos sobre la población muxe. Un estudio académico de una comunidad zapoteca en los años 70 estimó que 6 por ciento de los varones eran muxe. Godínez, el funcionario de política municipal, dijo que su equipo había intentado reunir datos sobre género el año pasado, pero muchos hogares se negaron a participar.

En entrevistas, los muxes parecían divididos con respecto a si un tercer baño era la solución. Algunos dijeron que eso eliminaría las tensiones, otros que eso reforzaría divisiones.
Para Méndez, quien quiere trabajar en la industria petrolera o en las granjas eólicas cerca de Juchitán, lidiar con la cuestión del baño en la escuela forma parte de ganar aceptación.

"Como muxes-trans, podemos hacer más que coser y bordar", dijo. "Solo queremos estar integradas".


(EL DEBATE/ New York Times/ 04/07/2016 - 09:25 HS)

No hay comentarios:

Publicar un comentario