jueves, 26 de diciembre de 2013

GUTIÉRREZ REBOLLO Y LABASTIDA

Jesús Gutiérrez Rebollo. Castigo feroz.
Convertido en uno de los símbolos de la corrupción del sistema político mexicano —otros son Raúl Salinas de Gortari, Elba Esther Gordillo, etcétera— y muerto en la degradación completa después de haber tenido todas las medallas por su lucha contra el narcotráfico, el general Jesús Gutiérrez Rebollo dejó huella en Sinaloa.

Estaba al frente de la Novena Zona Militar cuando fuerzas castrenses a su mando tomaron por asalto las policías Municipal de Culiacán y Judicial del Estado. Al frente de la Policía Preventiva estaba Robespierre Lizárraga y en la Judicial era director Arturo Moreno. Fue el sábado 9 de abril de 1989, un día después de que fue aprehendido en Guadalajara, Jalisco, Miguel Félix Gallardo, hasta entonces el más grande narcotraficante que había existido en México.

Francisco Labastida Ochoa iba por su tercer año al frente del Gobierno estatal y Carlos Salinas se estaba estrenando como presidente de la República, mandato que inició dando golpes espectaculares para legitimarse ante un México agraviado, a cuyo pueblo le habían robado la Presidencia él y Miguel de la Madrid, atropello que este último confesó antes de su muerte.

Eran conocidas las animosidades entre el presidente y el gobernador, desde que coincidieron en la desaparecida Secretaría de Programación y Presupuesto, de la cual De la Madrid fue titular. Al ser enviado a Sinaloa a competir por la gubernatura, Labastida quedó fuera de la carrera presidencial y eso aumentó la aversión entre ellos. Así que, cuando las fuerzas federales no le avisaron del golpe que se daría a los cuerpos policiacos en plena capital del estado, fue interpretado como un salinazo al sinaloense.

Para colmo, Labastida Ochoa no se encontraba en Sinaloa, sino en el Mar de Cortez, a donde solía ir con frecuencia a descansar. Gutiérrez Rebollo tomó como prisioneros a Arturo Moreno y a Robespierre Lizárraga, los cuales fueron presentados en la Ciudad de México como parte del cuerpo de operadores de Félix Gallardo. No pasó mucho tiempo para que obtuvieran la libertad, pero se retiraron de la vida pública.

Labastida había llegado al Gobierno de Sinaloa con las banderas de la honradez, de combatir la corrupción policiaca y la criminalidad. Tenía una excelente referencia para enarbolar estos propósitos, pues sustituyó a Antonio Toledo Corro, un ícono de la corrupción en la entidad, que el gobierno de Malova se ha encargado de proyectar como un ilustre baluarte de la educación.

Pero a unas cuadras de donde despachaba Labastida, en el tercer piso del Palacio de Gobierno, lo hacía también Ismael Zambada García, por la calle Vallarta, que no tenía entonces la carga mediática de ahora, pero que, se sabía desde entonces, era un prominente narcotraficante.

A partir del golpe a las policías (y a Francisco Labastida), el Mayo desapareció y el gobernador dejó de engañar a la gente con el garlito de que estaba combatiendo la corrupción.

Gutiérrez Rebollo, por su parte, siguió su carrera militar hasta que, en 1996, durante el sexenio de Ernesto Zedillo, fue nombrado jefe del Instituto Nacional para el Combate a las Drogas. Hasta pareció una trampa, pues meses después, en febrero de 1997, comenzó a ser investigado por sus presuntos nexos con el cártel de Juárez. La primera pista que puso al general en la mira del Gobierno fue un departamento cuyo alquiler no podía pagar con su salario.

Le encontraron grabaciones donde se escuchaba conversando con Amado Carrillo Fuentes, donde se ponían de acuerdo de cómo podía él ayudarle al cártel de Juárez a combatir a sus enemigos, mientras dejaba hacer y pasar a los Carrillo.

En medio de uno de los escándalos más grandes en la vida pública del país, el general fue juzgado por soborno, obstrucción a la justicia y facilitar el transporte de la cocaína. Fue condenado a 31 años 10 meses 15 días de prisión por el mal uso de las armas restringidas al Ejército. También, en 2007, fue condenado por un tribunal federal a una pena de prisión más cuarenta años y una multa de 25 millones de pesos.

En 2011 fue trasladado de prisión al Hospital Central Militar en la Ciudad de México, afectado por el cáncer. Murió el pasado 19 de diciembre. Tenía 79 años de edad.

Bola y cadena

PUES RESULTA QUE LA FEROZ y premiada policía de Sinaloa no tiene ningún antecedente legal contra Gonzalo Inzunza Inzunza, el Macho Prieto, buscado por la PGR y por el Gobierno norteamericano.

Sentido contrario

NUNCA, EN LA HISTORIA DE SINALOA se habían observado las violaciones a la Ley de Ingresos y Presupuesto de Egresos que ahora ocurre, donde los mismos encargados de las dependencias protestan contra el mismísimo secretario de Finanzas de su gobierno, Armando Villarreal, por el rasurado de sus recursos. La pregunta es: ¿a dónde van los cientos o miles de millones desviados? ¿Con qué fin?

Humo negro

DURANTE LA DISCUSIÓN DE LA MINUTA sobre la reforma energética, Héctor Melesio Cuen se posicionó en contra, con argumentos expuestos airadamente, haciendo alusión a la voracidad empresarial de los extranjeros, la necesidad de defender la soberanía de nuestros recursos… Pero se basó, dijo, congruente con los postulados del PAS, en los resultados de una encuesta que su partido había hecho dos días antes y donde el 75 por ciento de los entrevistados rechazaron la reforma. ¿Qué hubiera, entonces, argumentado, si la encuesta hubiera dicho lo contrario?


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