miércoles, 20 de noviembre de 2013

CUIDADO CON EL TIGRE

Raymundo Riva Palacio

En Michoacán, Tancítaro dejó de pertenecer al Estado mexicano y pasó a ser gobernado por grupos al margen de la ley. Con fusiles de asalto de uso exclusivo del Ejército, grupos de autodefensa civil enfrentaron a Los Caballeros Templarios, y tomaron el poder en el municipio. 
 
Al primer desafío añadieron otro. Si el Gobierno federal quiere que entreguen las armas, tienen que entregarles las cabezas de los siete jefes Templarios. Pero sin engaños. Junto con sus cuerpos, exigieron, que lleven su ADN. Insolentes pero claros: nos desarmamos, pero maten a nuestros enemigos.

En Chiapas, los maestros de la CNTE llevan 87 días sin dar clases, negociando con el Gobierno federal y el gobernador Manuel Velasco restablecer el calendario académico, a cambio de 500 millones de pesos. Los respaldan maestros de Guerrero, Michoacán y Oaxaca, quienes ya recibieron 8 mil millones de pesos en los últimos meses y que quieren más: la derogación de la reforma educativa. Mientras tanto, la movilización para un fin innegociable, con una presión interminable.

Menos grave que el desafío al estado en Michoacán y las burlas de la CNTE, pero no por ello anecdótico, es el pleito entre la UNAM y la Comisión Nacional de Derechos Humanos por una recomendación sobre acoso sexual de un profesor universitario que, dijo el rector José Narro, se hizo pública antes del fin del plazo para la respuesta. Este lunes se dio uno de los debates radiofónicos más espectacularmente morbosos que se recuerdan, cuando abogados de las dos instituciones chocaron patéticamente en el espacio de Joaquín López Dóriga en Radio Fórmula. Martha Anaya describió en “24 HORAS” la actitud del visitador de la CNDH Luis García López como “pendenciero”, al avasallar a Ismael Eslava, director general de Estudios Legislativos de la UNAM.

Una institución que ha producido mujeres y hombres ilustres a lo largo de casi un siglo y una institución que es parte de las reformas democráticas de segunda generación, enfrentadas en un palenque toda una semana en una pelea de lodo innecesaria, sin que el responsable de la política interna del país, el secretario de Gobernación, los calla primero, y luego mediara los diferendos particulares escondidos en el delito contra una jovencita a la que se acosó sexualmente.

Si se analiza epidérmicamente lo sucedido en la última semana, la conclusión natural sería que la Secretaría de Gobernación no gobierna, ni busca la gobernabilidad o promueve la estabilidad. 
Territorios abiertamente en manos de grupos armados que dan ultimátum al Gobierno federal, una disidencia magisterial que tiene secuestrada la vida cotidiana de millones de personas, y un conflicto que daña a dos instituciones por omisa, serían motivo suficiente para que el Presidente sustituyera su secretario de Gobernación por alguien que hiciera su trabajo con eficiencia y prontitud.

Pero no hay indicios de que esto vaya a suceder, ni señales que su titular Miguel Ángel Osorio Chong haya caído de las confianzas presidenciales. ¿Insensibilidad del presidente Enrique Peña Nieto ante el desmoronamiento de su política interna? Demasiada insensibilidad y demasiada torpeza para que sea verdad y que no vea lo evidente ante sus ojos. Es el momento para comenzar a analizar lo que sucede en el Gobierno bajo categorías diferentes.

¿Qué es lo más importante en lo inmediato para el Presidente? La reforma energética, sin duda. ¿Está subordinada la política interna y el orden legal a no alterar las negociaciones con los partidos que puedan desbarrancar o aplazar la reforma madre del Presidente? Si se ven los vínculos de la izquierda en Michoacán –en particular con Cuauhtémoc Cárdenas, su hijo Lázaro y Leonel Godoy, los tres ex gobernadores– y la CNTE –con el sector más radical del PRD y con los grupos afines a Andrés Manuel López Obrador–, es hipotéticamente posible que la Secretaría de Gobernación haya extremado la tolerancia y la paciencia para contribuir a la aprobación de esa reforma, como la quiere Peña Nieto.

Si no fuera así, Osorio Chong tendría que entregar su puesto, en un ejercicio de honestidad política y ética pública. Pero si la hipótesis es correcta, Osorio Chong está realizando el trabajo encomendado, y una vez aprobada la reforma energética, empezará el verdadero gobierno de Peña Nieto donde el orden legal, como lo demostró cuando fue gobernador en el Estado de México, lo impone sin demagogias, aún a costa de su imagen pública. Esta es una variable que no deberían de soslayar quienes hoy en día, le inflan el hígado al Estado del que él es su máximo representante.

(ZOCALO/ Columna de Raymundo Riva Palacio/ 20 de Noviembre 2013)

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