Especialistas consideran que se ha destapado la intolerancia hacia la homosexualidad; la mayoría de las víctimas no realiza la denuncia o no llega a ratificarla, aseguran médicos
Claudia Solera
CIUDAD DE MÉXICO, 8 de septiembre.- Apenas habían
pasado unos meses desde que la ley permitiera a los homosexuales casarse
en el Distrito Federal, cuando los residentes del área de traumatología
de los hospitales públicos de la ciudad comenzaron a recibir otro
perfil de pacientes en las salas de urgencias al que solían atender, ya
no sólo llegaban automovilistas ebrios lastimados por un choque, heridos
en asaltos o adultos mayores lesionados por alguna caída, ahora también
atendían casos de jóvenes gays, la mayoría agredidos por demostraciones
de afecto en público.
“Comenzamos a recibir a muchos gays con golpes, heridas, fracturas,
lesiones en el cráneo. En el hospital Balbuena la cosa está que arde.
Cuando pregunto a los residentes, ‘¿como cuántos golpeados te llegan al
mes?, me dicen: 15 o 20’”, aseguró a Excélsior, Arturo Gómez, cirujano maxilofacial en hospitales públicos y privados, entre ellos el ISSSTE y el Hospital Ángeles Mocel.
84 homicidios de homosexuales se registraron durante el año pasado.
Entre finales de 2010 y principios de 2011, Eduardo Ortiz, residente
de cuarto año de cirugía maxilofacial en el hospital López Mateos y
profesor en la FES Acatlán de la UNAM, notó un nuevo fenómeno, pues
tiempo atrás sólo atendía casos esporádicos de agresiones en contra de
homosexuales, que referían más situaciones pasionales. Sin embargo,
después de que entraron en vigor los matrimonios entre personas del
mismo sexo (marzo 2010) en el DF, llegaban pacientes diciendo que los
habían golpeado simplemente por ir caminando en la calle con su pareja.
“Sí hemos vivido un incremento bastante notorio, sobre todo en los
hospitales de la Secretaría de Salud Pública, que son los gratuitos,
como el Balbuena o Xoco. Tengo un caso muy presente de un paciente que
llegó a urgencias. Me contó que él venía caminando y que sólo por estar
agarrado de la mano con su pareja y dándole besos, una bolita de
personas lo golpeó, e inclusive uno de sus agresores le mordió la nariz y
se la arrancó”, comentó el doctor Eduardo Ortiz, encargado de la
reconstrucción de nariz de la víctima.
Pero no sólo los doctores empezaron a registrar más agresiones en
contra de los homosexuales en las áreas de traumatología, los periódicos
de 16 estados del país también reportaron más muertes por crímenes
homofóbicos.
89 por ciento de capitalinos considera que hay discriminación en contra de gays.
“A partir de que se aprobó la ley, se vuelve más visible el problema
de homofobia, a pesar de que uno piensa que la ley puede contribuir a
disminuir los prejuicios, siempre hay un sector muy intolerante de la
sociedad que no soporta esta visibilidad. Nuestro registro hemerográfico
nos dio un gran salto desde 2011, porque antes se registraban 60
homicidios en la prensa, y en 2011 se incrementaron a 74 y para 2012
volvió a subir a 84”, afirmó Alejandro Brito, director de la asociación
Letra S.
Por su parte, la Procuraduría General de Justicia del Distrito
Federal reportó 72 homicidios dolosos por homofobia en contra de la
comunidad lésbico gay de 2012 a la fecha.
Así como los casos de homofobia aumentaron en las salas de urgencias y
en los reportes contabilizados por Letra S, el Consejo Nacional Para
Prevenir la Discriminación (Conapred) también registró más quejas y
reclamaciones.
“Es importante decir que las quejas se duplicaron de 2009 a 2010 y
muchas tenían relación con el tema de preferencia sexual. ‘¿Qué pasó o
cuál es nuestro análisis?’, a partir de que las reformas al código civil
establecen las garantías del matrimonio igualitario, sí se destapa
mucho más fuerte la intolerancia de la sociedad”, concluyó Hilda Téllez,
directora general adjunta de quejas y reclamaciones del Conapred.
Los temas más recurrentes que ha atendido Telléz son: negativas de
atención médica por manifestar o hacer evidente la preferencia sexual o
la negativa para afiliar a la seguridad social a parejas del mismo sexo.
También en algunos casos se han denunciado burlas o comentarios
homofóbicos por parte de médicos, enfermeros o administrativos adscritos
a centros de salud; así como maltrato físico y verbal en instituciones
educativas; despidos laborales por ser una persona homosexual, entre
otros.
O simplemente se han denunciado en el Conapred comentarios u
opiniones homofóbicos o de odio en prensa escrita, radio o internet,
como el que hizo Esteban Arce, cuando calificó de “demencia animal”, a
quienes tenían otra preferencia sexual.
En los medios de comunicación se volvió a generar una polémica por la
petición de un diputado de Colima a la alcaldesa de Cuahutémoc, para
que las bodas gays se celebraran, pero en lo “oscurito”.
El diputado por el PRD, Rafael Mendoza Godínez, pidió a la alcaldesa
del municipio colimense que las bodas entre homosexuales dejaran de
celebrarse en lugares públicos como el kiosco o el jardín principal,
para que no alteraran la concepción que los niños tienen con relación a
la pareja que forman sus padres, pues sostuvo que mientras realizaba sus
recorridos casa por casa la gente le había externado su molestia por
esta situación, y por ello estaba solicitando que los matrimonios
homosexuales se hicieran en espacios privados o sus fiestas.
“Quizá la ley de ‘matrimonios gays’ no se ha seguido con una acción
pedagógica por parte del gobierno, como explicar a detalle qué
implicaciones, qué impacto y qué beneficios tiene; porque no basta la
sola ley para contrarrestar los prejuicios tan arraigados que hay en la
sociedad. Muchos pueden continuar pensando ‘allá ellos’, pero todavía
queda ese resquicio de ‘mientras no se metan conmigo’, como si fueran
una posible amenaza”, reflexionó Brito, director de Letra S.
De hecho, después de los indígenas y los pobres, los homosexuales son
el grupo más discriminado de una lista de 40, en la Ciudad de México,
de acuerdo con la Encuesta de Discriminación del DF, 2013.
Además de que un 89 por ciento de los capitalinos considera que sí
existe discriminación contra los homosexuales, y en los últimos 12 meses
la noticia que más vio o escuchó sobre discriminación fue de este
grupo.
Y por esta evidente homofobia, muchos de los pacientes gays que han
llegado agredidos a las salas de urgencias prefieren el silencio y
regresar a sus casas sin denunciar.
“Muchos pacientes nos dicen abiertamente que para qué denuncian, que
para qué van a ir a perder su tiempo al Ministerio Público o para qué
van a ir a exponerse con las autoridades si no hacen nada y nada más se
burlen de su preferencia sexual”, dijo Eduardo Ortiz, residente de
cirugía maxilofacial.
Cuando un paciente ingresa herido a urgencias, lo más importante para
el doctor Ortiz es interrogarlo para entender cómo sucedieron los
hechos.
“Porque no es lo mismo en la cinemática del trauma un golpe en la
cara por un descuido, por un golpe con el volante a una velocidad de 180
km/h o por un puño”, explicó el doctor.
Entonces, al momento de que el doctor empieza a escuchar a sus
pacientes (en su mayoría jóvenes menores de 35 años) casi siempre se
repite la misma historia.
“Ellos explican que no hicieron nada, que iban agarrados de la mano
con su pareja y que el único motivo por el que los golpearon fue por
demostraciones de afecto. Y refieren, sobre todo, que los agreden grupos
de personas que estaba bajo la influencia del alcohol o algún
narcótico. Es como esa premisa que dice que entre más son, más locos se
vuelven”, afirmó.
En general, los residentes, en este tipo de pacientes, atienden
heridas que sanan antes de 15 días, “y que con una sutura quedan y no
van a dejar cicatriz”, dijo Ortiz. Aunque hay excepciones tan graves,
como el joven que perdió la nariz por una mordida de su agresor.
Al final de las notas médicas, el doctor Eduardo Ortiz siempre
escribe un reporte final que dice: “acudir al MP para continuar con el
caso médico legal”. Pero la mayoría, al salir del consultorio, lee las
medicinas, se aprende las dosis y tira la receta a la basura.
“A pesar de que nosotros hacemos todo el papeleo para dar aviso a la
autoridad, porque la ley persigue estas cosas de oficio, se queda en el
olvido y ahí se acaba el problema, porque nadie llega a ratificar”,
lamentó Ortiz.
Y una vez que la receta se perdió en un cesto de basura, también se
perdió la oportunidad de castigar a un culpable y castigar un grave acto
de discriminación.
“Por eso es importante que todas las personas que sufren una
agresión, la denuncien. La denuncia es un mecanismo para que los delitos
se resuelvan y para que puedan ayudarnos a proporcionar cifras y datos
reales de cómo se está comportando la discriminación. En la medida en
que la violencia homofóbica continúe invisible, seguirá pasando”,
concluyó Hilda Téllez, de Conapred.
Una vía para denunciar
A través del MP virtual se puede iniciar el proceso para informar a las autoridades sobre los hechos de violencia.
El Ministerio Público recibe la declaración escrita o verbal por
cualquier delito, o vía portal electrónico de la Procuraduría General de
Justicia del Distrito Federal únicamente por los delitos que se
persiguen por querella y no sean considerados como graves.
La querella procede cuando la autoridad investiga los delitos a petición de la parte afectada.
En este caso proceden delitos como lesiones, robo, daño a la
propiedad, peligro de contagio, abuso sexual cometido sin violencia,
acoso sexual, discriminación y amenazas, entre otros.
Para iniciar el procedimiento legal por vía electrónica, se debe
llenar el formulario y seguir el procedimiento que se encuentra en la
página:
Mínimo apoyo
En los estados de Coahuila, Oaxaca, Quintana Roo y en el Distrito
Federal es posible llevar a cabo una unión legal entre personas del
mismo sexo.
Actualmente, en Colima la aprobación para llevar a cabo
dichos actos está en su etapa final, por lo que se convertiría en la
quinta entidad que avala los matrimonios entre homosexuales.
Pese a
ello, organizaciones civiles han detectado que la población aún mantiene
cierto recelo al respecto.
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