“Fue una ejecución”, se escucha fuerte en los
círculos policíacos sobre los hechos ocurridos la madrugada del 18 de marzo, en
Mazatlán, pero no dicen más.
Desde que los
mazatlecos se desayunaron con la noticia de los dos militares muertos
presuntamente en un supuesto enfrentamiento con policías municipales, la
pregunta que los ciudadanos se hacen en
las calles, los camiones urbanos y en las tortillerías es: ¿ejecución o
enfrentamiento?
Una de las versiones
manejadas oficialmente por los altos mandos de la Secretaría de Seguridad
Pública y Tránsito Municipal (SSPyTM) es que los agentes municipales atendieron
a un reporte en el sentido de que una mujer había sido privada de su libertad,
por dos hombres que viajaban en una camioneta color arena.
Pero en algunos
corrillos de la Policía Municipal hay
quienes sostienen que la mujer “levantada” presuntamente por los militares era
trasladada hacia las instalaciones de la zona militar, porque aparentemente
había sido sorprendida “tirando” o comprando droga en una de las “tienditas”
ubicadas en una colonia del puerto.
¿Porqué tantos
disparos? ¿Porqué más de cien casquillos percutidos? ¿Porqué no detenerlos si
había control de la situación? ¿Cuál era realmente el trabajo de los dos
militares?
Lo anterior, aunado
al típico hermetismo que en estos casos guardan las autoridades investigadoras
ha ganado partidarios en la propia
corporación policiaca de que fue una ejecución con apariencia de
enfrentamiento.
Ejecución o
enfrentamiento, la tensa calma que vive Mazatlán desde la madrugada del pasado
lunes 18 de marzo, tiene qué ver con el temor de que la justicia tarde en
llegar y la suplante la venganza, porque mientras los altos mandos militares
afirman que el cabo Ninive Fermín Ramírez y el teniente Mario Aquino Ramírez,
estaban francos y desarmados, pero la DSPyTM sostiene una versión que involucra a una mujer “levantada” en condiciones
y por razones que todavía no están claras.
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