domingo, 10 de marzo de 2013

LO BUENO: AVANZA PEÑA NIETO; LO MALO: SIGUE LA VIOLENCIA



Reforma
México, DF.- Poner a México en paz fue el compromiso con el cual el presidente Enrique Peña Nieto buscó diferenciarse de Felipe Calderón. Fue el primero de los cinco puntos estratégicos presentados el 1 de diciembre; sin embargo, en el arranque de su gobierno, los grupos delictivos han continuado con su actividad.

Tres escoltas del procurador de justicia de Morelos asesinados, una alcaldesa amenazada en Durango, ejecuciones en grupo –como la de los 12 integrantes de Kombo Kolombia, en Nuevo León, y seis personas más–, el ataque con granadas al Palacio de Gobierno de Tamaulipas y los amagos contra el diario “El Siglo de Torreón” son algunas acciones de la delincuencia en los primeros 100 días.

En paralelo, se multiplicaron los grupos de autodefensa en ocho entidades, como una respuesta de la sociedad civil a la incapacidad de las autoridades para controlar a los delincuentes.

Las ejecuciones se multiplicaron en entidades como Chihuahua, Coahuila, Colima, Durango, Guerrero, Jalisco, Michoacán, Morelos, Nayarit, Quintana Roo, Sinaloa, Sonora, Tamaulipas, Veracruz y Zacatecas, pero también en los municipios del Estado de México conurbados al Distrito Federal.

Cadáveres desmembrados, colgados, entambados o decapitados han aparecido en Coahuila, Estado de México, Guerrero y Morelos.

El 8 de febrero, Segob entregó el primer reporte sobre la violencia: en diciembre se registraron mil 139 crímenes vinculados a la delincuencia organizada y en enero mil 104, cifras similares al promedio mensual en el último año de Felipe Calderón.

Aunado a esto, en las últimas semanas han arreciado los ataques a medios de comunicación locales: entre el 25 y el 27 de febrero fueron atacadas las instalaciones del diario “El Siglo de Torreón”, en medio de un recrudecimiento de la violencia en la Comarca Lagunera. El 3 de marzo fue asesinado de 18 balazos el director del diario digital Ojinaga Noticias, en Chihuahua. Y el 6 de marzo fueron baleadas las instalaciones del “Diario de Juárez” y del Canal 44 de la misma ciudad fronteriza, sin que se reportaran lesionados.

Frente a esta realidad, el discurso oficial del nuevo gobierno ha variado, desde apenas mencionar el problema hasta el reconocimiento de que no será en el corto plazo cuando la nueva estrategia de combate al crimen dé resultados.

Durante un desayuno con el Ejército, la Fuerza Aérea y la Armada, el 4 de diciembre, Peña Nieto reconoció que las Fuerzas Armadas seguirán en labores de seguridad hasta implementar la estrategia en la materia.

El 17 de diciembre encabezó la sesión del Consejo Nacional de Seguridad, donde propuso dividir al país en cinco regiones operativas, ordenó crear la Gendarmería Nacional y presentó seis líneas de acción en la estrategia de seguridad.

El 12 de febrero, en Aguascalientes, Peña lanzó el Programa Nacional de Prevención del Delito y anunció que la lucha contra el crimen adquiriría un nuevo enfoque.

Roberto Campa, subsecretario de Prevención y Participación Ciudadana de la Secretaría de Gobernación, reconoció que no se logrará la meta de reducir en 50% la violencia en el primer año de gobierno.

‘Vamos bien’

Recién avalado por el Senado como comisionado nacional de seguridad, Manuel Mondragón y Kalb asegura que la incidencia delictiva durante la presente administración va a la baja.

Aunque no revela cifras, el funcionario afirma que entre diciembre y febrero se cometieron menos homicidios y secuestros que en el mismo periodo comprendido entre 2011 y 2012.

“No me gusta hablar de números”, advierte, “pero vamos a la baja contra el mismo periodo de tiempo del año pasado y vamos al alza en decomisos”.

Mondragón explica que su objetivo es obtener resultados cuantitativos y mejores indicadores, pero también mejorar la percepción ciudadana sobre la seguridad.

Anotaciones a favor

Un pacto inédito con la oposición para sacar adelante una agenda de reformas, el anuncio de una nueva estrategia de seguridad que hasta el momento no ha logrado reducir la violencia, la reforma educativa, la aprehensión de Elba Esther Gordillo y la muerte de 37 personas en una explosión en la Torre de Pemex marcan los primeros 100 días del gobierno de Enrique Peña Nieto.

Bajo el lema “mover a México”, el priista inició su administración anunciando una agenda de 13 acciones específicas, de las cuales 9 han comenzado a materializarse.

Destacan, entre lo que ya se ha puesto en marcha, la reforma educativa, la Cruzada Nacional Contra el Hambre, el Programa Nacional de Prevención del Delito que busca cambiar el enfoque de guerra frontal al crimen organizado, la publicación de la Ley de Víctimas y un programa de austeridad en el gobierno federal.

Tiene pendientes tres iniciativas que aún no envía al Congreso: reforma en telecomunicaciones, Código Penal Único y Ley de Responsabilidad Hacendaria. Tampoco ha puesto en marcha el anunciado programa de infraestructura carretera.

En política, Peña Nieto se ha anotado varios tantos a favor: la firma del Pacto por México, que comprometió al PAN y el PRD con una agenda de 95 puntos; la aprobación de la reforma educativa en menos de dos meses y, al interior del PRI, la eliminación de los candados en materia fiscal y energética durante la pasada Asamblea Nacional partidista.

En contraparte, la nueva administración no sólo tuvo que encarar la explosión en las instalaciones de Pemex, sino la aparición de grupos de autodefensa en varias entidades más, la reactivación del EZLN a finales del año y los actos vandálicos que se generaron el día de la toma de posesión en el primer cuadro de la capital.

Con un cambio de discurso, Peña Nieto ha conseguido que la violencia y el combate al crimen organizado no sean los temas prioritarios de la agenda nacional.

Sin embargo, su nueva estrategia no ha conseguido reducir la violencia y, según cifras de la Secretaría de Gobernación, se siguen registrando más de mil ejecuciones cada mes.

En materia social, la Cruzada Nacional Contra el Hambre fue recibida con escepticismo por especialistas y opositores, quienes señalan que es un programa con tintes electorales.

Peña Nieto ha revivido viejos protocolos del presidencialismo, como el saludo de la escolta militar en el hangar presidencial cada vez que regresa de una gira nacional o internacional.

Despacha más en Palacio Nacional que en Los Pinos. Pronuncia discursos cortos y evita dar más de dos mensajes en un solo día. El Presidente se ha parado dos veces en el Senado y ha visitado la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Se reúne con gobernadores y líderes de la oposición. Ha acudido a los eventos protocolarios de las Fuerzas Armadas, pero ha evitado usar ropa militar como lo hacía su antecesor.

(ZOCALO/ Reforma/10/03/2013 - 04:03 AM)

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