martes, 19 de febrero de 2013

PEÑA NO LOGRA DESVINCULARSE DE ESTRATEGIA ANTICRIMEN DE CALDERÓN: NYT



Diario de Juárez
Distrito Federal— El nuevo presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, prometió en campaña reducir la violencia desatada por el narcotráfico y el crimen organizado, y lograr que al hablar de su país se dejaran de mencionar cárteles y homicidios.

Pero incluso mientras presentaba la semana pasada un programa de prevención de delitos y lo declaraba la nueva prioridad gubernamental, una ola de estragos que llamó fuertemente la atención amenazaba con socavar su mensaje e incrementar la presión para confrontar en forma más enérgica la falta de estado de derecho que dificultó el trabajo de su predecesor.

Una vez más el estado de Guerrero, desde hace largo tiempo propenso a periódicos brotes de violencia, ha resultado un reto. Pandillas han violado a varias mujeres dentro y en los alrededores del apagado centro vacacional de Acapulco, como en el ataque que este mes sufrió un grupo de españolas y que recibió atención mundial, y durante una emboscada nueve policías estatales murieron en una montañosa tierra de nadie.

A raíz de la frustración de que el Estado no las estaba protegiendo, poblaciones rurales guerrerenses han tomado las armas para protegerse por sí mismas.

En otras partes, cerca del Consulado de Estados Unidos en la ciudad fronteriza de Nuevo Laredo este mes explotaron granadas durante un enfrentamiento entre pandillas, mientras que el mes pasado 17 integrantes de Kombo Kolombia, una banda grupera del norte mexicano, fueron plagiados y asesinados.

El derramamiento de sangre continuó a pesar de ciertos indicios de que el año pasado la violencia se estabilizó, de acuerdo al reporte que el 5 de febrero emitió el Instituto Trasfronterizo de la Universidad de San Diego, el cual analizó diversas estadísticas gubernamentales sobre homicidios.

Este mes el gobierno de Peña Nieto dio a conocer asimismo estadísticas que señaló mostraban que entre diciembre y enero habían disminuido el número de asesinatos relacionados con el crimen organizado, pero desde hace largo tiempo analistas han cuestionado cómo se recopilaron dichas cifras, dada la crónica falta de investigaciones penales.

Sin embargo, el apetito de los grupos delictivos por la violencia impactante parece no ceder y presenta un desafío para el Presidente. ¿Puede lograr evitar adoptar el enfoque de puño de hierro de su predecesor y modificar de manera efectiva el centro del debate nacional a otros temas, como la economía?

“Están tratando de que el Presidente no utilice el tema delictivo como su prioridad política”, dijo Ana María Salazar, analista de seguridad que trabajó en el gobierno estadunidense y que ahora conduce un programa radiofónico en la capital mexicana. “Pero al mismo tiempo, no parece que de lo que estén hablando esté confrontando o teniendo impacto en la violencia actual y en las organizaciones criminales”.

Salazar añadió, “no han descrito lo que van a hacer a corto plazo para retomar el territorio mexicano que se encuentra en control de las organizaciones criminales”.

Funcionarios gubernamentales han pedido paciencia, diciendo que los problemas delictivos de México no pueden resolverse de la noche a la mañana.

Han dejado claro que desean distanciarse del enfoque del ex presidente Felipe Calderón, quien enlistó fuertemente a las fuerzas militares y a la policía federal contra los grupos delictivos, pero el nuevo gobierno ha tomado una vía similar en incidentes recientes, como cuando envió policías federales a Acapulco a raíz de los ataques registrados en el puerto. Funcionarios gubernamentales han prometido una coordinación más estrecha entre la policía federal y las autoridades estatales. 

Sobre el programa de prevención del delito presentado la semana pasada, que incluye la creación de una comisión interinstitucional con una inversión de 9 mil millones de dólares, los próximos años, en 250 ciudades y pueblos más violentos, indica que es similar al que Calderón puso en marcha en Ciudad Juárez.

Además, destaca las críticas al programa por no atacar la corrupción. “No veo nada en sus casi tres primeros meses que muestren que se está atacando a la impunidad”, dijo Edgardo Buscaglia, experto en delincuencia organizada de la Universidad de Columbia.
Mientras tanto, las autoridades estadunidenses le dan tiempo al nuevo presidente para que integre su equipo antes de evaluar cómo trabajarán juntos e invertirán los mil 900 millones de dólares de la Iniciativa Mérida.

(DIARIO DE JUAREZ/ The New York Times /  2013-02-19 | 14:58)

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