lunes, 16 de noviembre de 2015

MANDO ÚNICO Y “LA MALA IDEA”


El 9 de noviembre de 2015, la administración del Presidente Enrique Peña Nieto respondió a los legisladores federales panistas y sus líderes, cuando el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, firmó con el gobernador Silvano Aureoles la puesta en marcha del Mando Único en el conflictivo Estado de Michoacán

De los 113 municipios michoacanos, aproximadamente 20 continuaron sin adherirse al convenio, y para los opositores, Osorio advirtió que no recibirán apoyo de las fuerzas federales si no se profesionalizan, lo que sea que esto signifique.

Esto sucedió seis días después de que el dirigente nacional panista Ricardo Anaya, el senador Roberto Gil Zuarth y el diputado federal Jorge Ramos, rechazaran en representación de los panistas del país, la implementación del Mando Único, al que calificaron como una “mala idea”, mientras anunciaban que presentarán una reforma constitucional que propone una reingeniería a todo el sistema nacional de seguridad pública.

En este punto vale recordar que la mencionada “mala idea”,  originalmente fue hecha  pública por el ex Presidente de la República de extracción panista Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012), y lo dejó por escrito el 7 de octubre de 2010  cuando remitió al Congreso la iniciativa para crear el Mando Único -aprobada por los diputados y congelada por los senadores-, aunque era una inquietud que manifestó desde 2008.

Luego de cinco años, después que el Presidente priista Enrique Peña reciclara la idea -la incluyó en sus propuestas de reforma seguridad y justicia remitidas al Congreso en noviembre de 2014-, es rechazada por los panistas.

Lo  que desacredita bastante esta postura de los albiazules fue que los encargados de echar tierra sobre el modelo de Policía Unificada fueran precisamente Gil Zuarth, ex secretario particular de Calderón, y Jorge Ramos Hernández, ex alcalde de Tijuana (2007-2010), quien en aquel momento apoyó la propuesta calderonista, al punto de participar activamente en la implementación del primer Mando Único, el cual funcionó en todo Baja California, aunque tuvo sus  únicos resultados en Tijuana. No era oficial porque no estaba en Ley, pero se unieron voluntades.

De hecho fue a la llegada del ex gobernador panista José Guadalupe Osuna Millán en 2007, que entregó una carta formal al entonces Comandante de la II Zona Militar, General Sergio Aponte Polito, para que lo apoyara en el combate al crimen y se convirtiera en el Mando que coordinó a todas las corporaciones del Estado, cargo que más adelante ejercería a cabalidad el General Alfonso Duarte Mújica, quien encabezó el Grupo Coordinación de 2008 hasta su salida en 2012, cuando llegó a la administración peñista y sacó al Ejército de la jugada.

Durante esos cinco años con pros y contras -y denuncias de violaciones a derechos humanos-, la voluntad y coordinación del secretario de Seguridad estatal, Daniel de la Rosa; los de Tijuana, Julián Leyzaola y Alberto Capella; el procurador Rommel Moreño y los Generales, marcó una diferencia en el combate al crimen organizado. Y se convirtió en uno de los ejemplos más socorridos en los discursos de Calderón, pero el diputado Ramos y el senador Zuarth parecen haberlo olvidado.

Ahora acusan que es un “modelo insuficiente”, cuando en términos reales ni siquiera se ha aplicado y lo más peligroso, regulado en términos reales, pese a su funcionamiento en algunos municipios y Estados del país.

Vale el análisis, es cuestión de esperar para ver el contenido completo de la propuesta, pero ciertamente, el argumento de que los alcaldes perderán poder en sus municipios, tiene sentido pero es insuficiente

Por su cercanía con la ciudadanía y los criminales -los bajos sueldos, la falta de capacitación, la no depuración- está corroborado que las Policías municipales de México están corrompidas.

De acuerdo con el estudio 2015 presentado por el Instituto Mexicano para la Competitividad, A.C. (IMCO) y el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), el 90 por ciento de los ciudadanos tacha de corruptas  a la corporaciones policiacas. Y por si al Lector le interesa, el 91% se manifestó molesto por la corrupción de los partidos, y el 83% por la descomposición del Poder Legislativo.
Ahora recuerde la participación de las Policías municipales en la desaparición de los estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, y el reporte del Sistema Nacional de Seguridad Pública: el 47% de los agentes de 149 municipios que hicieron pruebas de destreza policíaca  y conocimiento durante 2014, reprobaron.

En un México donde el crimen organizado y el narcotráfico, controla y participa en todas las actividades delictivas, amenaza, compra y asesina políticos, donde los tres órdenes de gobierno se lanzan unos a otros la bolita, urge identificar un responsable que tenga la obligación de responder y corregir las fallas, de optimizar los recursos, de atender la depuración y capacitación de los oficiales y dignificar su labor.   

El problema es demasiado grave para cambiar de opinión respecto a una propuesta, dependiendo del partido del promovente.

En la dinámica de la política mexicana, además de robar del presupuesto el dinero destinado a los pobres y los grupos vulnerables,  uno de los actos más mezquinos es politizar la seguridad. Hay demasiadas víctimas de por medio, homicidios, secuestros, extorsiones, robos, para que los gestores del poder jueguen en dos bandos. No se vale que intenten vender políticamente opiniones, sólo por conveniencias partidistas.



(SEMANARIO ZETA/ GENERALEZ/ ROSARIO MOSSO CASTRO / FOTOS. ARCHIVO/   16 DE NOVIEMBRE DEL 2015 A LAS 12:00:54)

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