A casi 11 años del
linchamiento de tres policías federales en San Juan Ixtayopan, que pertenece a
la Delegación Tláhuac en la Ciudad de México, el pueblo está en calma.
Habitantes aseguran que aquel hecho no fue como se vio en las noticias y se
difundió en la televisión, y que incluso los responsables de aquel incidente
siguen libres.
Ciudad de México, 16 de
noviembre (SinEmbargo).– Casi 11 años han pasado desde que dos hombres fueran
quemados vivos y uno más herido gravemente durante un linchamiento en San Juan
Ixtayopan, delegación Tláhuac en la Ciudad de México. Antes de aquel suceso,
las menciones de aquel pueblo en la prensa nacional se reducían, sobre todo, a
los alcances de programas gubernamentales. Ahí llegaba la leche Liconsa, las
jornadas para la regulaciónde tenencia de la tierra y apoyos a los agricultores
de maíz y alegría.
Esos eran los acontecimientos
comunes. A los ojos de los propios pobladores, Ixtayopan, era un punto en la
Tierra que pasaba desapercibido por su tranquilidad. Aquella burbuja se rompió
la tarde del 23 de noviembre de 2004, cuando 300 habitantes agredieron a tres
agentes de la extinta Policía Federal Preventiva (PFP), los cuales estaban en
funciones investigado actividades de narcomenudeo.
Pero el alboroto no vino del
pueblo, dicen. La tragedia, aseguran, ni siquiera fue como lo escucharon en las
noticias.
–La autora intelectual fue
una señora que vive arriba de [la colonia] Peña Alta. Tiene una casa de
materiales… Tenía, porque ya se fueron. Ella y toda su familia huyeron –dice
Ernesto, quien decidió ponerse un nombre falso para la entrevista.
–¿Ella provocó el
linchamiento?
–Sí. La señora y sus hijos
vendían droga. Ellos sabían que los federales los estaban siguiendo. Cuando los
vieron afuera de la escuela empezaron a decir que eran secuestradores y
empezaron a calentarle la cabeza a las demás personas que venían por sus hijos
a la primaria. Nada más lo hicieron para que se quitaran de encima a la
policía. De ellos a nadie agarraron, pero aquí sabemos que ellos fueron los
responsables.
–¿Cómo se llama esa señora?
–No te puedo decir. No
recuerdo…
–¿Y cuándo se fueron?
–Luego luego. Nada más quedó
su casa, que está sola. A quienes detuvieron fueron a inocentes. Yo me enteré
que nada más llegaban a la casa y se los levaban. Un amigo que se llama
Alfredo, ese día ni siquiera estaba porque él estudiaba. Y así, sin dar
explicaciones, se lo llevaron.
Expertos aseguran que los linchamientos
evidencian un vacío en el Estado de Derecho. Foto: Cuartoscuro.
Los linchamientos, asegura el
doctor Oscar Galicia, jefe del laboratorio de Neurociencias de la Universidad
Iberoamericana, evidencian un vacío del Estado. Ante esa situación, explica el
académico, las personas tratan de defenderse de muchas maneras, entre ellas la
organización social, incluyendo este tipo de hechos, a pesar de los problemas
que conlleva.
“Esta conducta es explicable
más no justificable. Al tratar de analizar se deben tomar en cuenta las
condiciones de inseguridad en las que viven esas personas, de qué país se
habla, en qué vacío de autoridad estamos cayendo para que los ciudadanos hacen
uso de su propia fuerza para ‘defenderse’”, dice Galicia, quien agrega que en
Nueva York o en otras ciudades de países desarrollados hay inseguridad pero las
personas no linchan porque confían en sus autoridades.
El psicólogo expone que una
persona no se comporta de la misma forma cuando está sola que cuando está en
multitud, pues, por ejemplo, en un linchamiento se “comparte la culpa, se
diluye la responsabilidad de los actos y desaparece el miedo”.
Los linchamientos en México
han tomado cada vez más fuerza, tan sólo este 2015 se han registrado al menos
63 casos. La inseguridad, el deterioro social y un vacío de Estado de Derecho,
son algunas de las hipótesis que especialistas han señalado para explicar este
fenómeno.
El anonimato de los participantes,
la espontaneidad, un sector social desfavorecido y el carácter altamente
violento y pasional que genera en los participantes un sentimiento compartido
del “deber cumplido” al hacerse justicia por propia mano, son algunas de las
características de los linchamientos.
De acuerdo con el estudio
“Linchamientos en México: recuento de un periodo largo (1988-2014)” de la
Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), en los últimos 26 años se han
registrado al menos 366 casos relacionados con el linchamiento en diferentes
entidades de la República Mexicana, fenómeno que se registra principalmente en
la zona centro-sur del país.
En lo que va del año suman 63
casos en diferentes estados de la República. Puebla, Estado de México y el
Distrito Federal van a la cabeza de las entidades donde se registra el mayor
número de linchamientos, de acuerdo con el registro de la UAM.
El profesor Raúl Rodríguez
Guillén, del Departamento de Sociología de la UAM Azcapotzalco y autor del
estudio, destaca que en las últimas tres décadas México ha vivido un proceso de
desgaste institucional que se expresa en la violencia política y social
creciente que vemos cada día.
“Los linchamientos tienen una
raíz común: la inseguridad y la ausencia de la autoridad. La imagen negativa
que se tiene desde la sociedad de los integrantes de las fuerzas policiacas y
militares, así como de las autoridades políticas, de los jueces y ministerios
públicos, lo que propicia que las personas tomen justicia por su propia mano”,
explicó a este medio digital el académico de la UAM.
Desde la sociedad han surgido
expresiones que responden a ello, como las guardias comunitarias, el
vigilantismo y los linchamientos, fenómenos que nos hablan de una crisis de
autoridad y que, en el contexto nacional, forman parte de una crisis del Estado.
Uno de los aspectos
preocupantes que han estudiando los sociólogos es la introducción del video
como percepción pública del linchamiento. Hasta el momento, el único
linchamiento transmitido en vivo en televisión nacional fue el ocurrido el 23
de noviembre de 2004 en la comunidad de San Juan Ixtayopan en la Delegación
Tláhuac del Distrito Federal.
El único linchamiento
transmitido en vivo fue el de Tláhuac, en esa ocasión uno podía ver a los
camarógrafos filmando el hecho, sin ningún código de ética para divulgar estas
imágenes”, comentó el investigador Raúl Rodríguez .
Los habitantes lincharon a
agentes de la Policía Federal Preventiva: Víctor Mireles Barrera, Cristóbal
Bonilla y Édgar Moreno Nolasco, cuando arribaron a la comunidad a realizar
labores de investigación en contra de narcomenudeo.
Los pobladores aseguraron
haber sorprendido a los agentes tomando fotografías a menores de edad por lo
que fueron acusados de ser secuestradores. Al menos 300 personas participaron
en el linchamiento golpeando a los uniformados y atándolos a los postes de luz
para quemarlos vivos.
En esa ocasión, la Comisión
de Derechos Humanos se pronunció al respecto y declaró que lo sucedido mostraba
“las repercusiones que puede tener la impunidad por parte de las autoridades
que no han procurado justicia”.
En México existen pocos casos
donde se lleva a la justicia a los participantes en un linchamiento, pese a
estar prohibidos en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en
su artículo 17: “Ninguna persona podrá hacerse justicia por sí misma, ni
ejercer violencia para reclamar su derecho”.
Puebla, Estado de México y el
Distrito Federal van a la cabeza de las entidades donde se registra el mayor
número de linchamientos, de acuerdo con el registro de la UAM.
La Ciudad de México, dice el
documento, registra un indice alto de linchamientos, que va de los 41 a 55
casos. Reportes periodísticos cifran que este 2015 en el Distrito Federal se
han suscitado al menos tres casos.
Reportes de prensa exponen
que, además de Tláhuac, Iztapalapa, Milpa Alta, Azcapotzálco, Gustavo A.
Madero, son las delegaciones donde más se registran los linchamientos.
En 2004, habitantes de San Juan
Ixtayopan lincharon a los agentes de la Policía Federal Preventiva Víctor
Mireles Barrera, Cristóbal Bonilla y Édgar Moreno Nolasco, cuando arribaron a
la comunidad a realizar labores de investigación en contra de narcomenudeo.
Foto: Francisco Cañedo, SinEmbargo.
En 2004, el Distrito Federal
era una de las zonas más seguras, según contó el entonces Jefe de Gobierno,
Andrés Manuel López Obrador. En un informe sobre los avances en seguridad
pública y procuración de justicia el Gobierno de la Ciudad de México informó
que hubo una reducción del 20 por ciento en el índice delincuencial y que se
mantenía el promedio de homicidios más bajo desde 1993, ocupando el lugar
número 18 del país.
En aquel entonces, se
difundió información supuestamente avalada por el Gobierno del Distrito Federal
(GDF) en el que se habló de un grupo guerrillero en Tláhuac. Sin embargo, López
Obrador desmintió la información y acusó al entonces Presidente Vicentes Fox
Quesada de filtrar esos datos por medio del Centro de Información y Seguridad
Nacional (Cisen).
En caso le costó el puesto al
entonces Secretario de Seguridad Pública de la capital, Marcelo Ebrard
Casaubón.
Algunos funcionarios del GDF
aseguraron que los policías federales se encontraban en la zona en busca de
militantes del Ejército Popular Revolucionario (EPR). Y que “no fue un
linchamiento, sino un acto plenamente dirigido, conducido e intencionado”
contra la administración de Andrés Manuel López Obrador.
El pueblo siempre fue seguro, pero ese
día las personas perdieron la cabeza, dicen sus habitantes. Foto: Francisco
Cañedo, SinEmbargo
Pobladores entrevistados por
SinEmbargo contaron que los lugareños nunca antes habían matado así. “Este
pueblo era hasta aburrido. Ni policías había y no hacía falta, siempre ha sido
seguro”. “Aquel día las cosas se salieron de control. Las personas perdieron la
cabeza”, comentó un entrevistado.
Las calles de San Juan
Ixtayopan son en general limpias. La gente de ahí barre inclusive por la tarde,
y se asoman curiosas al ver un equipo de reporteros caminando sobre las
pendientes. Las mismas por donde fueron arrastrados los policías linchados
aquel noviembre de 2004, hasta el parque de la iglesia.
Ixtayopan, de donde se alcanzan
a ver los cultivos de otras comunidades de Tláhuac, es un pueblo sin mucho
ruido. Tanto que a lo lejos se escuchan las camionetas de transporte público de
la Ruta 30 que va Tulyehualco y pasan por la calle Jaime Torres Bodet, a unos
pasos de la primaria “Popol Vuh”.
“Justo ahí estaban los tres
policías en su carro. No se veía que estuvieran tomando fotos o algo malo. Y en
esta lado, en la calle de la primaria ‘Popol Vuh’ estaban los que vendían
droga”, comentó Ernesto, apuntando son su índice los lugares de los hechos.
“Aquí en este poste los
amarraron”, detalla el hombres, quien agrega: “Por eso aquí pusieron las dos
cruces de los que murieron”.
Ya en la iglesia, el ambiente
es desolador y, jugando en contra del silencio, el reloj anuncia el cambio de
hora. Hay pocas personas. Una pareja se marcha, luego de pasar varios minutos
besándose en aquel lugar donde fueron golpeados los tres hombres.
–¿Por qué los trajeron a la
iglesia? –se le pregunta a Ernesto.
–No sé. No imagino qué
intentaban. De hecho no les abrieron la puerta. El linchamiento terminó aquí en
el parque –responde.
–Expertos aseguran que estos
hechos suceden porque existe un ambiente de inseguridad, sumado a otros
factores. ¿Pasaba algo parecido aquí en el pueblo?
–No, siempre fue seguro.
Había algunos narcomenudistas pero no se sabía de más.
–¿Secuestradores o
narcotraficantes?
–Nada.
–¿Había policía?
–Casi no. Sí, se veía una que
otra patrulla pero no mucho.
–¿Actualmente San Juan Ixtayopan
es inseguro?
–Pues no. De hecho en las
avenidas principales luego se ven varias patrullas. Yo dejo el carro afuera y
no pasa nada. Lo único malo que ha pasado fue el linchamiento pero ni antes, ni
después se vio algo así.
Al explorar la caseta de vigilancia,
SinEmbargo pudo destacar que se encontraba abandonada. Y unos metros más
adelante, en la Comandancia de San Juan Ixtayopan tampoco hay policías ni
patrullas, pues el lugar se utiliza como salón de fiestas.
(SIN EMBARGO.MX/ Sergio Rincón/ noviembre 16, 2015 - 00:00h)
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