En los setenta, los intentos
del Estado para reprimir los movimientos sociales o intelectuales en México se
aglutinaron bajo los crímenes de la Guerra Sucia: desde el poderío priista se
espió para disolver a cualquier oposición.
Estudiantes, activistas y
periodistas fueron estigmatizados y perseguidos. Los reportes sobreviven por
expedientes que por muchos años se mantuvieron secretos, entre ellos, el de
Jesús Blancornelas, co-fundador de ZETA.
Durante años, el área de
inteligencia y espionaje del Gobierno Federal mantuvo bajo secrecía los
reportes que se hacían de la vida pública y privada del periodista.
La Dirección Federal de
Seguridad -departamento que se convertiría en el CISEN– ubicó al ex director de
ZETA, como una amenaza en los años setenta.
Los informantes en ocasiones
rayaban en un surrealismo paranoico: incluso lo reportaron como miembro de
grupos comunistas y guerrilleros que planeaban desde Baja California derrocar
al gobierno mediante una “ola de terrorismo y secuestros”.
Años después, los informantes
encubiertos del Gobierno Federal considerarían a Blancornelas “como uno de los
pocos periodistas talentosos y viril, así como muy honesto en su profesión”.
Éste es don Jesús
Blancornelas visto por los ojos del espionaje del gobierno priista, por medio
de la Secretaría de Gobernación.
EL EXPEDIENTE
El Palacio Negro de
Lecumberri, famosa cárcel en el Distrito Federal fundada en la dictadura de
Porfirio Díaz y que albergó condenas y escapes de grandes personajes de la
historia de México como Francisco Villa o del escritor José Revueltas, sirve
desde hace años como Archivo General de la Nación.
En un archivero, de los
cientos de pasillos que dan forma a la otrora y oscura penitenciaría, el nombre
de Jesús Blancornelas está sobre el racimo de hojas y fotocopias que dan cuenta
de sus pasos durante su juventud y sus cargos como periodista en Baja California.
Hasta ahí llegó la periodista tijuanense hoy radicada en el Distrito Federal,
Karen Cota. Solicitó copias del expediente, que, generosa, entregó a ZETA.
En esos documentos, los
informantes militares o policiacos de la época, describieron y reportaron a un
Blancornelas poco conocido.
Al menos 59 documentos
conforman la versión pública del expediente denominado “Blanco Ornelas Jesús
DFS”, escrito y recabado precisamente por el área de seguridad nacional y
servicios de inteligencia de la época.
LAS PRIMERAS INFORMACIONES
La Guerra Fría en México, es
decir, la puesta en marcha de la persecución militar y policiaca a grupos
políticos opositores al régimen del Partido Revolucionario Institucional (PRI),
se echó a andar posterior a la matanza estudiantil en Tlatelolco de 1968.
Por ello no es en vano que
los primeros documentos que alberga el expediente del fundador de ZETA se
ubiquen en 1969, cuando éste se desempeñaba como director de La Voz de la
Frontera.
Fechado el 8 de junio de ese
año, por primera vez el nombre de Jesús Blancornelas aparece en los reportes
enviados al entonces Presidente de la República, Gustavo Díaz Ordaz. En aquella ocasión, el
periódico publicó que probablemente “C. Pte. No podría leer su V informe de
gobierno (…) debido a una intervención quirúrgica (…) en el ojo derecho”.
Los agentes agregan en el
documento desclasificado: “Se confirmó en efecto por voz del director de dicho
periódico quien manifestó que su reportero en esta Ciudad, pasó la nota,
asegurando que el Lic. JOSE LUIS LÓPEZ PORTILLO, Sub-srio de la Presidencia, le
había declarado lo asentado un día anterior en el aeropuerto”.
Meses después, ya como
Presidente de la República, el propio López Portillo recibiría los reportes
sobre el periodista.
Obsesionados con cualquier
manifestación social, otro de los documentos describe una escena sin incidentes
con Blancornelas: con estos números de fecha, -8–IV–70, el texto cuenta que 500
estudiantes universitarios iniciaron una manifestación en Tijuana.
Los agitados estudiantes
fueron al edificio La Voz de la Frontera “haciendo alto para lanzar gritos de
protesta contra reporteros vendidos, pagados por el gobierno”.
Tal parece que el infiltrado
y quien redactó el reporte estuvo en todo momento entre los universitarios,
pues cuenta: “Blancornelas invitó a una comisión a pasar a su oficina” y ahí
uno de los líderes estudiantiles exigió “que en su diario no se falseara la
verdad cuando se refirieran a ellos, ya que algunos columnistas los calificaron
de agitadores”.
El documento concluye que
cuando “el director solicitó que le señalaran casos concretos, lo que lo
estudiantes no hicieron, terminando la entrevista con abrazos y apretones de
manos”.
El texto dedicado al
Presidente de la República lo firma “respetuosamente”, el director Federal de
Seguridad, en ese entonces, Fernando Gutiérrez Barrios, el mismo que en los
años cincuenta había capturado a Fidel
Castro y al “Che” Guevara en México, a quienes les arrancó tres días de
interrogatorios.
En la fecha del documento de
la fracasada manifestación estudiantil frente a Blancornelas, a Gutiérrez
Barrios le faltaban 18 años para convertirse en el secretario de Gobernación en
el sexenio de Carlos Salinas de Gortari.
BLANCORNELAS “BURGUÉS E IMPERIALISTA”
La Dirección Federal de Seguridad
registró otro incidente del señor Blancornelas y unos diputados del PRI. Luis
Echeverría ya tenía dos años en el poder. El 6 de julio de 1972, en Mexicali,
los redactores de la DFS reportaron que diputados locales encabezados por Jesús
López Gastélum, lanzaron “ataque contra del periódico La Voz de la Frontera,
cuyo director era Blancornelas”, pues los diputados se quejaron del periodista
por “afirmar falsedades contra algunos representantes del pueblo”, además de
prestarse “a los intereses de la burguesía pro-imperialista”.
Otro de los legisladores de
apellido Díaz propuso en esa sesión frente a todos los diputados una “Ley de
imprenta” para que “proteja a los ciudadanos humildes (…) para que un
funcionario público pueda cumplir responsablemente con su labor y no tenga que
cargar con el peso de los periodistas”.
Días después otro reporte
sobre el mismo tema: López Gastélum volvería a la carga y aprovecharía su fuero
para quejarse de Jesús Blancornelas y acusarlo de trabajar para los millonarios
“explotadores del pueblo” quienes además representaban, dijo, una “conjura
contra los avances revolucionarios del régimen”, describe el texto de Seguridad
Nacional.
Ambos reportes fueron
firmados por el capitán Luis de la Barrera Moreno, también ex titular de la Dirección
Federal de Seguridad, a quien años después se le levantaran cargos judiciales
-en el sexenio de Vicente Fox- por considerarse responsable de los crímenes de
la Guerra Sucia, tales como desapariciones forzadas y la matanza estudiantil
del 68. De la Barrera moriría en 2008, a los 84 años de edad, tras una larga
agonía producto de una embolia.
DE BURGUÉS A COMUNISTA Y GUERRILLERO
En el expediente de
Blancornelas, existe un reporte de extensas páginas y de reveladora
información. Se trata de un documento que en su cabeza dice “MEMORÁNDUM”,
fechado el 12 de marzo de 1974.
En el archivo se da un
detallado informe sobre “los agitadores comunistas”, así se describe a
estudiantes como Francisco Javier Antuna León y Dionisio González, de quienes
informan habían “escapado de la Policía en una invasión” a un ejido en Tijuana,
y que como protesta lanzaron una bomba Molotov a una caseta de Policía ubicada
en la colonia Libertad en Tijuana.
Han pasado casi dos de que
los priistas señalaran a Blancornelas de “imperialista” y ahora el servicio de
inteligencia –también bajo mando del PRI– lo involucra con movimientos
guerrilleros con fines marxistas.
En ese documento dirigido
-como todos- al Presidente de la República, el informante escribe que los
“comunistas” en Baja California “aseguran que desatarán una amplia ola de
terrorismo y secuestros para lograr la libertad” de uno de sus compañeros de
lucha, de apellido Rodríguez.
Según el agente federal, los
“estudiantes de la Preparatoria ‘Lázaro Cárdenas’ han preparado una agitación
similar a la del 68 (…) la acción
empezaría en Mexicali, para extenderla a Tijuana”. Luego agregaría: “Contando
para ello con 50 muchachos bien entrenados y dispuestos”, y en posesión de
armas de fuego, “las que tienen bien guardadas en algún sitio de Tijuana”.
La información que
aparentemente surge desde un infiltrado, avisa al gobierno que el movimiento
estudiantil tiene el apoyo del entonces jefe de la Policía Judicial en el
Estado, Salvador Hirales, tío de uno de los “guerrilleros”.
En las extensas páginas
-escritas en máquina de escribir-, se informa que Carlos Ramírez Ladewig, otro
organizador del movimiento, ha revelado en “reuniones secretas” estar
preparando “un golpe armado tipo guerrillero dirigido contra el licenciado
(Luis) Echeverría”.
Al final del informe se
adjunta una lista con los nombres, actividades, antecedentes y relaciones
incluso amorosas de los que señalan como “elementos comunistas” de Mexicali,
Baja California. Entre ellos, Jesús Blancornelas.
Entre los “comunistas” se
avisa de David Anguiano Heredia, un profesor de secundaria y catedrático de
quien –reportan- “había viajado en varias ocasiones a Rusia”. Otro, es Ramón
Alapizco Ayala, quien a decir de los reportes del gobierno, “participó en el
asalto de UNPASA de Tijuana (…) duró poco tiempo preso, fue el único
aprehendido, los demás se fueron con Lucio Cabañas”.
Algunos más: Alfredo García
Reyes, a quien apodan “El Polaco”,
“estuvo preso -reza el documento- en el Distrito Federal por haber intervenido
en lo de1968. Sigue trabajando activamente y formado células secretas. Todas su
familia es (palabra tachada)”.
De otros como de Sergio
Bugarán dirían que es un “agitador profesional”; a Carlos Ceballo, lo nombran
un “instructor de un fuerte grupo de estudiantes sobre la técnica de Guerra de
Guerrillas”.
Sobre “Blancornelas Jesús”,
el informe se limitará a decir que es “ex Director del periódico ‘La Voz de la
Frontera’ de Mexicali. Colaborador por debajo de cuerda con los (hay una
palabra tachada) y defensor de los guerrilleros Hirales. Actualmente es
Director del periódico El Imparcial de Hermosillo, Sonora”. Hasta ahí.
TRAS SUS PASOS
A principios de 1977 ya ha
fundado el diario ABC junto con otros colegas, entre ellos Héctor “El Gato”
Félix Miranda, asesinado años después al salir de su casa, crimen por el que
fueron condenados dos colaboradores del empresario y ex presidente municipal
del PRI en Tijuana, Jorge Hank Rhon, uno de ellos ya en libertad, su jefe de
escoltas y compadre, Antonio Vera Palestina.
Blancornelas era el director
del ABC en Tijuana después de haber sido despedido de varios periódicos como El
Mexicano, La Voz de la Frontera y El Imparcial en Hermosillo, a donde se mudó
en 1974 por el acecho político del entonces gobernador de Baja California,
Milton Castellanos.
Un reporte que forma parte
del expediente dirá en 1977: “Por causas políticas con relación a la dirección
del diario ‘La Voz de la Frontera’, la que cambió de propietario y problemas
con el gobernador del Estado, Lic. MILTON CASTELLANO EVERRARDO, el señor Blanco
Ornelas se fue a residir al Estado de Sonora”.
DATOS CONFIDENCIALES
Existen varios documentos (de
1977 a 1978 enviados al departamento de “Investigaciones Políticas y Sociales”
de la DFS) que recopilan información privada
y personal de Blancornelas. Desde su lugar de origen, nombre completos
de sus padres y esposa, edades, hijos, dirección particular, con quién vivía, escuelas
que pisó, números telefónicos, incluso, color de piel y religión (palabras que
son eliminadas del expediente) y hasta
se reportó su “forma de vestir”. “Se le considera intelectual”, agregará
otro de los archivos.
Pasaron solo tres años para
que Blancornelas dejara de ser un comunista al análisis de la Dirección Federal
de Seguridad.
En 1977 lo describen así: “No
se le conocen antecedentes penales. Su prestigio como periodista es bueno,
según lo manifiestan los miembros de ese gremio. Es respetado y es muy
trabajador… considerado como uno de los pocos periodistas talentosos y viril,
así como muy honesto en su profesión”. Dirán que su “forma de vivir es
modesta”.
Ya ni comunista ni
imperialista, detalla un nuevo texto del mismo año: “No pertenece a Asociación
Civil alguna ni a partidos políticos”.
LA PERSECUCIÓN Y SU EXILIO
El 2 de noviembre de 1979,
tras dos años 10 meses de haber echado a
andar el ABC, a don Jesús Blancornelas le estalló una huelga patrocinada
por el gobernador del Estado, Roberto de la Madrid, y en manos del sindicato
priista de la Confederación de Trabajadores de México (CTM).
Blancornelas, Francisco Ortiz
Franco, Miguel Cervantes y “El Gato” Félix no volverían jamás al periódico
arrebatado. Las críticas al gobierno de De La Madrid terminaron en la cacería y
el quebranto del periódico. Algunos de los detractores, el hoy columnista
Gilberto Lavenant y Francisco Ramírez, actual empleado de Hank.
Los huelguistas colocarían
pancartas a favor del mandatario priista: “AQUÍ
YACE EL ABC GRACIAS SEÑOR GOBERNADOR”.
En 2005, un año antes de su
muerte, Blancornelas rememoró en su columna Conversaciones Privadas: “Llegaron
en parvada. Unos con el tufo de borracho y otros palo en mano. Bajaron de tres
autobuses. Así asaltaron nuestro periódico ABC. Se metieron buscando a quien
atacar. Unos llevaban bolsas de supermercado con botellas de licor para
romperlas en la Redacción… Y ni modo de pedir auxilio. Policías municipales en
patrullas y a pie rodearon la cuadra para facilitar el asalto. Algunos de la
Judicial estaban listos para detenernos ‘por si nos acusaban’. Hasta llevaron a
la Cruz Roja. Esperaban heridos. Gracias a Dios todos salimos del edificio
antes de la embestida”.
La represión del gobierno y
la amenaza de encarcelamiento llevarán a Blancornelas a fundar y editar ZETA
desde Estados Unidos y en el exilio.
Don Jesús vivió durante casi dos años en pequeño
departamento en Chula Vista, California, desde donde dirigía el entonces
diario. El 11 de abril de 1980, ZETA circula en Baja California.
Los informantes del gobierno
retomaron una nota de 1979, donde se reportó que agentes de la Policía Judicial
del Estado de Baja California, se internan con frecuencia sin la autorización
correspondiente en territorio estadounidense”.
La información, según se
dice, nació a raíz de que “ciudadanos estadounidenses y mexicanos habían
informado que los agentes de la Policía Judicial del Estado realizaban
incursiones en territorio de Estados Unidos en el desempeño de labores de
vigilancia policiaca (…) al ciudadano mexicano Jesús Blancornelas por
instrucciones expresas del gobernador del Estado, Roberto de la Madrid”.
En el archivo desclasificado
se puede leer:
“El Agente Contreras poco
antes de cruzar la línea fronteriza llamó desde su vehículo a un policía
uniformado y le entregó su pistola pidiéndole que se la guardara pues no quería
entrar armado a Estados Unidos (…). Contreras siguió a Blancornelas hasta el
aeropuerto de San Diego vigilándolo de cerca”.
El 26 de septiembre de 1984,
otro reporte sería anexado al expediente. Se trata de una plática de
Blancornelas con integrantes del Grupo Político “Lázaro Cárdenas” en Tijuana,
ahí predijo el final de este Semanario: “Cuando tengamos un buen gobierno en
Baja California desaparecerá el periódico ZETA… Pero mientras haya fallas,
señalamientos que hacer, seguiremos…”.
(Este texto es en memoria del fundador
de ZETA, Jesús Blancornelas quien el sábado 14 de noviembre cumpliría 79 años)
EL ATENTADO CONTRA BLANCORNELAS, IMPUNE COMO EL PRIMER
DÍA
Noviembre es -en definitiva-
el mes de Jesús Blancornelas. Nació el 14 de ese mes de 1936, la huelga que le
arrebató su periódico ABC fue el 2 de noviembre del 79, y un 20 de noviembre
pero de 2006 falleció.
Otra fecha marcaría su vida y
la historia de ZETA: la mañana del jueves 27, también de noviembre pero 1997,
el periodista Jesús Blancornelas y su escolta Lauro Valero fueron emboscados,
atacados a balazos y dejados a morir.
El cofundador del Semanario
ZETA, recibió cuatro impactos de bala, dos de gravedad, uno que le perforó el
pulmón.
Nueve años después, un cáncer
acabaría con su vida.
Seis impactos de bala le
causaron la muerte casi instantánea a Lauro Valero, quien conducía la camioneta
Ford Explorer que trasladaba al director del periódico y la cual recibió 80
proyectiles. Blancornelas lo diría después: Valero le salvó la vida gracias a
su reacción y las maniobras al volante.
Instantes después del
atentado Blancornelas avisó por medio del radio a los reporteros y editores de
el periódico. A las 9:30 horas, personal de ZETA llegó hasta el cruce de las
calles Chula Vista y San Francisco, lugar del atentado. Socorristas de la Cruz
Roja y policías municipales ya se encontraban en la escena del crimen.
En una camilla, Blancornelas
era trasladado en ambulancia al Hospital del Prado, donde médicos lo
intervinieron quirúrgicamente para salvarle la vida.
Sobre una banqueta, con la
cabeza caída y sentado sobre sus piernas, quedó el cuerpo de David Barrón
Corona “El CH”, pandillero de Barrio Logan y asesino a sueldo del Cártel
Arellano Félix.
El dedo todavía en el gatillo
de una escopeta recortada. Una bala, disparada desde el arma de uno de sus
matones, le había atravesado el ojo y con ello, terminado con su vida. Fajada a
la espalda, seguía una pistola calibre .45 con la que pretendía dar el tiro de
gracia al periodista.
Con la muerte del líder del
ataque, los demás huyeron del lugar. Una semana antes del atentado, don Jesús
Blancornelas había publicado un reportaje en el que describía a Barrón Corona
como sicario de los Arellano Félix y responsable del homicidio de dos agentes
judiciales federales.
La relación era inequívoca.
El cártel de los hermanos Arellano Félix, de quienes el periodista había
dedicado gran vida del Semanario ZETA a detallar sus actividades delictivas,
vínculos con gobiernos y corporaciones policiacas, había ordenado su asesinato.
A 18 años, el crimen sigue
impune. A pesar de las conexiones con los capos del narcotráfico y pistoleros,
solo Marcos Arturo Quiñónez Sánchez “El Pato” fue procesado por los delitos de
homicidio en grado de tentativa en agravio del periodista J. Jesús Blancornelas
y homicidio calificado en perjuicio de Luis Valero Elizalde, pero fue
exonerado.
Y antes de que finalice este
año, podría salir libre, tras obtener un fallo a su favor para reducir su
condena por medio de un recurso de apelación.
(SEMANARIO ZETA/ REPORTAJEZ / Isaí Lara
Bermúdez / Fotos. Archivo/ 16 de
Noviembre del 2015 a las 12:00:50)
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