Ya con el agua al cuello y con el huracán “Manuel” encima, los
habitantes de Angostura vivieron al mismo tiempo los estragos de las
fuertes lluvias y la lenta capacidad de respuesta del gobierno en
situación de emergencia.
Hasta donde se los permitía la señal del teléfono celular, a las 8 de
la mañana pudieron comunicarse con autoridades e instituciones de
rescate. “Ayúdenos. Nos estamos ahogando. Hay mucha gente arriba de las
casas”.
El alcalde Jesús Manuel Valenzuela, al frente del operativo para
reubicar a familias de Chinitos, en peligro por el desbordamiento de un
canal, era el más desesperado. “Esto es un problema muy grande, no tengo
la capacidad para ayudarlos a todos”, dijo al respaldarse únicamente en
la Policía Municipal y Cruz Roja de Angostura.
A las 8:30, hora en que se estima entró el huracán por la zona de
Altamura, el centro de operaciones de Protección Civil instalado en
Culiacán recibió la primera llamada de auxilio procedente de la colonia
Agrícola México. Era una familia que sobre el techo de su casa veía
subir el nivel del agua. “Si no proceden rápido, aquí van a tener muchos
muertos”, advirtieron.
Sobre los municipios de Navolato, Angostura y Culiacán, donde
“Manuel” descargó los más grandes volúmenes de agua—hasta de 412
milímetros según la medición que hizo la Comisión Nacional del
Agua—quedó evidenciado que el Gobierno del Estado no tenía un plan de
contingencia a la altura del problema.
En Angostura, Salvador Alvarado, Mocorito y Badiraguato, la franja
territorial por la cual el fenómeno meteorológico se adentró a Sinaloa,
no contó con información oportuna a los habitantes, mucho menos con la
presencia de instituciones de auxilio antes de que “Manuel” tocara
tierra.
La única medida de previsión que se tomó, pero como una acción
adoptada a instancias del alcalde Evelio Plata, se registró en la zona
costera de Navolato, concretamente en la comunidad pesquera de Yameto
donde la tarde del miércoles 18 de septiembre se optó por desalojar a la
gente al aumentar las lluvias y amenazar el oleaje a las viviendas de
las partes más bajas.
En Culiacán, las fuertes lluvias también hallaron desprevenidas a las
autoridades. El jueves la tarea de rescate entró en caos porque el
Comité Estatal de Protección Civil en ningún momento consideró a la
capital dentro de los puntos que serían alcanzados por “Manuel”.
Ni
siquiera previó la cantidad de agua que caería sobre la ciudad.
Y todos se justificarían, inclusive el gobernador: la trayectoria errática del meteoro nunca permitió saber qué zonas afectaría.
La tempestad no avisa
La logística gubernamental se enfocó, desde el primer momento, hacia
los municipios de Guasave y Ahome. Los expertos en cuestiones
climatológicas apostaban que allá pegaría con mayor fuerza el huracán.
En el reporte del Comité Estatal de Protección Civil de las 8:30 de
la noche del miércoles todas las previsiones se ordenaban para
Topolobampo y Las Glorias. Brigadas del Ejército, unidades de rescate,
equipo de protección civil, grupos de restablecimiento de los servicios
de energía eléctrica y agua potable fueron destacamentados en el norte.
Todo indica que después de esa hora el Gobierno se fue a dormir,
mientras que alrededor de la una de la madrugada “Manuel” recurvaba
hacia el centro, en apego al camino zigzagueante que siguió desde que el
14 de septiembre afectó el estado de Guerrero.
Excepto en Navolato, que mantuvo la alerta roja durante esa noche, en
Angostura nadie previno a la población. En las comunidades de Alhuey,
Costa Azul y Gato de Lara los pobladores despertaron al sobrepasar el
agua el nivel de sus camas.
En Palmitas, la incapacidad del canal para desfogar tanta agua generó
la peor inundación de la que se tenga memoria. Aún con el agresivo
vendaval encima, los moradores del sector norte treparon a los techos y
algunos si acaso alcanzaron a subirse con un teléfono móvil en mano.
“Nosotros nos fuimos a dormir con mucha lluvia pero nadie nos dijo
que el huracán tocaría tierra aquí. De haberlo sabido nos hubiéramos ido
a las partes altas. El gobierno nos dejó solos, despistados. Puros
gritos entre el aguacero y los vientos pero nadie vino a ayudarnos”,
dice uno de los afectados.
Luego de los insistentes llamados de auxilio una compañía de la
Novena Zona Militar llegó alrededor de las nueve de la mañana a evacuar a
la población.
En Chinitos también despertaron cuando el agua les llegaba a la
cintura. “Salimos a como pudimos; nos salvamos entre nosotros mismos,
sacamos a los viejos y niños porque los municipales no podían con todo y
ni Protección Civil ni los soldados llegaban”, comenta José Agustín
Corrales, damnificado que operó su propio rescate.
El “engaño” de “Manuel” o la sentencia de los meteorólogos de que
“los huracanes no tienen palabra de honor”, puso en crisis los sistemas
de alerta temprana y hasta al plan DN-III. Concentrados en Navolato y en
Topolobampo, el resto del centro y centro-norte de Sinaloa se las tuvo
que arreglar a como pudo.
Ciudad en crisis
Fue hasta las dos de la tarde del 19 de septiembre cuando al alcalde
de Culiacán, Aarón Rivas Loaiza, sintió el pánico en que caían los
colonos de 12 sectores de la ciudad y comunidades de las sindicaturas de
Culiacancito, Costa Rica y Eldorado, que veían cómo el agua cubría sus
casas y arrastraba pertenencias.
Casi simultáneamente a que recibió la medición del pluviómetro que
indicaba que sobre Culiacán caían lluvias sin precedentes, de hasta 400
milímetros, empezó a recibir llamadas de auxilio de sectores como Lomas
de Rodriguera, Isla Musala, Valle Alto, Villas del Río, Las Cucas, Los
Alamitos, Los Mezcales, La Campiña y Las Coloradas, porque ríos y
arroyos desbordaban sin que Protección Civil Municipal hubiera alertado
sobre ello. Al sur del casco urbano algunas casas de las comunidades
Laguna Colorada y Los Becos quedaban sepultadas por el agua.
Fue una tarde de confusión, desorden y total incapacidad del Gobierno
para atender la magnitud de la emergencia. “La prioridad es proteger
las vidas de los culiacanenses y atender los estragos causados por las
lluvias”, dijo el alcalde en reunión urgente del Comité de Protección
Civil.
Los albergues resultaban insuficientes. El habilitado en la
Universidad de Occidente captó a más de 500 damnificados, en el
Polideportivo de la UAS se guarecieron alrededor de 600 personas, pero
ante la insuficiente respuesta oficial algunos templos y escuelas se
improvisaron para recibir a los damnificados.
La queja generalizada, inclusive de funcionarios municipales, era que
el Comité Estatal de Protección Civil no dimensionó la gravedad del
daño que “Manuel” le causaría a Culiacán. Semáforos apagados, árboles y
anuncios caídos, calles inundadas y con daño al pavimento, el 066
congestionado de llamadas de auxilio.
Era inútil. Todas las policías, cuerpos de rescate, brigadas de
Protección Civil estaban ocupadas y los 510 militares integrado al Plan
DNIII establecido por el Ejército ya se habían concentrado en Navolato y
Angostura.
Al caer la noche la lluvia cesó y el Gobierno tras su ineficiente
operativo de previsión, rescate y ayuda, pareció respirar hondo. En la
última reunión del jueves del Comité Estatal de Protección Civil, Malova
decretó que “lo peor ya pasó”, mientras ese día y al siguiente los
afectados volverían a sus casas a ver el crudo rostro del desastre.
Bitácora de descuidos
17 de septiembre
El Gobierno de Sinaloa decide suspender clases al día siguiente en el
centro y sur de Sinaloa ante los efectos de la depresión tropical
“Manuel”.
18 de septiembre
Por la mañana, “Manuel” recobró fuerza como tormenta tropical y el
Servicio Meteorológico Nacional informa que podría impactar en la costa
de Baja California Sur, en Bahía de la Paz.
Por la tarde, El Consejo Estatal de Protección Civil se declara listo en Sinaloa para actuar de inmediato en caso de emergencia.
Se decide suspender clases en todo el estado por segundo día.
El Alcalde de Culiacán, Aarón Rivas Loaiza, toma la decisión de
convocar al Consejo Municipal de Protección Civil, una acción meramente
preventiva.
En Navolato se realizan las primeras evacuaciones de familias
asentadas en la zona costera, principalmente en Yameto. Las
corporaciones de emergencia se concentran en ese municipio.
A las 20:30 horas se informa que “Manuel” se ha intensificado a
huracán categoría 1 en la escala Saffir-Simpson y se localiza muy cerca
de la línea de costa de Sinaloa; se ha elevado el índice de peligrosidad
de moderado a fuerte. La zona de alerta la definen entre Topolobampo,
Los Mochis, Guasave y Guamúchil. Se envían las brigadas de auxilio al
municipio de Ahome.
19 de septiembre
Al amanecer se da a conocer que a la una de la madrugada “Manuel” tocó tierra en Topolobampo.
A las 9:00 horas se precisa que en realidad entró por la zona de
Altamura, Angostura y está afectando con fuertes lluvias a esa región.
Comunidades angosturenses piden auxilio ante la ausencia de
instituciones de rescate.
A las 10:00 el Comité Estatal de Protección Civil da a conocer que
“Manuel” cruza a Sinaloa y va con rumbo a la sierra de Chihuahua.
A las 10:30 horas el Sistema Meteorológico Nacional precisa que el
estado de “Manuel” es estacionario sobre los municipios de Guasave y
Angostura a 145 kilómetros al este-noreste de Culiacán, con un
desplazamiento hacia el norte a 6 km/h.
A las 11:00 se decreta emergencia en el centro de Sinaloa y se
suspenden labores en dependencias gubernamentales. Comercios, bancos y
empresas de Culiacán reciben la recomendación de cerrar.
A las 11:30 se informa de los primeros daños en Culiacán, con la afectación a siete plantas potabilizadoras de la ciudad.
A las 11:30 se informa de los primeros daños en Culiacán, con la afectación a siete plantas potabilizadoras de la ciudad.
A las 12:00 se da a conocer que entró en operación el Plan DNIII en los municipios de Angostura y Navolato.
A las 13:30 horas se informa que el gobernador Mario López Valdez
solicitó la declaratoria de emergencia para los municipios de Culiacán,
Navolato, Angostura, Mocorito y Salvador Alvarado por los daños causados
por el huracán “Manuel” en su paso por Sinaloa, y cuyas evaluaciones
preliminares estiman alrededor de 100 mil personas afectadas en 90
comunidades.
A las 14: 00 horas el Ayuntamiento de Culiacán declara el estado de
emergencia y llama a la población de las zonas vulnerables a que se
refugie en los albergues establecidos.
A las 15:00 se reportan inundaciones en 12 colonias y siete
sindicaturas de Culiacán. El Gobierno Municipal llama a voluntarios a
sumarse a las labores de ayuda a la población.
A las 15:30 el alcalde Aarón Rivas recorre las zonas más afectadas en
Culiacán y el gobernador las regiones del centro del estado diezmadas
por el meteoro. La prioridad, dicen ambos, es salvar las vidas humanas.
A las 19 horas, el gobernador hace una evaluación final de los daños y declara que “lo peor ya pasó”.
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