lunes, 24 de junio de 2013

SILENCIO CRIMINAL EN TORNO AL ASESINATO DE EX JUEZ Y FAMILIA

Sámano Bazúa. La defensa del oficio.

Preocupan silencio y desinformación en el caso del exjuez Isidro Hernández, afirma Sámano Bazúa

“Es un crimen muy grave y sí preocupa el silencio y la falta de información a la ciudadanía”, dijo a Ríodoce Javier Sámano Bazúa, ex juez primero civil, colega del extinto exjuez Isidro Hernández Ramírez, que fue encontrado masacrado el 1 de junio junto con su familia en la zona serrana del municipio de Concordia.

Javier Sámano Bazúa es doctor en Derecho y catedrático de la Universidad Autónoma de Sinaloa que integra la planilla de pretensos a regidores de la aspirante a presidenta municipal por el Partido Sinaloense (PAS), Olga García.

En cuanto se conoció su aspiración política, aunque Sámano Bazúa se mantiene de bajo perfil, no pasó desapercibido que fue juez primero civil durante 30 años y que apenas en marzo de 2012 se jubiló en el Supremo Tribunal del Estado de Sinaloa.

—¿Cómo se explica usted como exjuez el fuerte silencio que existe en los círculos del Poder Judicial y de los abogados en torno a la masacre del exjuez y su familia? —se le pregunta.

—La verdad es que yo no le encuentro explicación, esa es mi respuesta. No le encuentro explicación, porque la verdad es un crimen bastante terrible, bastante serio, y yo no le encuentro explicación.

—¿Por qué sería la muerte del exjuez y toda su familia?

—La verdad es que no sabemos, a lo menos yo no tengo ninguna idea de por qué le haya sucedido eso; pero la verdad es que todos los ciudadanos pensamos lo mismo: ¿por qué la familia?

—En 2009, como juez civil usted escuchó sobre el presunto fraude de 209 millones de pesos contra la Comisión Federal de Electricidad, ¿qué opinión tiene del caso?

—Sí lo escuché, pero yo incluso como exjuez que soy, y como abogado no puedo dar una opinión, porque no tengo las pruebas en la mano.

—Pero sí supo que al exjuez se le señalaba como presunto responsable…

—Sí, “todo mundo” supo, fue algo que se le dio publicidad, el Supremo Tribunal de Justicia del Estado hizo investigaciones, siempre estuvo investigando, el Poder Judicial investigó, cesó personas que encontró eran responsables, los cesó, los procesó…

—En cuanto se dio a conocer que aspira a ser regidor por el Partido Sinaloense, un diario local recordó que como juez civil, usted fue señalado por presuntos actos de corrupción…

—Duré treinta años en el Poder Judicial, en esos treinta años nunca tuve un problema serio, nunca fui cesado, nunca fui suspendido, nunca fui castigado. Terminé jubilándome. Ustedes por lógica deben sacar cuentas. ¿Dura treinta años, una persona que no se sujeta a lo que es la ley? Porque señalar es muy fácil. Pero no se completan treinta años de trabajo si se es una persona que no actúa legalmente. No se llega. Porque el Tribunal, como le he venido diciendo, ha estado muy preocupado y vigilando desde hace muchos años el actuar de sus empleados y funcionarios.

—¿Usted cree que el exjuez se merecía ese silencio del Poder Judicial y sus compañeros abogados?

—Mire, si me pregunta a mí en lo personal yo le digo que no lo merecía. Porque basta con ser un ser humano para no merecer una situación de esas, con eso basta. Pero ese es el problema, que el ser humano juzga y sentencia antes de tener elementos de prueba, antes de tener elementos firmes para poder juzgar. Incluso, en la Procuración de Justicia se sigue cometiendo eso.

—¿Qué es lo que sigue cometiendo la Procuraduría?

—La gente del Ministerio Público no ha entendido que su función no es la de acusador, es la de investigador, y acusa, y desde que a alguien se le señala para ella es responsable, sin haber agotado el proceso, sin haber recibido las pruebas.

—¿En el caso del exjuez Miguel Pérez Lizárraga así lo hicieron?

—Con el caso de Miguel Pérez, por ejemplo.

—¿Y también con el exjuez Isidro Hernández Ramírez?

—Isidro estaba tramitando su proceso y se estaba defendiendo y no conozco ese proceso, no sé cómo iba. Se estaba defendiendo, tampoco estaba escondido, no andaba huyendo. Isidro aquí vivía en Mazatlán, no andaba escondiéndose, él estaba defendiéndose en un proceso legal, esperando que se resolviera lo que se tuviera que resolver.

—¿Para usted qué refleja esta sociedad con su silencio ante la masacre del exjuez y su familia?

—Los que integramos la sociedad reflejamos temores también oiga, son temores, la gente preferimos no opinar sobre esos aspectos, porque no sabe uno qué consecuencias le pueda traer después. Opinar sobre los crímenes y lo que ocurre es peligroso, a veces.


LA DEFENSA DEL EXJUEZ

Durante sus tiempos de juez civil, a Javier Sámano Bazúa, como otrora a su finado colega Isidro Hernández Ramírez, lo ha perseguido el estigma de “juez corrupto”. Lo menos que se decía de él, tanto en los círculos del Poder Judicial como universitarios, es que “vendía sentencias”. Sámano Bazúa junto con Juan Mérida Camacho, actual juez civil en El Fuerte, Sinaloa, fueron denunciados por presuntos actos de corrupción por el finado abogado penalista Nicanor Bautista Ramírez. Contra Sámano Bazúa había la averiguación previa 221/2004 en la Agencia Tercera, pero en el archivo causó prescripción.

De ambos, dijo Baustista Ramírez a Ríodoce, antes de morir de diabetes: “Eran acoples los dos y delincuentazos con placa de jueces que deberían ser procesados, encarcelados y obligados a pagar los daños a las víctimas”.

Ríodoce preguntó a Sámano Bazúa sobre las acusaciones del penalista, a lo que respondió: “Es algo subjetivo, es algo personal, él pudo decir lo que él quiso; como le digo, decir es fácil, hay que comprobarlo, y él como abogado debió saber que lo que un abogado dice debe ser comprobado”.

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