FOTO : FERNANDO CARRANZA GARCIA /
CUARTOSCURO.COM
En una pugna interna, el grupo que
controla los límites de Jalisco y Michoacán asesinó a 13 personas que formaban
parte de dos células y arrojó sus cuerpos al Río Lerma. “El Chulo” sigue
operando impunemente junto a “El Diamante”, sobrino de “El Mencho”. Policía
Municipal de La Barca, en la mira de la Fiscalía de Jalisco y de la PGR
La facción más violenta del
Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) empezó a cobrar “facturas” por presuntos
malos acuerdos a células de la misma organización en municipios de Jalisco
cercanos al Estado de Michoacán. Hasta el momento hay 13 víctimas mortales y
algunos desaparecidos.
El grupo delictivo del CJNG
que domina el corredor Jal-Mich es el mismo que a finales de 2013 privó de la
libertad y de la vida a dos agentes federales cuando se dirigían a Zamora para
integrarse a una Base de Operaciones Mixtas (BOM), y cuya búsqueda llevó a las
autoridades a descubrir decenas de fosas clandestinas en La Barca, donde había
restos de 74 cadáveres.
La brutalidad del cártel, que
en esta región encabeza un sujeto apodado “El Chulo” -identificado desde antes
de los hechos de las narcofosas- y otro con el alias de “El Diamante”, se hizo
patente nuevamente cuando, entre los días 26 y 29 de septiembre, llegaron
cuerpos y restos humanos al poblado de Maltarañas, municipio de Jamay, a través
del Río Lerma, procedentes de Michoacán.
Primero, un lunes, apareció
un cuerpo flotando en las contaminadas aguas del caudal. Más tarde otros dos.
Al día siguiente uno más y así las terroríficas escenas se replicaban al paso
de las horas y los cuatro días, hasta completar 12 cadáveres.
En Michoacán, las autoridades
rescataban otro cuerpo para completar 13.
Pronto se vincularon los
hallazgos con la desaparición de dos grupos de personas en los municipios de La
Barca y Ayotlán, ambos pertenecientes a la Región Ciénega de Jalisco.
El primero bordeado por el
Río Lerma, que desemboca en el lago de Chapala.
“MALAS CUENTAS”
El día que apareció el último
de los 13 cadáveres, dos personas se presentaron a la Fiscalía General para
denunciar la desaparición de diez residentes de Ayotlán.
La noche previa hubo otra
comparecencia para informar del “levantón” de otras cuatro personas, miembros
de una familia de La Barca. Resultaron ser los fallecidos. Falta una persona de
ser localizada, posiblemente sin vida.
El fiscal de Jalisco, Jesús
Eduardo Almaguer Ramírez, confirmó que ambos grupos de víctimas fueron
eliminados por la gente del CJNG porque presuntamente conformaban parte de sus
células delictivas, conocidas como “Los Bolillos” de La Barca, y “Los Bayos” de
Ayotlán, dedicadas al narcomenudeo en sus respectivas poblaciones.
Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho”
El funcionario dijo que ambas
células se coordinaban con el líder del cártel en la región, con cabecera en
Vista Hermosa, Michoacán, apodado “El Chulo”.
Agregó que las víctimas
fueron llevadas a ese municipio, donde fueron asesinadas y arrojadas al Río
Lerma.
Sobre las investigaciones,
Almaguer señaló que había dos detenidos y fue presentado a declarar un segundo
comandante de la Policía Municipal de La Barca; en tanto, el titular de la
corporación huyó, por lo que ya se giró una orden de localización en su contra
para que comparezca.
El fiscal afirmó que se
indaga la posible complicidad de policías de La Barca en la operación del grupo
criminal en sus diversas actividades en el municipio jalisciense, donde lo
ocurrido hace casi tres años no se erradicó, ni con el cambio de autoridades.
“Tenemos amplia información
que nos permite revelar que estos sujetos eran conocidos por los ciudadanos
temerosos de la violencia y acciones de estos grupos”, remató Almaguer Ramírez.
En cateos realizados por la
Policía Investigadora se han asegurado pequeñas cantidades de droga, pero no se
ha dado con el paradero de los responsables de los crímenes.
Autoridades de la anterior y
de la actual administración municipal estarían implicados con el CJNG.
“CHULO” IMPUNE
De nada sirvió que a finales
de 2013 fuesen encarcelados el comandante Enrique González Hernández y otros 22
policías de Vista Hermosa, Michoacán, quienes prestaban sus servicios de
protección e información al cártel a cambio de mil pesos semanales a cada
elemento.
Encabezados en ese entonces
por Omar Espejo Flores “El Toro” -detenido en diciembre de 2014- y “El Chulo”,
los policías michoacanos fueron los autores de la desaparición de los agentes
de la Policía Federal Ministerial, René Rojas Márquez y Gabriel Quijada
Santiago, el 3 de noviembre de 2013, a petición de ladrones de combustible
llamados “guachicoleros”.
La búsqueda de los federales
llevó al descubrimiento de más de treinta fosas clandestinas en el municipio de
La Barca, Jalisco, colindante en las márgenes del Río Lerma, con Briseñas,
Michoacán. Estaban sepultados al menos 74 cuerpos humano en estado de
putrefacción.
Los oficiales michoacanos reconocieron
tener año y medio al servicio del grupo criminal, que les pagaba su dinero en
el estacionamiento de las Farmacias Guadalajara de La Barca, a través del
comandante Enrique González.
Así detuvieron y entregaron
también a tres jóvenes de Los Caballeros
Templarios que se dirigían a Colima a robar autos y a un presunto Zeta que
escapó de una prisión de Tamaulipas, en 2013.
Con el tiempo no se
transparentó la identificación de los restos humanos en La Barca ni se frenaron
las ilícitas actividades de “El Chulo”, quien quedó al frente como líder único
del clan en la región Ciénega, donde sigue operando, al pasar de una entidad a
otra, con el contubernio de cuerpos policiales y funcionarios de diversos
municipios.
También se menciona como
autor intelectual de la masacre del Río Lerma a un sujeto apodado “El
Diamante”, quien podría ser Manuel Cervantes González, sobrino de “El Mencho”,
quien ya estuvo detenido a principios de la década y fue exonerado por un
tribunal federal en el Estado de Jalisco.
(SEMANARIO ZETA/ Edición Impresa /Luis
Carlos Sainz /Lunes, 10 octubre, 2016 12:00 PM)
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