lunes, 16 de septiembre de 2013

SOBREVIVE A MASACRE EN SALVÁRCAR PERO LO ‘DESAPARECEN’ EN ZACATECAS


En busca de proteger a su familia después de haber sido víctimas de la masacre de Villas de Salvárcar, César Ávila López dejó su casa en Ciudad Juárez y emigró a Fresnillo, Zacatecas, donde seis meses después lo “levantaron” y a la fecha sigue en calidad de desaparecido sin que sea buscado por sus familiares pues el miedo se ha apoderado de ellos.

El 30 de enero del 2010, el hijo mayor de César sobrevivió a la matanza registrada en tres viviendas de la calle Villas del Portal, pero su sobrino Carlos Lucio Moreno Ávila y la novia de él, Brenda Ivonne Escamilla Pedroza, murieron. El hecho cambió la vida para todos, los dos hermanos de Hildelisa Ávila Flores –César y Rosita Ávila– decidieron dejar sus hogares en esta frontera sin sospechar que el futuro sería obscuro para uno de ellos.

“César desapareció el 7 de febrero del 2011 en un rancho que de Fresnillo, Zacatecas. Mis dos hermanos y sus parejas, las dos familias, decidieron irse de Juárez queriendo proteger a sus otros hijos, nada más que se esperaron a que terminara el ciclo escolar porque la mayoría de los niños estaban en primaria y secundaria. En agosto, mi hermano César se fue al estado de Zacatecas y mi hermana, la madre de Carlos, al estado de Guanajuato. A los seis meses de que se fue mi hermano, se lo llevaron”, dijo Hildelisa.

Un mes antes de ser “levantado” Carlos le comentó a su esposa que lo andaban siguiendo y afirmaba no saber quién. “Él espejeaba cuando manejaba en el carro, y veía que lo andaban siguiendo y no sabía quién era. Pero mi cuñada le decía ‘se te figura, no es cierto’. Quince días antes de su desaparición, le volvió a decir que lo andaban siguiendo y afirmó que no sabía quién era y le pidió que si le pasaba algo, ella siguiera sacando adelante a sus hijos, que siguieran estudiando y hasta ahí sé”, contó con tristeza Hildelisa quien continúa radicando en Ciudad Juárez.

Cuatro meses después del extravió de César Ávila, Hildelisa viajó a Zacatecas –donde se adora al Santo Niño de Atocha– para interponer la denuncia por la desaparición de su ser querido después de enterarse que por temor su cuñada y otro hermano no se atrevían a presentarse ante las autoridades. La primer querella la recibieron en la Ciudad de Gobierno de Zacatecas, después en la Casa de Justicia de Fresnillo y finalmente se interpuso ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Zacatecas, en PGR y meses más tarde en la Comisión de Derechos Humanos de Ciudad Juárez. Al revisar, todas las autoridades dieron cuenta que Ávila López no fue reportado como detenido en ese 7 de febrero del 2011.

“Ese día, 7 de febrero, César se levantó temprano diciendo que iba a ir a Fresnillo a comprar mandado. Los familiares de mi cuñada tienen una tienda de abarrotes y se los dejaron a ellos para que lo manejaran y él fue por el mandado, iba con otros dos muchachos de la misma familia.

Según lo que ellos cometan es que llegaron a tomarse una copa en una cantina y más tarde mi hermano regresó a la casa, en Plateros, entre doce y una de la tarde, ahí se quedaron los otros dos familiares y mi hermano se fue a buscar a un amigo que siempre lo acompañaba cuando él andaba tomando y juntos se fueron al rancho El Tule, en Fresnillo Zacatecas y está a un lado de Plateros y no tenían ni diez minutos de haber llegado, cuando arribaron muchas camionetas con varios hombres vistiendo uniformes tipo militar, del AFI, de PGR y de la Policía Municipal, todos iban cubiertos de la cara excepto uno; se bajaron y les preguntaron quién era el dueño del carro propiedad de mi hermano, y él respondió soy yo y en respuesta lo esposaron y lo apartaron del grupo.

Abrieron la cajuela del carro, sacaron el mandado, le quitaron su cartera, su celular, que después dejaron en el auto, es decir no se llevaron nada, sólo a mi hermano. Y desde entonces no sabemos nada de él”, narró Hildelisa mientras sostenía la fotografía de su sobrino muerto y se reservaba los datos del otro familiar menor de edad que logró salvar la vida y quien tras el extravío de su padre se encuentra a la deriva sin poder concluir sus estudios superiores.

Hildelisa asegura que su familia es humilde y honesta. En Ciudad Juárez la mayoría de ellos laboraban en la industria maquiladora, por lo que asume que su hermano Carlos fue privado de la libertad por conducir un automóvil con placas del estado de Chihuahua. “De veras que si yo hubiera sabido que andaba en algo ilícito ni para qué denunciar, a la larga se da uno cuenta, pero no. Yo lo conocí toda su vida trabajando en ferreterías y en su casa aquí en Ciudad Juárez vendía flautas y hamburguesas, en la tarde. La desaparición yo la atribuyo a que traía su carro con placas de Chihuahua allá en Zacatecas.

Yo me imagino, debido a cómo estaba toda la violencia en el país en esas fechas, que como andaba circulando en ese carro y duró medio año moviéndose ahí en el pueblito, quizá llamó la atención. Él quiso cambiar las placas del carro, pero le pedían una credencial de elector de Zacatecas y la tramitó, pero no entregó la expedida en Juárez, así que traía dos credenciales, de Juárez y Fresnillo, y eso también le afectó cuando los hombres esos le hicieron la revisión”.

Inicialmente la familia de César Ávila esperaba que él apareciera en cualquier momento, incluso torturado pero no fue así. “A lo mejor en esa investigación lo golpearon tratando de sacarle no se qué datos, a lo mejor ya hasta me lo mataron.

En momentos sí pienso que ya está muerto, pero en otros si me resisto porque dijo ¿pero por qué? A lo mejor está vivo, hay gentes que están detenidas en otras partes de la República Mexicana y no sabe uno nada. Entonces, en ratos sí tengo esperanza de volverlo a ver”, expresó.

Hildelisa asegura que todo comenzó a raíz de la matanza de Villas pues la muerte de su sobrino y las lesiones sufridas por el otro les “cambió la vida a toda la familia porque, no es por nada, somos una familia que no andábamos en cosas ilícitas, trabajamos siempre en maquiladora, algunos teníamos más de 50 años de vivir en Ciudad Juárez. Mi papá trabajó vendiendo burritos, somos gente humilde, pobre, trabajadora, luchona, pero son cosas que uno ni sé las imagina”.

(El Diario/  Blanca Carmona/ 2013-09-15 | 21:14)

No hay comentarios:

Publicar un comentario