miércoles, 2 de enero de 2013

EL EJIDO DE AYOTITLÁN, EN MEDIO DE LA VIOLENCIA Y LA TALA INDISCRIMINADA



• Habitantes, en espera de aval para crear policía comunitaria

Arturo Campos Cedillo.-

Día uno
En la casa ejidal ya nos esperan. Algunos vecinos de la zona comentan mientras saludamos y nos vamos acomodando en las bancas de madera. Gaudencio Mancilla dirige la reunión y nos platica algunos pormenores en los avances de la organización para la próxima reunión del 20 de enero. Unos breves momentos antes de interrumpirse por la llegada de otros ejidatarios que descienden de una camioneta pick up que rebasamos en el camino.

Las brechas que se esconden en las carreteras principales son ingresos donde se intuye el verde de la vegetación que se amontona en las orillas de los caminos polvorientos; así se encuentran las vidas de los comuneros de Ayotitlán, cubiertas por el polvo del olvido de la justicia. El motivo de la visita de los asesores es ajustar los temas a tratar en la reunión con legisladores, el mío es otro.

A saber de la reunión, rescato el principal problema que preocupa a los comuneros: según el representante del consejo de ancianos, con la ejecución de la dotación de tierra por parte de la Secretaria de la Reforma Agraria, obedeciendo una orden de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, se resolverá gran parte de sus problemas con las comunidades vecinas.

“El problema de la complementaria (que otorga a este ejido 50 mil hectáreas más), recordemos, son los muchos años que le han dado largas los de la Secretaria de la Reforma Agraria, a pesar de que la comunidad logró un amparo en su favor en 1968 (amparo 93568) y estamos en el 2012; y a pesar que la Suprema Corte ordena a la Secretaria de la Reforma Agraria que ejecute en su totalidad la dotación para el ejido de Ayotitlán, con las 50 mil 332 hectáreas, esto no se ha hecho (…) nos dan largas –continua Mancilla– para que nos vayamos acabando nosotros y ya no haya quien pueda reclamar. La gente que integramos el consejo queremos que respeten a la comunidad”.

Día dos
Seguimos las indicaciones. El camino cuesta arriba se prolonga y en el grupo existe temor. Después de dos horas de camino subiendo y bajando monte, comienzo a dudar, recuerdo las palabras de Mancilla: “el problema de la tala del monte fue porque, como representante del consejo y como miembros de una comisión que estamos nombrados por el ejido, le llamamos la atención al comisariado ejidal, le dijimos: ‘nosotros vimos camionetas que van para Cuauhtitlán con madera. ¿Quién otorgo ese permiso?’ El comisariado nos dijo que él no y le dijeron el nombre del que vieron que andaba guiando a los que andaban cortando madera y lo citaron al ejido, y se supo que andaban buscando madera fina, y se le llamo la atención: ‘dile a tus patrones que se presenten al ejido porque aquí tienen una multa’.

Y estos vinieron a buscar al comisariado y no lo hallaron, pero vinieron en dos camionetas, y de a tres en cada camioneta y se pasaron a Telcruz a buscarlo y al tercer día lo encontraron allá por el crucero de Lagunilla y de Amacueca y le atravesaron la camioneta, y le dijeron: ‘¿oiga, que usted quería platicar con nosotros?’ ¿Quienes son ustedes? preguntó el comisariado. ‘Nosotros somos los que estamos llevando la madera, ¿querían hablar con nosotros?’.

Y les dijo: ‘sí, se están llevando los árboles’. Y le contestaron: ‘nosotros a la gente le estamos quitando el hambre y si ellos quieren vender van a recibir su lanita, y además, si quieren hablar con el jefe aquí está’. Y le abrieron la cajuela donde traían armas, y cuando fuimos a preguntarle lo que había pasado con el problema de la madera, el comisariado nos platicó lo que sucedió y que no quería saber nada de la madera, y desde ese momento a varios compañeros los tienen bien ubicados”.

Durante la búsqueda de zonas taladas, en varias ocasiones nos detuvimos; desde la parte más alta de la zona se contempla la serranía con toda su riqueza, tres horas después encontramos el objetivo.

Día tres
“Yo creo que son los mineros, de esa forma se da por entendido que el que no quiera vender su mineral está en contra y el que se oponga se va, es peligroso para los compañeros, como el caso de Celedonio (levantado el 23 de octubre pasado) –el caserío se extiende en el accidentado valle, los ingresos a la comunidad se mantienen vacíos mientras cae la tarde y Gaudencio nos comparte sus pensamientos–, por eso estamos esperando que autoricen la creación de la policía comunitaria, en la reunión con los legisladores propondremos esa figura en el ejido”.

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