lunes, 17 de diciembre de 2012

ADUANEROS CONTRABANDISTAS EN LA FRONTERA DE BAJA CALIFORNIA

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De empresarios a delincuentes

Agentes aduanales en la frontera de California con Baja California, ganan millones de dólares contrabandeando mercancía asiática a través de las Aduanas de Estados Unidos, utilizando documentos falsos y reetiquetando sus productos para evadir aranceles. En ocasiones con ayuda de la propia autoridad norteamericana
– Escucha, estoy a punto de cruzar, yo te llamo cuando cruce al otro lado… Oye, otra cosa, el contenedor de ayer, ¿llegó finalmente?

“¿Ayer? No, va a llegar el 22”.

– ¿El 22? Yo pensé que iba a llegar el 20, y como no recibí ningún correo electrónico, así que… Bueno, te llamo cuando llegue para allá, ¿ok?

“Ya dijiste”.

En esta breve conversación efectuada el 21 de febrero de 2012, Carlos Medina, empleado de la agencia aduanal Tecate Logistics, cuestionó a su compañero Joel Varela sobre un cargamento de pantalones cortos y capris para mujer próximos a arribar. La llamada fue intervenida por agentes del Departamento de Seguridad Interior de los Estados Unidos (HSI, por sus siglas en inglés) que investigaban su operación ilícita, bajo la sospecha de complotar evasión de aranceles.

El contenedor MSCU8017644 llegó dos días después al puerto de Long Beach, California. Los documentos del cargamento reportaban que provenía de China y su destino final era México, por lo que estaba exento de pagar los impuestos compensatorios en Estados Unidos.

Ese mismo día, un tractocamión transportó el contenedor hacia un almacén en San Diego, California, para su eventual exportación hacia San Luis Río Colorado, Sonora, donde sería recibido por Comercializadora Casa Grande.

Pero ese cargamento nunca cruzó la frontera. El 25 de febrero de 2012, aproximadamente a las 05:22 horas, un camión de carga recogió el contenedor y lo llevó a la ciudad de Los Ángeles, donde agentes investigadores atestiguaron cómo su contenido fue descargado en dos bodegas. Las prendas femeninas habían evadido impuestos exitosamente, o por lo menos eso pensaban los contrabandistas.

Desde junio de 2011, agentes de HSI y del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) investigaban los cargamentos importados por las empresas Tecate Logistics, LLC e International Trade Consultants, LLC, propiedad Gerardo Chávez, entonces presidente de la Asociación de Agentes Aduanales de San Diego, un profesional exitoso y de prestigio, cuyas empresas facilitaron la importación de aproximadamente 500 millones de dólares en mercancías extranjeras a los Estados Unidos en los últimos cinco años.

De acuerdo con expedientes de la Corte del Distrito Sur de California, Tecate Logistics e International Trade Consultants importaron de manera fraudulenta más de 90 cargamentos de productos valuados en aproximadamente 100 millones de dólares, generando pérdidas de alrededor de 18 millones de dólares en impuestos. Uno de sus principales cómplices era Sunil Jiwat Mirwani, ciudadano del Reino Unido propietario de M Trade Inc. Empresa dedicada a la venta de ropa con sede en Los Ángeles. Mirwani contrataba los servicios de las empresas de Chávez para la importación de mercancías fabricadas en China y su transportación a diferentes bodegas en el sur de California, con documentos de falsas importaciones a México.

Los documentos originales son marcados por los agentes de CBP con una perforadora especial que deja una marca de la letra “C”, con un punto arriba y otro debajo de la letra. Los documentos falsificados por la gente de Chávez tenían dos puntos arriba y otros dos debajo de la letra “C”, de esta manera los agentes investigadores podían detectar los documentos falsos.


Negocio “caliente”

Tras varios meses de contrabando con documentos falsos, los empleados de Chávez comenzaban a sospechar que estaban siendo investigados. Durante una llamada intervenida el 13 de abril 2012 por agentes estadounidenses, Joel Varela le reportó a Gerardo Chávez que un elemento de CBP le había solicitado los originales de los manifiestos de exportación.

El jefe propuso una solución temporal: importar legalmente algunos envíos de mercancía, documentar su proceso de forma adecuada y presentarlos ante la Aduana estadounidense, “mientras se enfrían las cosas”. Eso sí, redujeron el valor de los cargamentos para mantener un margen de utilidad ilícito, una antigua práctica fraudulenta.

Una vez que consideraron que habían cesado las sospechas de irregularidades, retomaron el contrabando documentado e incluso expandieron sus operaciones a la importación de cigarrillos fabricados en la India. Para evadir impuestos, los cargamentos eran registrados como producto manufacturado en Estados Unidos que había sido exportado hacia México, pero que sería devuelto al fabricante.

Los productos ingresaban a California a través de la garita de Otay Mesa en Tijuana, y los agentes de CBP registraban los cargamentos presentando documentos falsos perforados con la “C” con cuatro puntos. Elementos de CBP alertaban a los agentes investigadores de ICE para que siguieran a los camiones de carga, fue así como descubrieron que los cigarrillos marca New York, New York no regresaban a las instalaciones de la empresa Marketing Group, USA, sino que eran almacenados en una bodega de la calle Airway Road.

Fueron 29 los contenedores de cigarrillos contrabandeados de esta manera.

Las investigaciones posteriores revelaron que el comprador y cómplice del fraude era René Axel Trahin, representante de distribuidores de cigarrillos extranjeros en Estados Unidos, según la acusación formal del caso 3:12-cr-03137-MMA, a la cual ZETA tuvo acceso.

Contrabando de alimentos contaminados

Las empresas de Chávez también pusieron en riesgo la salud pública. El 17 de abril de 2012, inspectores de la Agencia de Alimentos y Fármacos (FDA) adscritos a la garita de carga de Otay Mesa detectaron la presencia de salmonella en un cargamento 5.5 toneladas de nopales producidos por Comercializadora de Frutas y Legumbres Verduzco de Tecomán, Colima, y procesados por El Chino Produce en Tijuana.

El cargamento no cruzó la frontera y la empresa productora quedó fichada por la FDA, para impedir la importación de otros cargamentos a Estados Unidos.

Para no asumir las pérdidas económicas por el producto contaminado, Varela y otros empleados de Chávez falsificaron los documentos de procedencia del producto, registrando los productores bajo el nombre “José Luis Balderas”. Sin embargo, los agentes estadounidenses detectaron el fraude e impidieron su internación a ese país.

Pese a haber sido descubiertos, empleados de Tecate Logistics complotaron para importar a Estados Unidos un cargamento que frituras de maíz que, de acuerdo con inspectores de FDA, no contenía una descripción adecuada de sus ingredientes, además de incluir colorantes potencialmente nocivos para la salud. El resto del cargamento fue importado exitosamente, las botanas permanecieron almacenadas en la garita para su posterior devolución a México.

El 23 de abril de  2012, Joel Varela y Elizabeth Sandoval, otra empleada de las agencias aduanales de Chávez, orquestaron la salida de los mencionados productos de los almacenes fronterizos y su transporte hacia una bodega en el área de San Diego.

Un día después, otro empleado de Chávez presentó a elementos de CBP un manifiesto de exportación del cargamento, el cual establecía que las botanas habían sido transportadas a las instalaciones de Distribuidora SAA, con sede en la colonia Monte San Antonio de Tijuana. El documento tenía la perforación distintiva de la letra “C” con los cuatro puntos, y de inmediato fueron identificados como apócrifos.

En julio de 2012, Gerardo Chávez, Joel Varela y Elizabeth Sandoval, así como los asociados Carlos Medina, Enrique Pérez Soltero, el transportista Juan Porter y los clientes René Axel Trahin y Sunil Jiwat Mirwani, junto con su empresa M Trade, fueron acusados de conspirar para cometer fraude al gobierno de Estados Unidos, y por la entrada de mercancías bajo métodos o declaraciones falsas.

Otras estrategias de contrabando

El reetiquetado de la mercancía es otra de las estrategias utilizadas para evadir el pago de aranceles entre productos importados hacia los Estados Unidos. Uno de los casos más importantes de este tipo de fraudes en California, fue cometido por el empresario bajacaliforniano Arturo Huizar Velázquez, propietario de Limpiadurías Huizar de México y Proveedoras de Limpiaduría de Tijuana.

Según la acusación formal del caso 3:10-cr-03099-JAH, llevado en la Corte del Distrito Sur de California, Huizar y su empleado Jesús de la Torre Escobar comenzaron a conspirar para contrabandear ganchos de ropa metálicos manufacturados en China y transportados hacia México, vía los Estados Unidos, en mayo de 2010.

Aprovechándose de las previsiones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que exenta del pago de impuestos de importación en Estados Unidos si el producto fue fabricado en la República Mexicana, el empresario compraba cargamentos de compañías chinas y los enviaba hacia el Sur de California, marcados con destino final en México.

Una vez en territorio mexicano las cajas de ganchos eran reetiquetadas como hechas en México. También se falsificaban los documentos de procedencia de la mercancía y se exportaban hacia los Estados Unidos libres de arancel. Estas maniobras le generaron ganancias aproximadas a 5 millones de dólares, según estimaciones de agentes federales de ICE y CBP que investigaron este caso.

Huizar y De la Torre fueron sentenciados en 2011. El propietario de las limpiadurías fue condenado a restituir al gobierno de Estados Unidos más de 3.5 millones de dólares en multas, se le ordenó la incautación de 4.2 millones de dólares en efectivo y una condena de 70 meses en prisión y tres años de libertad condicional. Su empleado fue condenado a un año en la cárcel y una multa de 3.5 millones de dólares.

La corrupción aduanera en Estados Unidos

Los empresarios aduaneros no son los únicos involucrados en fraudes para evadir el pago de impuestos, muchos de ellos no podrían ser cometidos sin la ayuda de agentes federales corruptos de la Aduana estadounidense, que reciben sobornos a cambio de permitir la salida de los productos retenidos en patios fiscales al Norte de la frontera.

En octubre de 2012, el agente de Aduanas y Protección Fronteriza, Sam Herbert Allen, supervisor responsable de examinar y despachar los cargamentos que ingresan por las aduanas de Los Ángeles, California, fue detenido tras una investigación de corrupción efectuada por los departamentos de Asuntos Internos y Responsabilidad Profesional de CBP y del Servicio de Inmigración (ICE).

Tras una investigación que inició en septiembre de 2009 y concluyó en marzo de 2010, los agentes investigadores determinaron que Allen se aprovechaba de su puesto para permitir que productos provenientes de la República Popular de China y destinados a México permanecieran en Estados Unidos, a cambio de sobornos de 2 mil dólares por cargamento, logrando acumular más de 100 mil dólares en ganancias ilícitas.

Se estima que los fraudes que cometió provocaron pérdidas De al menos 781 mil dólares en impuestos evadidos al gobierno de Estados Unidos. Durante el curso e la investigación, Allen fue removido de su puesto y cambiado a otra área dentro de CBP, donde no podía lucrar con el desvío de cargamentos. Fue entonces que complotó con su esposa para crear a su nombre una empresa importadora de productos de Oriente, e incursionar ellos mismos en el desvío de mercancías.

Su operación ilícita fue descubierta, y tanto el agente corrupto como su esposa Wei Lai, fueron detenidos y procesados en la Corte de Distrito de California en Los Ángeles.

Combatiendo el fraude documentado

Tan solo en el año fiscal 2012, CBP impuso más de 50 sanciones monetarias por fraudes y otras violaciones a las disposiciones aduanales.

Algunos casos pueden durar desde uno hasta tres años siendo investigados, dependiendo de los recursos con los que se les permita trabajar, como intervención de llamadas, agentes encubiertos, informantes, vigilancia por agentes de campo o evaluación de documentos, explicó el agente especial de HSI/ICE en San Diego, Mike Kerney, en entrevista con ZETA.

En su experiencia, la mayor parte del contrabando documentado proviene de países como China e India, siendo la ropa, calzado, software o cigarrillos, lo productos más son internados a Estados Unidos de manera fraudulenta.

“Creemos que (el contrabando documentado) es una situación tan común para estos agentes aduanales, que con el tiempo se volvió toda una forma de hacer negocio, y como nadie los descubría ni los hacía responsables, se hicieron más atrevidos porque no había repercusiones” sostuvo Kerney.

“Ahora con el arresto de Chávez y sus cómplices, creemos que volteamos de cabeza a todo el negocio de agencias aduanales, porque ahora tendrán que replantear toda su manera de hacer negocios” agregó, aunque está consciente de que este tipo de prácticas fraudulentas no se detendrán simplemente porque cayó un pez gordo.

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