Fernando Villa Escárciga
El personal de la esquina sureste de
palacio quedó más petrificado que la casa de piedra ante la insólita
aparición.
Se corrige: más bien fue una
presentación la que tenían ante sí: el “síndico” presentado por la actual
síndico Mónica Marín Martínez.
De ser así, quienes asesoran
a Mónica prácticamente le están mochando otra pata a la silla presidencial para
que no se siente.
“¿Híjoles, ahora qué pasa?”, pudo
ser la pregunta que en silencio se hicieron empleados y empleadas adscritos a la
dependencia.
Tenían ante sí a dos
"jefes": una virtual y el otro una especie de holograma. Cierto, parece cómico
pero no lo es.
Así que fíjense nomas,
en Sindicatura se les apareció Juan Diego… Juan Diego Romandía García, el
suplente al que de súbito subiéronle las ganas de ser
Síndico.
Es el mismo Romandía que hace días
sostenía que la refaccionaria con su nombre era su vida, su alma y su razón de
ser.
El mismo que aseguró que el cargo no
le interesaba porque esta acostumbrado a enfrentar sus propias broncas y no las
ajenas.
Sepa qué razones pudieron darle para
su cambio de parecer y ahora hasta podría ostentarse como virtual síndico del
palacio.
Abundantes “eses” con una línea
vertical trazada en medio, según algunos regidores, pudo ser el principal
argumento para jalarlo a la estrategia.
Lo raro, lo muy raro del asunto, es
que esta decisión evidencia un insultante ninguneo a los Regidores de todas las
fracciones políticas.
Se supone que los 21 ediles son
parte del Cabildo y es el que manda, al menos eso dice la Ley de Gobierno y
Administración Municipal.
Esto ya no alcanza los niveles del
entendimiento humano, salvo que se trate de un cuartelazo trapacero con
escenario carnavalero.
¿Será posible que Mónica haya
presentado a Juan Diego como su inminente sucesor? ¿Le habrá preguntado a Martha
Tánori, por ejemplo?
Como que se advierte desesperación
y ya se sabe: cuando la mente se aturde, las emociones conducen al error.
Tranquilos, pues.
Y quienes pretenden pasar por la
mayoría del Cabildo o no tratar de convencerlos con firmes razonamientos
políticos, se están equivocando gacho.
Entre más les pegan, los Regidores
más rechazan imposiciones. Hacen bien, mesura y dignidad son su mayor
fortaleza.
Como sea, con o sin Juan Diego, en
Palacio las posturas siguen tan sólidamente definidas como ayer, como hace
mucho.
Y que Romandía entienda: La casa de
piedra no es el Tepeyac, ahí no se hacen milagros sino acuerdos en Sesión
oficial.
Ah, también ha de entender que ahí
no está “bajo la sombra de nadie”…
Salud, como siempre a
todos.
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