jueves, 16 de febrero de 2012

EL SANTO OFICIO (II PARTE)



Por fortuna, al triunfo liberal, la mayor y mejor parte del archivo de La inquisición en México pasó a poder del general Vicente Riva Palacio y Guerrero. Comprende este, miles de manuscritos de los siglos XVI a XIX.

En el estudio de esos archivos, obviamente, el general Riva Palacio, nieto del general Vicente Guerrero, basó su magnífica obra novelística colonial como “Memorias de un Impostor”, “Calvario y Tabor”, “Las Dos Emparedadas”, “Libro Rojo”, “Monja, Casada, Virgen y Mártir” y “Martín Garatuza”, cuya lectura deleitó mis años mozos y me aproximó, por vez primera, al apasionante tema de La Inquisición.

A la muerte de don Vicente, como parece ser una constante estúpida en México, los archivos estuvieron a punto de salir del país, porque cierta universidad que los ambicionaba, ofreció muy buen dinero por ellos.

Afortunadamente conducía la Instrucción Pública Nacional y las Bellas Artes, el distinguidísimo maestro don Justo Sierra, quien lo rescató y lo confió a la Biblioteca del Museo Nacional.

Allí, el incansable historiador e investigador don Genaro García lo estudió, lo sustanció y lo publicó en su obra monumental “Documentos Inéditos o muy Raros Para la Historia de México” que tenemos y hemos estudiado con gusto.

Así podemos saber ahora de cierto, que los pecados que con mayor celo perseguía El Santo Oficio eran:

—– Ser judio o judaizante, o sea, practicar La Ley Muerta de Mosán (Moises) y/o difundir sus prácticas a otros, induciéndolos a seguirla.

—– Fornicario
—– Religioso casado
—– Casado dos veces
—– Hereje
—– Hechicero
—– Apóstata
—– Pactado con el Demonio
—– Relapsos, es decir el reincidente de un pecado o en una herejía de la que hubiera abjurado.

Por supuesto que de estos últimos, o sea los relapsos, abundaban, toda vez que siendo juzgado por El Santo Oficio por, digamos, judios, en sus ansias de salvarse, abjuraban de su pecado, pero sólo de los dientes para afuera…

Nadie podrá nunca entender suficientemente la historia, amigo lector, si no logra ubicarse en el tiempo y bajo las circunstancias bajo las cuales sucedía el hecho estudiado. Así entonces vale recordar que este debatido asunto del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, ocurrió hace cientos de años atrás…

 (CONTINUARÁ)…
(-eusebioosuna)
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