jueves, 16 de febrero de 2012

EL SANTO OFICIO: (1 PARTE)


En un país donde se realizó una feroz guerra intestina, donde se debatieron no sólo cuestiones políticas y religiosas, sino hasta la implantación de sistemas de gobierno diametralmente opuestos; donde los ganadores ganaron a medias y los perdedores, por lo mismo. 

Donde, obviamente, los triunfadores (?) escribieron la historia no con la pluma de la objetividad, sino con la espada aún ensangrentada, plagada por lo mismo de apasionadas mentiras o, al menos, de verdades a medias, lógico es que los mexicanos ahora tengamos apenas ideas vagas de nuestro pasado.

Así, nada tiene de extraño que uno de los capítulos de nuestra historia más castigado por la falta de la indispensable objetividad, sea el relativo al Tribunal del Santo Oficio, o sea, La Inquisición a secas.

Como es de suponerse, en un trabajito como este, modesto como lo es, sería imposible agotar el tema, cosa que se lograría, si acaso, con una obra monumental a cargo de plumas doctas e investigadores muy esforzados, y no con los simples apuntes de un lector de nuestras antiguallas.

La cierto es que fue el Papa Inocencio III quien aprobó por vez primera la instauración del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, en 1204, con aplicación en Francia. Luego cundió en 1218 a Italia, Inglaterra y Alemania. El año de 1232 pasó al Reino de Aragón, en España.

El Papa Sixto VI expidió Bula que estableció La Inquisición en León y Castilla, reinos de Isabel y Fernando, en noviembre de 1478.

Se sabe que Isabel se opuso tenazmente a su instauración, acaso influida por su confesor Fray Hernando de Talavera, religioso partidario de la suavidad en todo, instruido y pacífico.

En México, o mejor dicho en Nueva España, el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, se fundó el 4 de noviembre de 1571.

Era, a la sazón, Virrey don Martín Enriquez y fue nombrado como primer inquisidor el doctor Moya de Contreras…

Como el tema ofrece mucha tela de donde cortar, vamos a volver a él, amigo lector, DM, para dar a la imprenta sólo algunos asuntos que, estoy seguro te habrán de resultar interesantes… 

(CONTINUA)
(-eusebioosuna)

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