La Coordinadora Magisterial
volvió a recuperar el terreno perdido el año pasado. Aprovechó lo que no
existió en 2015, la división dentro del equipo compacto del presidente Enrique
Peña Nieto, y la sucesión presidencial adelantada, para volverse a sentar con
la Secretaría de Gobernación, porque la de Educación quedó rebasada y
deslegitimada como interlocutor, y canjear dinero y concesiones por la
desmovilización y el desvanecimiento del nivel de confrontación en el sur del
país.
La disidencia magisterial
empacará sus tiendas de campaña hasta el próximo año, que será, sin embargo,
muy diferente. En 2017 se definen las candidaturas presidenciales y se
construirán las alianzas que darán la fuerza para la victoria, donde los
maestros volverán a ser estratégicos. Pero ya no será el magisterio
institucional sino el rebelde, la variable por el poder.
En las dos últimas elecciones
presidenciales, la Coordinadora magisterial fue actor marginal. Quien tenía el
protagonismo era el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, bajo la
presidencia de Elba Esther Gordillo. La maestra le ayudó estratégicamente a
Felipe Calderón en la vigilancia de casillas, como también lo hizo con Enrique
Peña Nieto. A los dos les aportó votos del magisterio, aunque en 2006 los
maestros apoyaron a Andrés Manuel López Obrador en tres de las cinco
circunscripciones electorales del país. Calderón agradeció con puestos y poder
a la maestra Gordillo; Peña Nieto la metió en la cárcel.
Los temores que el nuevo liderazgo
de Juan Díaz en el magisterio institucional no iba a ser suficiente para lograr
la aprobación de la reforma educativa, hizo que la Secretaría de Gobernación
apostara por la alianza con sus enemigos históricos de la Coordinadora. Los
cálculos le fallaron al Gobierno. Díaz sí pudo cohesionar al magisterio
institucional en torno a la reforma educativa, y la Coordinadora nunca los
apoyó. Para poder atemperar sus protestas, les transfirieron miles de millones
de pesos en plazas, que les ayudó a financiar, paradójicamente, las protestas
contra el Gobierno.
La estrategia del Gobierno
hizo crecer a la Coordinadora y alienó al magisterio institucional. No se sabe
qué camino tomarán los maestros que respaldaron la reforma educativa, pero con
respecto a la Coordinadora, ha incursionado en un nuevo camino, el electoral,
donde este año se sumaron a López Obrador y Morena que prometen, de llegar a la
Presidencia, su derogación.
La Coordinadora no tiene
posibilidades de lograr la derogación de la reforma educativa salvo por la vía
de la llegada al poder de López Obrador. Con él en Los Pinos, regresar al
status quo será cuestión de tiempo. La expectativa de esa contrarreforma es lo
que ha motivado a la Coordinadora a participar de manera más activa en los
procesos electorales.
El mejor ejemplo fue en
Oaxaca este año, en la sucesión por el Gobierno, donde Morena tuvo un papel
preponderante. De no existir como partido, alcanzó una votación nominal de 374
mil 826 votos, sólo 32 mil 771 votos abajo del candidato del PAN-PRD, y debajo
del ganador PRI-Partido Verde-Nueva Alianza, por 151 mil 32.
Oaxaca es el ejemplo más
claro, pero no es el único estado donde se registró ese fenómeno. En Veracruz
hubo priistas que trabajaron en contra de la candidatura del PRI, pero Morena
se convirtió en la tercera fuerza, con apoyo de los maestros en el sur del
país. Los maestros, aún sin haber podido cambiar el curso de esas elecciones,
sí contribuyeron de manera importante al fortalecimiento de López Obrador y
Morena. El músculo político lo han venido mostrando desde las elecciones y han
revertido, incluso, el respaldo popular a su movimiento, por razones de
contraste con el descrédito creciente del Gobierno. Uno de los datos más
sorprendentes de las últimas encuestas de credibilidad de instituciones, es que
los bajos niveles de aprobación de la Coordinadora están, sin embargo, por
encima de los del presidente Peña Nieto.
La coordinadora magisterial
cuenta con una membrecía de unos 200 mil maestros, entre los que se encuentra
un alto número de docentes que obedecen los lineamientos de la dirigencia por
temor a represalias, pero que no se atreve a desafiarlos. La disidencia
magisterial tiene su bastión en la Sección 22 en Oaxaca, pero en las últimas
semanas se vio la fuerza de la Sección 7 en Chiapas y su capacidad para
doblegar a las autoridades mediante la violencia social en las carreteras. Los
maestros disidentes en Guerrero tienen influencia en las zonas de La Montaña y
Tierra Caliente, mientras que en la Ciudad de México controlan también la
Sección 9.
La disidencia magisterial
puede no tener los votos que tenía el magisterio institucional para mover una
elección de un lado a otro, pero salvo en Oaxaca, tampoco se le ha visto
desplegar su capacidad de organización y persuasión detrás de una campaña
electoral. López Obrador, que en el pasado no había logrado capturar su
interés, ahora lo tiene con la promesa de revertir la reforma educativa,
ofrecimiento que ha estado combatiendo de manera sistemática el secretario de
Educación, Aurelio Nuño, sin que lo escuchen muchos.
El tema, sin embargo, es
central. Si la Coordinadora va con López Obrador en la elección presidencial de
2018, como todo apunta en este momento, se convertirá en la vanguardia de una
cruzada contra las reformas de Peña Nieto y el probable inicio del
desmantelamiento de lo que quiso ser su proyecto de gobierno.
(ZOCALO/ ESTRICTAMENTE PERSONAL DE RAYMUNDO RIVA PALACIO/ 11 DE AGOSTO
2016)
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