De los mil 298 animales que
trabajaban en los circos y fueron liberados, viven menos de 300 especies,
aseguró al diario Milenio, Teresa Moreno, médico veterinario responsable del
enlace entre la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y
los empresarios circenses.
Moreno dijo que muchos de
estos ejemplares exóticos fueron comprados por coleccionistas privados,
vendidos a taxidermistas o “cayeron en manos de traficantes de especies y ahora
están convertidos en tapetes”.
La médico veterinario que se
encarga de llevar un registro de los animales existentes en los circos del
país, señaló que las especies sobrevivientes están en santuarios, siguen en los
circos arrinconados o fueron entregados a zoológicos, enfermos y deprimidos.
De acuerdo con información de
la Semarnat, la dependencia sólo verificó que se cumpliera la nueva disposición
de que se prohibiera el uso de animales en circos, mientras que la venta y el
destino de los animales quedó en manos de los propietarios, lo que dejó a
dichos animales sin protección oficial.
“Me tocó sacar los documentos
de entrega de todos los animales; el ciento por ciento se entregó vivo”,
aseguró Moreno.
“Sin embargo, ochenta por
ciento no lo está o está en condiciones no favorables”.
Los ejemplares fueron
vendidos, acomodados en zoológicos, criaderos o en colecciones de particulares.
“El mercado se dio cuenta de
esa situación y se aprovechó. Un animal que valía 100 pesos, terminó en 3”,
destacó Moreno.
Algunos de los animales que
estaban acostumbrados a la gente, luces y aplausos del circo jamás se pudieron
acostumbrar a la vida en un zoológico, teniendo el más claro ejemplo en Hidalgo
donde “Resulta que los primeros días, cuando la gente se paraba a verlos, en
automático se formaban, como si estuvieran en función de circo, nadie les daba
instrucciones.
La verdad, uno se sentía
obligado a aplaudirles…”, señaló Moreno al rotativo.
Los animales que llegaron a
los zoológicos encontraron áreas más grandes para su desenvolvimiento; pese a
ello “no se adaptaban o se la pasaban chillando.
Muchos se deprimieron,
empezaron a enfermar de cosas que no se habían manifestado anteriormente en el
circo y a morir”, enfatizó Moreno.
(SEMANARIO ZETA/ Carlos Álvarez/
Miércoles, 27 julio, 2016 10:02 AM)
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