Después
de vivir una década de relativa prosperidad y altos ingresos, Latinoamérica es
superada por otras regiones emergentes debido a prácticas económicas
deficientes
25
puntos porcentuales se redujo la productividad total de factores de América
Latina en relación a la productividad de Estados Unidos entre 1960 y 2010
0.9
por ciento es el pronóstico de crecimiento económico del FMI para América Latina,
la región emergente con la expectativa más baja del mundo
4.1
por ciento fue la tasa promedio anual de crecimiento de América Latina entre
2002 y 2012, años en los que la región gozó un boom de exportaciones de
commodities
Latinoamérica
dejó pasar una oportunidad única para consolidarse como la región emergente de
referencia en el mundo. El aumento en el precio de los commodities entre el
2002 y el 2012 estimuló el crecimiento de la región que promedió en el 4.1 por
ciento de su Producto Interno Bruto (PIB).
Este
boom de exportaciones significó, en la mayoría de los casos, ingresos
extraordinarios para los gobiernos latinoamericanos que fueron utilizados para
mantener políticas populistas sin visión a largo plazo.
De
acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), la región consiguió apenas
un crecimiento de 1.3 por ciento el año pasado, y se espera que en el 2015 sea
tan sólo del 0.9 por ciento. Con esto, Latinoamérica registra la mayor
desaceleración económica entre el resto de las regiones emergentes.
Los
especialistas atribuyen el fenómeno al conjunto de malas prácticas económicas
que realizan los países latinos. Entre estas destaca la falta de inversión y la
baja productividad.
Por
ejemplo, la revista The Economist afirma que mientras China invierte alrededor
del 9 por ciento de su PIB en infraestructura e India el 6 por ciento, Latinoamérica
apenas llega a gastar un 3 por ciento.
Por
si fuera poco, estas cifras corresponden al periodo en el que la región contaba
con un alto flujo de ingresos. Ahora que el futuro demanda austeridad, los
países tendrán más obstáculos para realizar este tipo de inversiones.
¿Y MÉXICO?
Aunque
todos los países de la región están sumidos en la mediocridad, algunos destacan
por encontrarse en mejores condiciones. México, al igual que Colombia, Chile,
Bolivia y Paraguay, gozan de mejores prospectos debido a que han conseguido
cierto grado de diversificación económica.
The
Economist destaca que en los últimos 15 años, México es el único país que ha
conseguido formar una parte importante en la cadena de producción global. Sin
embargo, en las últimas dos décadas el sólo ha crecido en promedio 2.4 por
ciento anual según el Banco Mundial.
Algunos
afirman que los monopolios que controlan diferentes industrias mexicanas son la
principal razón de este problema, aunque se espera que las reformas aprobadas
en la actual administración sirvan para crear mayor competencia.
Sin
embargo, la realidad del país es más compleja. La violencia y la inseguridad
siguen siendo la principal preocupación de los inversionistas y la sociedad en
general.
Además,
la escasa cultura de la legalidad y los altos índices de corrupción complica la
operación de empresas formales que deben cargar con el peso de la economía
informal.
LA RAÍZ DEL PROBLEMA
El
bajo crecimiento de América Latina, considerado por el consenso de economistas
como una condición estructural, es explicado en gran medida por la mediocre
productividad de la región.
El
Banco Interamericano de Desarrollo explica que la productividad total del
capital y el trabajo en Latinoamérica se ha rezagado respecto a otras regiones
del mundo. La productividad del continente en términos relativos a Estados
Unidos se redujo 25 puntos porcentuales entre 1960 y 2010.
La
tendencia se atribuye principalmente a dos factores: los altos índices de
informalidad y la política comercial proteccionista que limita la competencia
(México es la excepción ya que el país apuesta a la apertura comercial).
En México, alrededor del 60 por ciento de la
fuerza laboral se encuentra en la informalidad. Este sector, poco competitivo y
de bajos ingresos, es responsable del 25 por ciento del PIB del país.
El
crecimiento de un negocio informal es prácticamente imposible ya que no tiene
acceso a financiamiento, excluyéndolo del uso de tecnología y capital. Además,
dado que el sector informal no paga impuestos, la carga fiscal para las
empresas en regla se vuelve mucho más pesada.
La
condición de los negocios informales en México no dista mucho de la realidad
del resto de América Latina. La típica empresa de la región carece de economías
de escala, administración profesional y tecnología de punta. El crecimiento
está condenado.
La
firma de consultoría McKinsey diagnosticó a las empresas mexicanas con el
síndrome de Peter Pan: las firmas evitan la expansión de sus operaciones,
generalmente debido al adverso entorno regulatorio y fiscal.
CAMBIO DE PARECER
Durante
el boom de commodities, China fue una de las principales potencias que apostó
al crecimiento de Latinoamérica. No obstante, con el pasar de los años se ha
mostrado arrepentida de invertir su dinero en la región:
> China apuesta por Latinoamérica
> El Dragón pisa en falso
(REPORTE
INDIGO/ ALEJANDRO DABDOUB, RODRIGO CARBAJAL /Lunes 6 de julio de 2015)
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