En Sinaloa el año arrancó como de costumbre: violento, y aunque se presume baja en homicidios, al día se asesinan 4 personas
Nadie, ni las estadísticas, puede negar que en Sinaloa el nuevo año
inició como terminó el anterior: con el lastre de la violencia. Ha sido
la constante en la última década en este territorio caliente, el mismo
que ve nacer cárteles del narcotráfico, el que restriega en la cara la
negativa a emitir una alerta de género a pesar de que las muertas se
apilan, e incluso al que los estudios nacionales lo siguen exhibiendo
como uno de los más violentos e inseguros de México.
Para la Real Academia Española las matemáticas son sinónimo de
“ciencia exacta”. Pero la RAE sabe más de letras que de números. Más que
exactas, las matemáticas son consideradas una ciencia formal, que busca
comprender y destacar la verdad de las cosas.
El problema es cuando se llevan al terreno de la manipulación. Ahí
los resultados pueden ser contraproducentes y eso es en lo que el
“gobierno del cambio” ha sido reincidente.
Una vez más, tras el cierre del año, tanto el gobernador Mario López
Valdez como el procurador general de justicia, Marco Antonio Higuera
Gómez, optaron por la estrategia de hacer creer que la lucha anticrimen
está dando grandes resultados.
Malova declaró una caída del 46.31 por ciento en los índices
de homicidios dolosos, y el procurador lo ratificó en una conferencia de
prensa, pero la cuenta alegre era producto de comparar los homicidios
del 2010, el último año del sexenio de Jesús Aguilar Padilla, con los
del 2013, año que marca la mitad del sexenio malovista.
Y las cuentas así son alegres. Siempre lo serán, por la simple razón
de que ese, el 2010, ha sido el año más violento en la historia de
Sinaloa.
El procurador explicó que la disminución, numéricamente, fue de mil
42 asesinatos. Es decir, restó a los 2 mil 250 crímenes del 2010 los mil
208 registrados durante el 2013.
Y sí, así las matemáticas son exactas. No tienen pierde. Los homicidios dolosos cayeron 46.31 por ciento. Pero…
Sus propios números
Actualizados al 31 de diciembre, según la PGJE, en el 2013 ocurrieron
en Sinaloa 1,208 homicidios dolosos, 260 menos comparados con los 1,468
del 2012. El dato es claro y marca una tendencia a la baja de un año a
otro del 17.7 por ciento.
Pero si se compara como debe, con el tercer año del gobierno
anterior, hay 466 homicidios más, ya que en el 2007 solo ocurrieron 742,
pues todavía no estallaba la guerra del narcotráfico.
Ir comparando cada año con los resultados del 2010 solo muestra cómo
el “gobierno del cambio” insiste en manipular las cifras y tratar de
mejorar la percepción que se tiene de la violencia, de ahí que en el
comparativo 2010-2013, efectivamente haya un descenso impactante del
46.3 por ciento.
Pero ese es solo un comparativo conveniente, porque si se comparan
los totales de los tres primeros años de cada gobierno, se tiene que el
homicidio se ha disparado de 1,957 casos a 4,582, es decir, 2,625 más de
un periodo a otro, lo que equivale a un 134.13 por ciento. Y eso no es
atractivo para presumir.
Incluso, si solo se comparan los primeros tres años de la guerra
antinarco que le tocaron al gobierno de Aguilar Padilla, contra los tres
que le han tocado al de Malova, los resultados no alcanzan para
echar las “campanas al vuelo”, pues solo hay una diferencia a favor del
“gobierno del cambio” de 87 homicidios menos, si se restan sus 4,582 a
los 4,669 de Aguilar en ese periodo de comparación arbitraria. Aquí el
logro porcentual es solo de 1.86 por ciento. Tampoco es atractivo.
De acuerdo con la propia PGJE, con Aguilar Padilla el promedio anual
de muertos fue de 1,104.33, es decir, 3.02 muertos al día. Mientras que
con Malova, al año mueren 1,527.33 personas, lo que equivale a 4.18 ejecutados cada día.
La paz de los sepulcros
En este contexto, aparece el más reciente estudio sobre la medición
de la violencia en México y de nuevo Sinaloa ocupa los primeros lugares.
El estudio Índice de Paz en México que realiza el Instituto
para la Economía y la Paz (Institute for Economics and Peace), colocó en
diciembre pasado a Sinaloa como el tercer estado más violento del país,
solo superado por Morelos y Guerrero.
Alcanzó la calificación 30 de 32, al momento de calcular sus condiciones de paz social.
Y además anota que es una entidad que se distingue no solo por su
alta incidencia delictiva, sino por contar con un sistema judicial
ineficiente. Además es el tercer estado con mayor nivel de homicidios y
el segundo en crímenes con armas.
Al revisar los detalles del estudio, resulta que en homicidio, que
incluye asesinato, infanticidio u homicidio culposo sin negligencia,
incluyendo homicidios relacionados con drogas, Sinaloa tiene 4.531 de
calificación, donde 5 es lo menos pacífico.
En crimen violento, que incluye violación, robo y asalto agravado
alcanzó 3.042, mientras que en crimen con armas, que mide la proporción
de crímenes que involucran armas de fuego, alcanzó 5.0.
En crimen organizado, que incluye extorsión, secuestro, crimen
organizado y crímenes relacionados con drogas, Sinaloa obtuvo 2.106,
mientras que en eficiencia de la justicia, que es la proporción de
homicidios sentenciados de acuerdo con el número total de homicidios su
nivel llegó a 4.761.
Desde el 2003 Sinaloa ha sido considerado por este estudio como uno
de los estados más violentos de México. Nunca ha bajado del lugar 30, ha
llegado a ser el más violento, como ocurrió en 2004, 2005, 2006, 2007 y
2011, que fue el primer año del “gobierno del cambio”, y para el 2012
volvió a la posición 30, misma que mantuvo en 2013.
Incluso para este 2013 se calcula que en la entidad se registró un
deterioro de la paz del 28.88 por ciento. Es decir, Sinaloa cada vez se
aleja más de la paz y se aproxima por tanto a la violencia, echando por
la borda el discurso triunfalista de que aquí las cosas no son tan
graves como antes.
Toda una tradición
Previo a las fiestas de diciembre, el “gobierno del cambio” se
empeñó, a través de su estrategia publicitaria por medios electrónicos,
en posicionar la idea de que en Sinaloa no es una tradición celebrar con
disparos al aire la noche del 24 y la del 31.
Pero municipios como Badiraguato, Guasave, Navolato, y cada vez más,
han venido emulando lo que desde hace muchos años ocurre, puntualmente
en esas fechas, en Culiacán.
La lluvia de balas en la capital no se confundió con los cohetes. Fue
contundente el predominio de los disparos y al final solo se reportaron
balas en algunos patios o banquetas, pero el terror volvió a provocar
el encierro de los ciudadanos.
Fue en Badiraguato donde dicha práctica de celebración le provocó una herida a una persona, según reporte oficial de la PGJE.
Esta tradición, negada como tal por la autoridad, confirma lo que en
sus resultados reporta el estudio del Instituto para la Economía y la
Paz, que estima que además de la guerra contra el narcotráfico, el
incremento en la introducción ilegal de armas a México son factores para
que en la última década se haya disparado la violencia.
Pero precisamente las tradiciones o vocaciones sinaloenses, como el
hecho de ser cuna del narcotráfico, es lo que ha provocado que
instancias como el Departamento de Estado de los Estados Unidos
considere a Sinaloa la mayor organización criminal transnacional del
mundo, albergando ni más ni menos que al cártel de Sinaloa, con el Chapo Guzmán y el Mayo Zambada a la cabeza.
La consecuencia es que la entidad ha sido severamente afectada por la
violencia en relación a la guerra contra las drogas. Por ello hay más
de 6,600 homicidios resultado de esa guerra desde el 2006, según se
desprende del Índice de Paz en México.
Y aunque el gobierno de Malova pretende con su discurso y
estrategia de manipular estadísticas atraer más turismo vía cruceros, y
hacer que la percepción de la gente cambie de frente a la inseguridad,
la verdad es que los números —de nuevo las matemáticas— son
contundentes: según la Envipe 2012, el nivel de delitos no denunciados
cada vez es más alto pues no se tiene confianza en la autoridad. Solo el
19 por ciento reporta los robos, el 10 por ciento los fraudes y el 10
por ciento la extorsión.
Y por más que se pretenda desacreditar las cifras, nada se puede
hacer pues la Envipe tiene el respaldo del INEGI, mientras que el Índice de Paz en México se
apoya en instituciones como el CIDE, México Evalúa e incluso en datos
del Gobierno federal a través del Secretariado Ejecutivo del Sistema
Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
Para no quedar mal
El arranque del 2014 fue como el final del 2013. Con violencia. Un
total de 17 personas murieron tras las fiestas de Año Nuevo en Sinaloa,
doce de ellas asesinadas y un herido por bala perdida.
Ocho de los homicidios fueron con arma de fuego, dos por golpes y dos con armas blancas.
A Culiacán le tocó una cuota de cinco asesinados, en Ahome fueron
tres, en San Ignacio dos, en Guasave uno y en Badiraguato otro.
Entre el total de homicidios destacan dos feminicidios, ambos ocurridos en Culiacán.
“De los mil 208 homicidios dolosos registrados durante el año 2013,
982 homicidios, que representan el 81.29 por ciento, corresponden a
rivalidad delincuencial”, puntualizó el procurador Higuera Gómez en
conferencia de prensa.
Pese a ello, otra voz que se apegó al discurso de que las cosas van
bien fue el general Moisés Melo García, comandante de la Tercera Región
Militar, quien concluyó que la seguridad ha mejorado en Sinaloa pues la
incidencia delictiva disminuyó.
Y sí es verdad que a partir del 2010, último año del gobierno de
Jesús Aguilar Padilla, los homicidios han ido a la baja… Pero un dato
contundente es que en Sinaloa, hoy, durante el “gobierno del cambio”,
mueren más personas a diario que en el anterior sexenio.
Sinaloa, entre los menos pacíficos de México*
Como nos ven en el mundo
Sinaloa se ha considerado un semillero de actividad de la
delincuencia organizada durante muchos años. La entidad es cuna del
cártel de Sinaloa (…) calificada como una de las organizaciones
criminales más poderosas del mundo. Sinaloa, junto con Chihuahua y
Durango, forma parte del Triángulo Dorado, zona productora de la
mayor parte de la mariguana y la heroína de México. Es uno de los
estados más pobres del país, excepto en las regiones agrícolas del sur,
aunque la tasa de desempleo es ligeramente menor que el promedio
nacional.
Sinaloa ha sido fuertemente afectado por la violencia relacionada con
la guerra contra las drogas. Desde 2006, en el estado ha habido más de
6,600 homicidios vinculados con el conflicto. La violencia alcanzó un
nivel máximo en 2010, cuando murieron más de 2,000 personas.
Tiene la
tercera tasa de homicidios más alta, la segunda tasa de delitos
cometidos con armas de fuego más alta y la octava tasa de
encarcelamiento más alta de México.
Asimismo, ha experimentado uno de
los peores deterioros en el grado de paz en el país durante la última
década, con un cambio de calificación de 0.83 puntos, muy por encima del
promedio nacional.
Sin embargo, debido a que el nivel de violencia en
Sinaloa ya era notoriamente alto hace diez años, este deterioro tuvo
poco efecto en la clasificación de Sinaloa. Nunca se ha clasificado más
arriba de la posición 30 y ha sido el estado menos pacífico de México
durante la mitad de la última década.
* Información tomada del Instituto para la Economía y la Paz.
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