lunes, 21 de octubre de 2013

SUPERVÍA DE ILEGALIDADES


Inaugura EPN la carretera Mazatlán-Durango pasando por encima de la Ley Agraria

“Mientras el Gobierno federal no pague la tierra, la tierra es de nosotros. Aunque la Supervía Mazatlán-Durango ya esté abierta al tránsito vehicular, los campesinos podemos movilizarnos para exigir justicia agraria”, advierten José Félix Ávila García, Filemón Valenzuela, Pedro Hernández y Juan Huízar, comisariados ejidales del municipio de Pueblo Nuevo, Durango, en representación de sus compañeros ejidatarios y de los ejidos y comunidades de Sinaloa y Nayarit.

El jueves 17 de octubre, una comisión de 15 ejidatarios durangueses, en representación de 4 mil familias afectadas, aprovechó la inauguración de la Supervía por el presidente Enrique Peña Nieto, para entregarle un documento donde le recuerdan que de una parte proporcional de tierra donde se construyó la supercarretera que nace en Durango rumbo a Mazatlán, no se les ha pagado.

“Tierra, estimado presidente, que no nos han pagado, como tampoco nos han pagado los daños y perjuicios ocasionados por las obras públicas de vías de comunicación y servicios que iniciaron su construcción en el año 2000 en las tierras campesinas de nuestros estados de Durango, Nayarit y Sinaloa”.

En el oficio que también fue entregado a Mario López Valdez, gobernador del estado de Sinaloa, los ejidatarios afectados a lo largo de 2 mil 500 hectáreas, en las tres entidades arriba mencionadas no olvidan que la supercarretera se construyó en propiedad social de tierra ejidal heredada por la Revolución Mexicana de 1917.

Como dueños de la tierra, los damnificados por la construcción de la Supervía, proponen que en virtud de los 28 mil millones invertidos para construir los 220 kilómetros, que unen las ciudades de Durango y Mazatlán, la concesión administrativa de la supercarretera se les entregue a Sinaloa y Durango.

“Para que las ganancias financieras que dará esta obra pública, adquiera carácter social en su inversión para el fomento educativo, de salud, en lo deportivo, en lo cultural y de generación de empleo, en los cuatro municipios por donde la rúa va, como son Concordia y Mazatlán, y municipios de Durango y Pueblo Nuevo, Durango”, enfatizan.

Asimismo, los afectados proponen que las políticas públicas de los tres niveles de Gobierno no discriminen a los campesinos dueños de la tierra, de los beneficios económicos que traerá aparejada la novedosa vía de comunicación.

“Por ello se debe organizar y construir —agregan— un espacio interregional para la aplicación de políticas gubernamentales del fomento económico, turístico, ambiental humano y ecológico, incluyendo a las comunidades de San Miguel del Carrizal, Copala, El Palmito en Sinaloa, y de los ejidos de Pueblo Nuevo, La Victoria, San Antonio, El Salto, El Brillante, Chavarría Nuevo, en Durango”.
En la misiva a Peña Nieto, las 32 comunidades ejidales y de pequeños propietarios en Durango, Sinaloa y Nayarit, afirman que se han organizado para luchar por la justicia agraria que todavía es un sueño en todo el país.

“Le debemos comunicar —reconocen— que la Segob, Sedatu y las nuevas autoridades ejecutivas de la SCT están atendiendo nuestro razonable reclamo de justicia agraria; sin embargo, no queremos correr riesgos inoportunos, irresponsables, oportunistas o violentos (que) pongan en riesgo los acuerdos alcanzados para el pago de nuestras tierras y para el pago de daños y perjuicios que estas obras públicas ocasionaron para siempre en nuestro patrimonio familiar y campesino”.

Los campesinos pidieron al primer mandatario del país, que cuando la SCT les proponga los valores para pagar sus tierras ejidales de donde los sacaron a patadas como a los “perros de boda” en los ranchos donde hay mucha comida, lo hagan respetando a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y la   Ley Agraria, para que no se repita la ilegalidad de los gobiernos anteriores, encabezados por Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hinojosa.

“No es nuestra culpa, señor presidente —aclaran— de que hoy nuestra tierra, en donde se construyeron las autopistas y se concesionaron al capital privado, al tener encima materiales, equipamientos e infraestructuras, le hayan generado valor acumulado y de plusvalía que con justicia hoy reclamamos”.

“Es pertinente decir que la SCT en el pasado obtuvo mucho más de los 1 mil 612 millones de pesos por las concesiones de la autopista Tepic-Mazatlán y por el Libramiento que en esta última ciudad se está construyendo”, afirman.

“Nosotros solo queremos que nos paguen nuestra tierra a valor de mercado, así como la reparación de los daños y perjuicios ocasionados por sus antecesores”.

Ilegalidad de la SCT

Los campesinos esgrimen el artículo 94 fracción III de la   Ley Agraria:

“Los predios objeto de la expropiación solo podrán ser ocupados mediante el pago o depósito del importe de la indemnización, que se hará de preferencia en el Fideicomiso Fondo Nacional de Fondo Nacional de Fomento Ejidal o, en su defecto, mediante garantía suficiente”.

“Por ello —reclaman—, los campesinos queremos decir con fuerza: que mienten (sic) todo aquel político o gobernante al decir que nos oponemos al desarrollo, la realidad es concreta: ahí en nuestras tierras ejidales y comunales, están terminadas las autopistas y se está construyendo el Libramiento III en la ciudad de Mazatlán.
Al presidente de nuestra República Mexicana, los medios de comunicación, a nuestros gobernadores y al pueblo en general, le reafirmamos nuestro compromiso con la legalidad constitucional para resolver cualquier agravio y conflicto de intereses. Nosotros, solo pedimos se nos pague nuestra tierra a valor comercial y precios actualizados como lo dice la Constitución Política Mexicana y sus leyes reglamentarias en la materia, y nos reparen los daños ambientales y productivos que nos provocaron las obras públicas mencionadas”.

Defectos y afectaciones
Aún no se había terminado y ya era considerada una de las más riesgosas del país. Semanas antes de que el presidente Enrique Peña Nieto la inaugurara, ya presentaba peligrosas fallas geológicas no previstas en el proyecto técnico, túneles tapados por aludes y tramos en donde el terraplén con el pavimento va literalmente hacia el precipicio, desde antes incluso de que la golpeara la cola del huracán Manuel.

A causa de ese meteoro los daños se multiplicaron: hundimientos del asfalto por la presión del agua, drenajes tapados o que no soportaron el caudal y reventaron el asfalto, cunetas anegadas por la misma carga pluvial y pesadas rocas que deshicieron túneles, sin contar con que más de 50 de los 64 pasajes filtran agua. Una parte importante de los 57 puentes también presenta fallas de diverso calibre.

La carretera de 230 kilómetros fue anunciada como la más “importante y emblemática que se haya hecho en la historia de la ingeniería reciente de México, tanto por el reto que supuso su construcción como por la aplicación de la tecnología más avanzada”. Hoy es una ruta de desolaciones. No solo por los túneles y puentes estropeados, sino también por los daños colaterales que causaron las constructoras Tradeco, Aldesa y Omega en 29 ejidos y comunidades de la zona.

Esas afectaciones también son cuantiosas: arroyos o grandes cauces de ríos —como El Baluarte— completamente azolvados por el material que desparramaron las constructoras más allá de su derecho de vía. Contaminaron zonas protegidas, en las que crecen especies de pino endémicas, como la Pseudotsuga. Destruyeron el hábitat de la guacamaya, que está en peligro de extinción. Cerraron caminos que servían para sacar los productos de las zonas madereras o de cultivo y quitaron puentes de paso para ganado.

En pueblos como Santa Lucía, Sinaloa, los habitantes demandan la reparación de las cuarteaduras que las detonaciones causaron en sus inmuebles. Y lo paradójico: se construyeron puentes que no sirven a nadie.

A ello se suma que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) pretende pagar a 60 centavos el metro cuadrado de tierra expropiada. Sin acuerdo previo, además, otorgó el permiso para que Grupo Carso, propiedad del empresario Carlos Slim, instalara en forma paralela a la megaobra el cableado de fibra óptica.

Rumbo a Mazatlán, en el ejido La Victoria (municipio de Durango), el centro turístico Arroyo del Agua resultó afectado. Al riachuelo del mismo nombre lo azolvaron con la megaobra. Ya desde antes de llegar a este punto, los derrumbes de piedra sobre la carretera son recurrentes.

En el puente Lambederos, en Chavarría Viejo (municipio de Pueblo Nuevo), el cascajo también se derramó hacia la corriente del arroyo, en un área natural protegida. Ahí es el hábitat de la pseudotsuga, una conífera verde-amarilla. Al fondo del cañón también hay cupresos, un tipo de cedro. Ambas especies son endémicas. El túnel —del mismo nombre que el puente— está lleno de fisuras. Más adelante, el asfalto está completamente fracturado, es un trecho de aproximadamente 600 metros.

Se supone que una de las atracciones de la supercarretera es la belleza del panorama. Sin embargo, los defectos ocasionados por las constructoras son los protagonistas. Es el kilómetro 17+400. Se llama Las Bóvedas. En esta zona hicieron bancos de escombro que nunca fueron señalados, afectando el derecho de vía. Por entre los pinos se alcanzan a ver los montículos de cascotes. Desde el puente La Noria se ve un bajío en el que depositaron las rocas de concreto sobrantes, lo que afecta a la corriente del arroyo Chavarría. El siguiente paso, llamado El Indio, está igual de afectado.

Con información de Proceso.
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* Con esta carretera se pretende beneficiar a los siete estados que integran el Corredor Económico del Norte (Sinaloa, Durango, Zacatecas, Chihuahua, Tamaulipas, Coahuila y Nuevo León), una región con el 40 por ciento de la superficie del país, en donde viven 20 millones de habitantes y que genera el 22 por ciento del Producto Interno Bruto.

* La rúa cuenta con 61 túneles con una longitud total de 19.4 kilómetros y 115 puentes de alta especificación, con una longitud total de 12.5 kilómetros, entre los que sobresale el Puente Baluarte, uno de los puentes atirantados más altos y largos del mundo, con 124 metros de longitud y 390 metros de altura, y el segundo túnel más largo que hay en el país, “El Sinaloense”, con casi tres kilómetros.

* Esta obra carretera permitirá que el número de unidades que actualmente transitan por dicha rúa se eleve de 30 mil a 1 millón por año.

* También se tiene contemplada la modernización de los puertos de Mazatlán y Topolobampo, y los libramientos de Culiacán y Mazatlán.

(RIODOCE/ CAYETANO OSUNA/ )

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