Muestra Estado incapacidad y descoordinación a la hora de responderle a los afectados por inundaciones
A un mes de que el huracán Manuel causó severas afectaciones
en más de 30 mil hogares sinaloenses, todavía el Gobierno, en sus tres
niveles, no ha estado a la altura de la emergencia y solo ha mostrado
pericia para contar los daños… pero no ha sido así a la hora de
deslindar responsabilidades y entregar apoyos a los damnificados por las
inundaciones.
Al principio todo parecía verdad. Los anuncios no tardaron, fueron
inmediatos. “Sinaloa quedaría como nuevo”, “Culiacán estaría pronto de
pie”, fueron algunas de las ofertas que hicieron los gobernantes, Malova y Aarón Rivas, entre ellos, pero se referían a la forma y no al fondo.
La verdadera prioridad del “gobierno del cambio” y los gobiernos municipales donde Manuel
dejó afectaciones, fue limpiar las calles, arreglar parques públicos e
incluso el zoológico en el caso de la capital. Una vez conseguido eso se
declaró a Sinaloa de pie, pretendiendo hacer creer que Manuel nunca pasó por el estado.
Pero los males empiezan a brotar en cada uno de los más de 30 mil
hogares sinaloenses inundados o de algún modo castigados por las lluvias
del jueves 19 de septiembre: pisos, techos y paredes dañados; tuberías
rotas o con goteras por todas partes; y muchos bienes domésticos en
espera de ser repuestos por falta de dinero, sin contar el daño
psicológico que el fenómeno causó en los ahora damnificados.
En cada discurso, en cada declaración a los medios de comunicación,
los gobernantes presumen la solidaridad de los sinaloenses y de su
capacidad de reponerse; presumen también la entrega de apoyos
extraordinarios… pero en las casas de los damnificados, muchas de ellas
todavía con tufos de humedad, el dicho oficial es muy lejano a la
realidad.
De acuerdo con información recabada por Ríodoce en algunas de las colonias de Culiacán afectadas por el huracán Manuel
y sus consecuentes inundaciones, se promedia que los apoyos
gubernamentales no han pasado de tres despensas, colchonetas que de poco
sirven, y cuando mucho 3 mil 720 pesos en efectivo. En muchos casos ni
eso.
El recuento
En Culiacán los medios de comunicación y las autoridades se han
concentrado en la privada Banus de la Isla Musala, Infonavit Humaya y
Valle Alto, pero son muchos los sectores afectados como otros
residenciales de la misma isla Musala, la colonia 6 de Enero, la Jesús
Valdez, Campo El Diez y Riveras del Tamazula, entre otros.
Hay lugares a donde ni el gobernador ni el alcalde han ido porque no
quieren más reclamos, según confía una fuente cercana al alcalde Aarón
Rivas: “Ellos ya andan despreocupados… ya cumplieron, dicen, pero la
verdad es que todavía hay mucho por hacer”, agrega.
De acuerdo con testimonios de vecinos del fraccionamiento Riveras del
Tamazula, el asomo de ayuda oficial empezó a llegar al siguiente día,
el viernes 20 de septiembre: personal de Ejército acudió a las zonas
afectadas para ayudar en las labores de limpieza, pero eso duró muy poco
y se retiraron para concentrarse en albergues y realizar rondines a
distancia. Ya no volvieron.
El 23 de septiembre, la presidenta del DIF Culiacán, Lucky Gámez,
entregó despensas, colchonetas, agua y productos de limpieza. 22 días
después volvería con un poco más de ayuda y una lista selectiva para
entregar estufas y refrigeradores económicos donde, por lo regular, ya
no hacían falta.
El 24 de septiembre, personal de Infonavit se presentó a algunos
fraccionamientos a entregar información sobre un seguro de daños
estructurales o pérdidas totales que, aseguraron, podría hacerse
efectivo después de cinco días a partir de iniciado el trámite, pues en
ese lapso se liberarían los fondos.
Todo se hizo al pie de la letra: los acreditados se acercaron a las
mesas de atención instaladas por Infonavit, de ahí se detonó la
inspección a través de la Aseguradora Interacciones, S.A. de C.V., el
ajustador acudió domicilio por domicilio a verificar los daños y elaboró
su dictamen, pero el recurso es hora que no fluye, aunque la delegada,
Cecilia Robles Montijo, aseguró que ya salieron cientos de cheques.
También se ofreció una prórroga de pago del crédito para las mil 454
viviendas damnificadas con cartera vigente de Infonavit, pero mientras
que a trabajadores que se les descuenta por nómina no se les ha hecho
efectivo el beneficio, a los que pagan directamente al banco ya los
requieren vía telefónica para que realicen el pago completo, cuando el
ofrecimiento fue que solo pagarían cien pesos durante tres meses.
Ese mismo día el Ayuntamiento de Culiacán distribuyó oficios para que
los damnificados los llenaran. Se trataba de un censo donde se pedía
una descripción de daños sufridos por la inundación, pero también se
anexó un oficio dirigido “a quien corresponda”, donde cada damnificado
solicitaba la reparación de daños ocasionados a sus viviendas a
consecuencia del paso del huracán Manuel.
“Sala, comedor, cocina, estufa, recámaras, baño, etcétera”, fue la constante a la hora de enlistar los daños.
Pero a la fecha tampoco hay respuesta de esa instancia del Gobierno.
El 25 de septiembre, personal de Sedesol, dependientes del Programa
de Empleo Temporal, instalaron su propia mesa de atención y repartieron
folios para otorgar apoyos económicos a los damnificados.
El gusto duró poco al filtrarse que se trataba de mil 220 pesos en
efectivo por concepto de “haber ayudado a limpiar las viviendas”. Pero
de apoyos para reponer o al menos reparar los bienes perdidos, nada.
Ese mismo día, el Gobierno del Estado envió brigadas para entregar
“invitaciones” a los damnificados que se encontraran en sus domicilios,
como sabiendo que no habría muchos, para entregarles otro apoyo
económico vía Secretaría de Desarrollo Económico y la Secretaría del
Trabajo y Previsión Social.
El entusiasmo de nuevo decayó cuando se supo que el apoyo era para unos cuantos y que cuando mucho serían 2 mil 500 pesos.
El propio director del Servicio Nacional del Empleo en Sinaloa,
Carlos Hermosillo Jacobo, tras atender a damnificados que no recibieron
sus folios por no encontrarse en sus domicilios, les dijo que sí
entrarían al programa pero que no hicieran escándalo porque ya no
alcanzaba para más.
El desorden y la discrecionalidad en la emisión de apoyos quedaron al
descubierto al aparecer en las listas personas a cuyas viviendas no se
metió el agua, pero además, en el municipio de Angostura (Palmitas) no
solo se remitieron más cheques que el número de damnificados, sino que
el monto no fue por 2 mil 500 pesos, sino por 4 mil 500.
La expectativa por recibir dinero en efectivo para reparar las
viviendas y reponer muebles creció a raíz de declaraciones del
gobernador y el alcalde en el sentido de que recursos provenientes del
Fondo de Desastres Naturales (Fonden) estaban por llegar a Sinaloa.
El 15 de octubre se despejó la duda: con los sellos de la Secretaría
de Gobernación, el Sistema Nacional de Protección Civil y el Fonden,
fueron entregadas algunas despensas dotadas de café soluble, chocolate
en polvo, frijol cocido, harina de maíz, leche en polvo, arroz
precocido, atún o sardinas, etcétera.
No hubo más del Fonden. Ni de nada más.
Con mil 220 pesos vía Sedesol; 2 mil 500 pesos vía Sedeco y
Secretaría del Trabajo; tres despensas, un paquete de botellas con agua,
colchonetas, estufas y refrigeradores de bajo costo repartidos a unos
cuantos, los tres niveles de Gobierno pretenden, con miles de
fotografías de prueba, hacer creer que ya cumplieron y que la emergencia
fue exitosamente atendida.
La inconformidad inunda
En la isla Musala, Valle Alto, Riveras del Tamazula, cuando menos, la
falta de organización de las autoridades responsables de brindar apoyos
a los damnificados y su incompetencia para responder ante la pérdida de
bienes y el deterioro del patrimonio, ha llevado a muchos a pelear por
la vía legal a fin de rescatar algo.
“Es el único camino que nos dejan”, es la constante de quienes ya están enlistados para demandar.
Y es que en un mes las autoridades han dado muestras de que el apoyo
que pueden brindar en estos casos no pasará de una despensa.
“Hemos recibido más apoyo de nuestros familiares, amigos y vecinos,
que de la autoridad”, lamenta Galeger Aragón, cuya vivienda registró una
inundación de un metro de alto.
Y a quien se le pregunte, como Esbenery Peñuelas, lo que se piensa es
que el Gobierno ya no va a responder: “Si no lo hizo al principio,
menos lo hará ahora”.
Jesús Ramón Pérez es maestro jubilado, tiene 80 años de edad y su
casa, en la colonia 6 de Enero, fue una de las miles que se inundaron
tras el paso del huracán Manuel. Incluso en el censo que levantó el Ayuntamiento le pusieron un metro y medio al medir el nivel al que subió el agua.
“Mi tío y otras personas damnificadas de ese lugar acudieron a la
Sedesol que está en Tránsito Municipal y de ahí les mandaron gente para
ayudarles a barrer las casas, para hacer limpieza; los anotaron en una
lista y les dijeron que les darían despensas y algo de dinero en
efectivo, pero hasta la fecha, ya casi al mes de distancia, nada de eso
les han dado oiga, ¿pero sabe que es lo peor? Que le robaron su
celular”, comparte a Ríodoce Rubén Guerra, sobrino del adulto mayor afectado.
Alma Valenzuela, del fraccionamiento Riveras del Tamazula, quien
perdió la mayoría de sus bienes y todavía hace esfuerzos por rescatar
los que pueda, se pregunta: “¿Si nadie responde, entonces a quién vamos a
demandar? ¿Al propietario? ¡Si ya está muerto!”, refiriéndose al ex
secretario de Turismo asesinado en el gobierno de Jesús Aguilar Padilla,
Antonio Ibarra Salgado, quien era propietario de Edificaciones Igasa,
fraccionadora de Riveras del Tamazula.
Inundado de mentiras
Aarón Rivas, alcalde de Culiacán, se sumó al discurso fácil de hacer
creer a los damnificados que no están solos. “Culiacán está de pie”,
sostiene parafraseando la campaña publicitaria del Ayuntamiento. Pero él
mismo se contradice:
El 22 de septiembre prometió a damnificados de Valle Alto que “todo
lo que yo consiga del Fonden es para ustedes”, dejando por fuera al
resto de los damnificados.
Cuatro días después, el 26 de septiembre, en el parque Las Riveras
dijo que los recursos del Fonden serían para la “reparación y
construcción de los daños materiales”, refiriéndose a la ciclovía del
parque, sus puentes, bancas y demás obras dañadas.
Un día después fue más específico: el Fonden servirá para dragar los
brazos de la Isla Musala, para pavimentar el dren de Bacurimí y para
incrementar la capacidad del colector de la colonia Infonavit Humaya…
pero ya le tocará a la próxima administración.
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