Antonio
Rebolledo
Hace cuatro años que
Jesús Lozano no atiende sus diez hectáreas en el poblado de Lomas de Arena, en
el Ejido Emilio Carranza, al extremo suroriente del Valle Bajo de Juárez.
De El Porvenir
–donde radica desde el 2005– hasta Lomas de Arena, la brecha tiene una longitud
de 220 kilómetros junto a la frontera con Estados Unidos.
Es uno de los puntos
más alejados de la cabecera municipal de Guadalupe Distrito Bravos, a 295
kilómetros de Ciudad Juárez, rumbo a Ojinaga.
Desde El Porvenir
hasta Lomas de Arena, el camino arenoso, fangoso y curvo para esquivar la
sierra, pasa por 17 poblados donde las más recientes noticias de las
condiciones que guardan viviendas y rancherías datan del 2008 tras ser
abandonadas por la oleada delictiva que azotó al municipio de Guadalupe y en
general al Valle de Juárez hace media década.
Ylas noticias llegan
así, lentas, porque desde la comunidad de El Faro, a 16 kilómetros de El
Porvenir, se ha colocado una barrera de temor que impide a los desplazados de
esas comunidades volver a sus tierras por las amenazas de grupos delictivos que
hasta los límites con el municipio de Ojinaga han marcado un corredor de casi
800 kilómetros de brechas entre arenales, serranías y vados para conectar a
Villa Ahumada con la frontera, una red de comunicación ideal para el trasiego
de droga y el tráfico de migrantes por la falta de vigilancia en ambos lados
del muro fronterizo.
Esta porción de casi
5 mil kilómetros cuadrados –el 2 por ciento del territorio estatal–, es una
“Zona del Silencio”, una región de la que muy poco se sabe y de la que se
escucha menos al poniente de El Faro, la penúltima comunidad habitada entre
Juárez y Ojinaga. La última es San Antonio del Bravo.
En orden de poniente
a oriente, a partir de El Faro las comunidades abandonadas son El Cuervo, Luis
León –donde habita sólo una persona–, Banderas, Cajones o Cajoncitos, Corral de
Alambre, Cieneguillas, Bosque Bonito, Ojos Calientes, y entre éstos las
rancherías de Cerro Alto, San Antonio, Divisadero, Los Frijoles, Las Vacas, El
Consuelo, La Profunda, Acebuches, La Parra, Beto Ávila, Pinos Altos, San José
del Hueso, Los Infantes, Huérfano, San Francisco, Las Palmitas, La Boquilla, La
Güera –en los límites con Ojinaga–, Puerto Alto, El Colorado, Santa Emilia, El
Pino, La Providencia y El Pando.
Hoy, señala Alberto
Domínguez, compañero de Jesús en el programa
de empleo temporal en El Porvenir, esa región que colinda con los campos
menonitas del “Rancho El 40”, en la región agrícola del municipio de Ahumada,
se ha convertido en una tierra de nadie, “en un corredor libre de los
delincuentes porque ya ni los dueños de las tierras van”.
Mientras cobraban su
quincena, Jesús, Alberto y otros jornaleros enlistaron que en Vado de Cedillos
en el 2005 había alrededor de 300 habitantes; actualmente hay 40. En El Faro
había en ese año alrededor de 500 pobladores; hoy hay 30.
En Luis León hay una
persona, en Corral de Alambres había dos familias pero desde hace un año se
desconoce su paradero. En Banderas y en El Cuervo ya no hay nadie, y en
Cajoncitos hay cuatro familias, aunque otros desplazados señalaron que también
migraron.
La densidad de
población en esta franja abandonada es de 0.02 habitantes por kilómetro
cuadrado. En Guadalupe es de 1.48, y en el estado es de 13.23.
PRECAUCIONES
“Para ir allá se
necesita la bendición”, dijo Ramón Márquez, otro jornalero temporal en El
Porvenir.
Puntualizó que por
las brechas no cruza nadie desconocido, sólo quienes no representen una alerta
para los grupos delictivos que ahí operan, bandas que durante las últimas
semanas han visto mermadas sus operaciones tras la muerte de Gabino Salas
Valenciano, “El Ingeniero”, líder del cártel de Sinaloa en el Valle de Juárez.
Esta situación ha
repercutido en el municipio de Ahumada, pues según agricultores en esa región,
mientras se “estabiliza” el “corredor” Villa Ahumada-Guadalupe, los grupos
delictivos en la cabecera municipal se han dedicado a cometer delitos del fuero
común como asaltos, robos y secuestros. Ejemplificaron con que en la comunidad
menonita de Valle de la Esperanza suman ocho los robos en las últimas tres
semanas, secuestraron a un comunero, e incluso han sustraído maquinaria delante
de estos agricultores.
En el retén militar
de El Porvenir, las recomendaciones a cada vehículo que pretende transitar más
allá de El Faro, son reportar a la autoridad cualquier actividad sospechosa y
no ponerse en riesgo.
“Cuando comenzó el
desorden de seguridad, es lógico las autoridades tomaron precauciones, pues
nadie está exento de cualquier riesgo. Nosotros cuando vamos con los logos del
municipio, los militares nos detienen, nos cuestionan y nos dan las mismas
recomendaciones que a cualquiera, pero en las brechas no hemos tenido ningún
problema”, refirió el alcalde de Guadalupe, Tomás Archuleta Rodríguez.
Empero, un jornalero
advirtió a los reporteros de El Diario: “Yo que ustedes no iba más allá de El
Faro”.
La próxima incursión
al Valle Bajo por parte de autoridades municipales para entregar apoyos
sociales y asistencia médica, se realizará del 18 al 20 próximos.
EXTRAVIADOS
El secretario del
Ayuntamiento de Praxedis, Andrés Morales Arreola, relató que en mayo de 2012
una patrulla del Grupo Beta del Instituto Nacional de Migración, se extravió
casi todo un día mientras intentaba localizar a inmigrantes perdidos cerca de
la línea fronteriza.
“Y como no tenían a
quién preguntar, recorrieron casi todo el día las brechas entre Ojos Calientes,
donde hay un puente peatonal de madera para cruzar el Río Bravo, y El Cuervo.
Circularon por casi 500 kilómetros de brechas”, refirió.
Jesús Lozano relata
que en Lomas de Arena los niños –casi todos nacidos en Estados Unidos– eran
protegidos por el Condado de Van Horn para alimentarse, vestir y educarse.
Incluso en territorio mexicano, los niños entonaban en la escuelita de la
comunidad “The Star-Spangled Banner” (La Bandera Tachonada de Estrellas) y no
el Himno Nacional.
“Pero ya ninguno
está en Lomas de Arena. Todos se fueron a Texas, a El Porvenir donde sus padres
obtienen 760 pesos quincenales en programas de empleo temporal limpiando calles
y brechas; a Juárez a trabajar en la maquila, o a Ojinaga en labores del
campo”, amplió.
Los subsidios al
campo, agrega Jesús, dejaron de llegar a Lomas de Arena desde el 2005.
Lomas de Arena se
localiza al sur de Marfa, Texas.
Los pobladores de
todas las comunidades y rancherías abandonadas, 32 en total según los mapas de
los municipios de Praxedis G. Guerrero y Guadalupe, votaron en los comicios de
julio pasado en Vado de Cedillos y en El Faro.
Según Archuleta
Rodríguez, de un padrón cercano a los mil 500 electores empadronados en esas
comunidades, votaron apenas 140.
“Tenemos una fuerte
migración en esas comunidades de las que sabemos muy poco”, explicó.
Expuso que de
acuerdo con el INEGI, en 2005 en Guadalupe había 9 mil 148 habitantes. El Censo
2010 se redujo a 7 mil 545 pobladores, la mayoría ubicados en la cabecera, en
el Ejido Juárez y Reforma, en Placitas de Otero, en Porfirio Parra (Caseta) y
un número que supera los mil 500 guadalupenses en El Porvenir, Colonia La Esperanza
y Praxedis, poblaciones del municipio de Praxedis G. Guerrero.
“Aunque radican ya
en otro municipio, a los desplazados los incluimos en nuestros programas
sociales y de apoyo a la educación con becas, uniformes, despensas y servicios
médicos, además de proporcionarle asistencia psicológica a las víctimas de la
violencia con programas de la Fiscalía estatal”, enlistó.
–¿Pero qué tan
precisas son las cifras de pobladores en esa región?, se le cuestionó al
alcalde.
–I don’t know,
respondió.
(EL DIARIO, EDICION JUAREZ/ Antonio Rebolledo/06
de Septiembre 2013)
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