Raymundo Riva Palacio
El Partido Democrático Popular Revolucionario-Ejército Popular
Revolucionario, conocido como EPR, refutó enérgicamente a este autor por
la columna del 12 de agosto (“EPR: Alusiones personales”), donde al
observar una escisión en esa organización con la aparición del Ejército
Revolucionario del Pueblo (ERP), se hacía referencia a la participación
del grupo armado en los secuestros del político Diego Fernández de
Cevallos y el empresario Ángel Losada, así como a la fusión de células
del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI), con Los
Caballeros Templarios. El texto, afirmó en un comunicado el 29 de agosto
pasado, es una “calumnia”, una “difamación”, y pretende deslegitimar su
partido y su lucha.
El EPR, sin embargo, propone una discusión pública “para despejar en el vasto campo de la lucha de clases, en donde incluye la lucha ideológica en la cual participa con sus opiniones, las posiciones políticas e ideológicas de cada uno de los actores de manera clara”.
El comunicado forma parte de tres mensajes que ha dado a conocer desde el 9 de agosto, cuando descalificaron y se deslindaron del ERP, “una provocación policiaco-militar”, como parte de una campaña contrainsurgente. La nueva respuesta del EPR es cualitativamente diferente, dispuesto a ir a la arena pública a debatir ideas, y separar por completo su controversia con al denominado ERP.
Estos intercambios epistolares que emergen desde abajo de la epidermis nacional no son irrelevantes. Todo lo contrario. Atrás de los movimientos sociales que se expresan de diferentes formas, corren estructuras y vasos comunicantes de orden político y militar, que analizan si las condiciones objetivas para iniciar una escalada contra el Estado Mexicano, con el fin de acabarlo y a partir de sus cenizas construir un nuevo Estado, están dadas. En un segundo texto se analizará si esas condiciones existen actualmente.
El EPR quiere, además, que este autor “afronte el hecho que se ha equivocado en sus juicios respecto a nuestro partido”. El rechazo enérgico y sistemático de los últimos comunicados a que se le vincule con secuestros y narcotráfico, obliga a reformular argumentos y matizar afirmaciones. Pero también, a preguntarle sobre algunos aspectos que toca su comunicado que requieren de mayor explicación para entender la dinámica por la que atraviesa esa parte de la sociedad desconocida del país, en donde se aprecian tres variables:
1.- En su comunicado, rechaza la vinculación con el narcotráfico que, “hemos sostenido, es un fenómeno desde y para el Estado Mexicano”. En la columna a la cual responden, se apuntó: “En el caso de Michoacán, Los Caballeros Templarios se extendieron a Tierra Caliente en Guerrero, donde absorbieron o expulsaron a miembros del ERPI, otra escisión del EPR. Las autoridades de Michoacán encontraron manuales del EPR en algunas normales, así como videos donde instruyen para la insurrección”. Es decir, documentación hay, lo que no significa, como lo subrayan en su deslinde, que sea el PDPR-EPR, parte de lo mismo. El matiz, a partir de la posición expresada en el comunicado, es obligado.
2.- “Nosotros no realizamos secuestros, llámesele como se les llame, ni actividades de orientación delincuencial para sostener la lucha revolucionaria”, afirmó. La participación de células del EPR está documentada, no sólo en los secuestros de Fernández de Cevallos y Losada, sino también en el reciente en Oaxaca de los sobrinos de Gerardo Gutiérrez Candiani, presidente del Consejo Coordinador Empresarial. Pero si se analizan lingüísticamente los comunicados del nuevo grupo ERP, su redacción evoca a la que emplearon los “Misteriosos Desaparecedores”, como se auto llamaron los secuestradores del Jefe Diego. El lenguaje del EPR, en efecto, refleja la solidez ideológica y política de los viejos comunicados guerrilleros. Esto es, si la hipótesis se confirma, el nuevo grupo ERP es el responsable de los secuestros, no el EPR.
3.- En el comunicado, el EPR afirma que su partido se fundó en 1964. La única referencia documental guerrillera en ese año es del Grupo Popular Guerrillero en Chihuahua, y del que se deriva la Liga Comunista 23 de Septiembre. Las guerrillas de finales de los 60 se inspiraron en los llamados “Encuentros en la Sierra”, en 1963 y 1964 en el norte, donde participaron líderes del extinto Partido Popular Socialista y la Unión General de Obreros y Campesinos de México. Si el EPR nació en 1996 de la fusión del Procup de Oaxaca y el Partido de los Pobres de Guerrero, ¿qué PDPR-EPR es el que hoy habla?
Sus afirmaciones invitan a preguntar si existen hoy nuevos andamiajes guerrilleros en el país. El contexto actual obliga a reflexionar el tipo de país que se tiene y que se quiere, para evitar lo más absurdo que podría suceder: una sorpresa. El EPR se dice firme en lo que se busca y persigue. No está claro que al otro lado de la trinchera suceda lo mismo.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
El EPR, sin embargo, propone una discusión pública “para despejar en el vasto campo de la lucha de clases, en donde incluye la lucha ideológica en la cual participa con sus opiniones, las posiciones políticas e ideológicas de cada uno de los actores de manera clara”.
El comunicado forma parte de tres mensajes que ha dado a conocer desde el 9 de agosto, cuando descalificaron y se deslindaron del ERP, “una provocación policiaco-militar”, como parte de una campaña contrainsurgente. La nueva respuesta del EPR es cualitativamente diferente, dispuesto a ir a la arena pública a debatir ideas, y separar por completo su controversia con al denominado ERP.
Estos intercambios epistolares que emergen desde abajo de la epidermis nacional no son irrelevantes. Todo lo contrario. Atrás de los movimientos sociales que se expresan de diferentes formas, corren estructuras y vasos comunicantes de orden político y militar, que analizan si las condiciones objetivas para iniciar una escalada contra el Estado Mexicano, con el fin de acabarlo y a partir de sus cenizas construir un nuevo Estado, están dadas. En un segundo texto se analizará si esas condiciones existen actualmente.
El EPR quiere, además, que este autor “afronte el hecho que se ha equivocado en sus juicios respecto a nuestro partido”. El rechazo enérgico y sistemático de los últimos comunicados a que se le vincule con secuestros y narcotráfico, obliga a reformular argumentos y matizar afirmaciones. Pero también, a preguntarle sobre algunos aspectos que toca su comunicado que requieren de mayor explicación para entender la dinámica por la que atraviesa esa parte de la sociedad desconocida del país, en donde se aprecian tres variables:
1.- En su comunicado, rechaza la vinculación con el narcotráfico que, “hemos sostenido, es un fenómeno desde y para el Estado Mexicano”. En la columna a la cual responden, se apuntó: “En el caso de Michoacán, Los Caballeros Templarios se extendieron a Tierra Caliente en Guerrero, donde absorbieron o expulsaron a miembros del ERPI, otra escisión del EPR. Las autoridades de Michoacán encontraron manuales del EPR en algunas normales, así como videos donde instruyen para la insurrección”. Es decir, documentación hay, lo que no significa, como lo subrayan en su deslinde, que sea el PDPR-EPR, parte de lo mismo. El matiz, a partir de la posición expresada en el comunicado, es obligado.
2.- “Nosotros no realizamos secuestros, llámesele como se les llame, ni actividades de orientación delincuencial para sostener la lucha revolucionaria”, afirmó. La participación de células del EPR está documentada, no sólo en los secuestros de Fernández de Cevallos y Losada, sino también en el reciente en Oaxaca de los sobrinos de Gerardo Gutiérrez Candiani, presidente del Consejo Coordinador Empresarial. Pero si se analizan lingüísticamente los comunicados del nuevo grupo ERP, su redacción evoca a la que emplearon los “Misteriosos Desaparecedores”, como se auto llamaron los secuestradores del Jefe Diego. El lenguaje del EPR, en efecto, refleja la solidez ideológica y política de los viejos comunicados guerrilleros. Esto es, si la hipótesis se confirma, el nuevo grupo ERP es el responsable de los secuestros, no el EPR.
3.- En el comunicado, el EPR afirma que su partido se fundó en 1964. La única referencia documental guerrillera en ese año es del Grupo Popular Guerrillero en Chihuahua, y del que se deriva la Liga Comunista 23 de Septiembre. Las guerrillas de finales de los 60 se inspiraron en los llamados “Encuentros en la Sierra”, en 1963 y 1964 en el norte, donde participaron líderes del extinto Partido Popular Socialista y la Unión General de Obreros y Campesinos de México. Si el EPR nació en 1996 de la fusión del Procup de Oaxaca y el Partido de los Pobres de Guerrero, ¿qué PDPR-EPR es el que hoy habla?
Sus afirmaciones invitan a preguntar si existen hoy nuevos andamiajes guerrilleros en el país. El contexto actual obliga a reflexionar el tipo de país que se tiene y que se quiere, para evitar lo más absurdo que podría suceder: una sorpresa. El EPR se dice firme en lo que se busca y persigue. No está claro que al otro lado de la trinchera suceda lo mismo.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
(ZOCALO/ Columna de raymundon Riva Palacio/ 06 de Septiembre 2013)
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