lunes, 9 de septiembre de 2013

NARCOTIENDAS EN MONTERREY: UNA RADIOGRAFÍA INÉDITA

Uno de los decomisos en una narcotiendita en Monterrey. Foto: Especial


MONTERREY, N.L., (proceso.com.mx).-  El crimen organizado diseñó un sistema de logística y control del narcomenudeo comparable al de una empresa global.

El narcomenudeo transformó a los antiguos cárteles que sólo distribuían droga a Estados Unidos y los orilló a disputarse el control del mercado local, lo que desató una guerra intestina, narraron a Proceso especialistas, narcomenudistas, fuentes militares y exagentes de la Unidad Mixta de Atención al Narcomenudeo (UMAN) que hablaron bajo la condición del anonimato.

“Las narcotienditas de la zona metropolitana de Monterrey generan en promedio  ganancias de 35 mil pesos mensuales”, informó una fuente castrense.

“Se pueden localizar en todos los barrios de la ciudad”, agregó el militar, quien ha dirigido diversas operaciones para desmantelar algunos de los “laboratorios” donde se empaqueta  la droga para su venta.

Precisó que los cárteles  también cuentan con  “ejércitos” de miles de nacomenudistas que  distribuyen droga con marcas y logotipos.
La marihuana se comercializa en empaques con sellos  de la típica figura de la yerba; también: la cabeza de una pantera y figuritas de un “chico malo”.

Para tener el control de la distribución de la mariguana ésta  se vende en pequeñas bolsas de la marca “Ziploc” de distintos colores.
El  color  de la bolsa se utiliza para supervisar su destino; por ejemplo, el verde  sólo circula en algunas  zonas de la ciudad y en cierto día de la semana.

“Contadores”  vigilan  la producción, distribución y  venta en las zonas que tienen dividida la metrópoli. Si comienza a circular en el “mercado” una bolsa de color diferente al seleccionado para venderse ese día en cierto sector,  sabrán que algunos de sus narcomenudistas está tratando de “picarles los ojos” y esa traición se paga  con “tablazos” o la muerte.

Comentó que los laboratorios operan en casas de zonas de clase media baja donde laboran en promedio 30 personas, la mayoría mujeres, en cada una de las tres jornadas. Los locales  se disfrazan como un pequeño taller, principalmente textil o electrónico.

Tarifas

La mariguana se empaqueta en  dos presentaciones: una pequeña que alcanza para un cigarrillo y otra más grande para varios.  Sus costos varían entre 100 y 300 pesos, respectivamente, señalaron  distribuidores de droga al menudeo entrevistados.

En el caso de la cocaína,  el  precio promedio de la “la grapa”  es de 300 pesos, pero su calidad es muy mala.

Anteriormente la  “coca” era  sólo para élites, por su alto costo, pero actualmente se ha convertido en el narcótico con  más demanda. Aumentó  su consumo  debido a la  entrada de las mujeres al mundo de las drogas.

En el año 2007 las autoridades de Nuevo León y la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito  presentaron los resultados una encuesta que se realizó para conocer cómo se incrementó en los pasados años el consumo de narcóticos en la región noreste.

El resultado fue que entre 1991 y 2006 se disparó la demanda  y el factor determinante para el creciente aumento fue que mujeres  jóvenes comenzaron a consumir narcóticos.

En el periodo de referencia el incremento entre hombres  jóvenes  pasó  de 4.5 a 10.5 por ciento, mientras que en las mujeres jóvenes el aumento se disparó  del 2.8 al 8.5 por ciento.

El sondeo también descubrió que la edad para iniciar el consumo de drogas se redujo. Antes era entre los  16 y 18  años y ahora se comienzan a consumir narcóticos a los 14.

Además, la encuesta mostró que la droga con más demanda  fue  la cocaína, narcótico que anteriormente no se consumía masivamente.

Uno de los principales factores que contribuyó  a que la República Mexicana dejara de ser “trampolín”  para convertirse también en una “alberca” donde se engullen grandes dosis de coca fue el cambio en el patrón de consumo de los millones de drogadictos estadounidenses.

Ese fenómeno fue reportado desde principios de la década por la Agencia Antinarcóticos estadunidense (DEA por sus siglas en inglés).

En los albores del nuevo siglo, millones de drogadictos de Estados Unidos  abandonaban la cocaína por las nuevas drogas sintéticas; el furor por las “mets”  estaba provocando que el  narcótico más adictivo, “la coca”,  se quedara  en México, se abaratara  y se pusiera  al alcance  de todos.

En ese periodo la “grapa” llegó a costar menos de cinco dólares en algunas ciudades de la frontera norte.  Además, las operaciones de los cárteles se estaban pagando con droga, a falta de divisas al caerse su venta en Norteamérica.

En Monterrey, la cocaína se comenzó a promover a través de los cientos de giros negros conocidos como Tables Dance, y las bailarinas se trasformaron en “dealers” y consumidoras.

Para cuidar a las “nuevas” narcotienditas, los cárteles reclutaron a los policías de las corporaciones  municipales.  Además, a las pandillas de barrios marginados  que  formaron ejércitos de miles de nacomenudistas.

Cuando tomaron el mercado del nacomenudeo, sometieron a todos los vendedores que “operaban por la libre” para que distribuyeran su droga.  A los que los rechazaban, los ejecutaron.

A partir de la mitad del sexenio del presidente Vicente Fox comenzaron las “narco ejecuciones”. En ese periodo se registraron  más de diez mil y la mayoría  fue de narcomenudistas, policías y miembros del de cárteles.

En el sexenio del presidente Felipe Calderón, el crecimiento de las “ejecuciones” se disparó con cifras que rondan las 71 mil  ejecuciones y durante el primer año de Enrique Peña Nieto ese ritmo  continúa con cerca de 14 mil asesinatos violentos relacionados con el crimen organizado.

6 de septiembre de 2013)

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