En un salón de fiestas, con un pésimo servicio de video y sonido, el primer
informe del alcalde de Tecate se vio interrumpido.
El priísta echó mano de su
arenga y conquistó a su público, integrado más por gobernantes, funcionarios y
familiares que por tecatenses.
Mucho despliegue de obras y el silencio de la
oposición. A los regidores distintos al PRI no les concedieron el uso de la
voz.
Isaí Tonatiuh Lara Bermúdez
Lo único que contrarresta las cifras alegres y los autoelogios en un informe
de labores municipal, es la intervención de la oposición; de tal suerte que los
regidores contrarios son los encargados de “desenmascarar” el tan bienaventurado
discurso.
Para la satisfacción de Javier Urbalejo Cinco y para la comodidad de su
mensaje, el jueves 24, día de su informe, la oposición se quedó en mera
contemplación; cómplices con su silencio, dejaron que esa noche se engrandaran
“puras mentiras” como ellos mismos lo calificaron. Ellos, acusan al “poderío” de
Urbalejo de ser el culpable de su disimulo político.
Así la explicación: por costumbre (pero también como un derecho y una
obligación) los ediles de los distintos partidos políticos hacen su
posicionamiento en cada informe de labores.
Ya se sabe, en su oportunidad los
“alineados” con el alcalde en turno, darán el espaldarazo a lo que dicte el
regente; en cambio, los desertores imputan, cuestionan, señalan los errores, las
faltas y las deficiencias en el ayuntamiento. Así ocurre. No en el caso de
Urbalejo.
Los panistas –alegan ellos– fueron censurados. Dejaron explayarse al alcalde
con sus “grandes logros” y éste aprovechó la concurrencia y los reflectores para
presumir sus “esfuerzos considerables” en la administración de Tecate.
A pesar de estas facilidades, el acto solemne del alcalde tecatense fue un
desastre. Poco de lo planeado salió como se esperaba. “Hasta la pinchi porra
falló”, se pudo escuchar al final de la ceremonia entre dos sinceros
espectadores. El mismo presidente, forzado por lo obvios traspiés técnicos, tuvo
que pedir una disculpa al respetable. Los trabajos audiovisuales que fallaron
estuvieron a cargo de un familiar de un funcionario público.
Al final, lo mismo da. Los invitados, todos a gusto, aplauden y reconocen al
que dirige su municipio; nadie cuestiona ni se inconforman con los resultados,
quizá por desinterés, o quizá por la razón que argumenta el mismo presidente,
pues dice que de todos los alcaldes, es él “al que mejor le va”.
Por la alfombra asfáltica
Desde que se supo el lugar que escogió el ayuntamiento para realizar el
informe hubo dudas. El regidor del PAN, Armando Álvarez, semanas antes comentó a
ZETA: “prefirieron un lugar de lujo, ostentoso, que la mayoría
de los tecatenses ni conoce, esperemos que no sea un inhibidor para la
gente”.
Y es que el informe municipal en Tecate tradicionalmente se organizaba en uno
de dos lugares. En la “Casa Social” o en el teatro de la extensión universitaria
UABC, lugares harto conocidos y espaciosos.
Urbalejo y su staff mudaron de
recinto: contrataron un salón de eventos que pertenece a un restaurante de alto
nivel. El albergue para el informe el jueves 24 fue el Salón Peregrinos,
propiedad de la familia de José Manuel Jasso Peña, ex presidente municipal del
PRI en Tecate (1980-1983).
El alcalde explicó a este reportero el porqué del lugar: “los salones que
históricamente se usan para el informe estaban ocupados y la agenda del
gobernador daba la oportunidad para ese día”.
El mentado salón se ubica atrás de las oficinas de la Policía Municipal de
Tecate, al final de una colina empinada que en tiempos “comunes” está llena de
baches y bastante destrozada. Pero esa noche, el progreso se hizo presente.
La
calle, que en un tiempo recibió con hoyos y fracturas a sus lugareños, esa noche
estuvo resanada y pavimentada para el deleite de los invitados.
La lista VIP estuvo nutrida: para empezar con el mismo gobernador
quien incluso, en los informes del anterior alcalde panista, Donaldo Peñalosa
llegó a faltar, enviando únicamente a un representante.
También asistió el dream team priísta, el de los alcaldes. No faltó
ninguno. De Mexicali, Francisco Pérez Tejada, de Tijuana Carlos Bustamante
Anchondo, Javier Robles Aguirre de Rosarito y hasta el primer edil de Ensenada,
Enrique Pelayo.
Pero el senador Fernando Castro Trenti, fue recibido con
especial mención “usted sabe que en Tecate es bienvenido siempre”, le piropeó
Urbalejo en el micrófono a la hora de presentarlos.
Tanque lleno
Urbalejo no batalló para retacar su informe.Claro, con más amigos y funcionarios que pueblo.
“Éste es un informe no del presidente, es un informe de los tecatenses, por y
para los tecatenses”, anunció Urbalejo al principio de su arenga.
Pero hay de
tecatenses a tecatenses. Pues para empezar, las primeras filas se reservaron
para los invitados, funcionarios y amigos del presidente. Atrás “Juan Pueblo” y
los gobernados.
Se colocaron incluso cordones para separar “las clases” de invitados.
Lo mismo ocurrió en el estacionamiento. Gente importante era bienvenida al
interior del salón; el resto re-direccionado para un estacionamiento improvisado
de terracería a las afueras del restaurante. Policías municipales sirvieron de
“viene-viene” a los asistentes con su “mejor cara”.
—Muchos policías, oiga; qué, ¿a poco los pusieron a trabajar
extra?, pregunta el reportero a un oficial que con su agitada lámpara
echaba aguas a los estacionados.
“Pues ya ve, teníamos que venir todos, y que con buena cara, órdenes son
órdenes, qué le hacemos”, contestó sonriendo.
El salón estaba lleno. Unas 700 personas encontraron su lugar en sillas
desplegables y las menos de pie.
El aposento fue arreglado modestamente:
únicamente el escenario donde posaron los integrantes del cabildo, adornado con
arreglos florales, una pizarra del ayuntamiento con iluminación y unas pantallas
proyectadas con cañones.
Decenas de edecanes jóvenes formaron una pequeña valla humana para recibir a
invitados y colados en la puerta del salón. Funcionarios del ayuntamiento
también sirvieron de ayudantes.
Era la noche de Urbalejo y nada podía salir mal. Pero ¡oh! desgracia…
¡Córtale, córtale!, mi chavo
Como ya es costumbre, la chamba del alcalde de presentar sus logros anuales
lo haría un video proyectado.
No tuvo que pasar mucho para darse cuenta que el
de Urbalejo más bien parecía un infomercial y de muy bajo presupuesto.
A los dos
segundos de haberlo corrido, empezó a fallar, a trabarse, así como suelen verse
las películas piratas.
Mala suerte: los presentes se quejaron con murmullos y abucheos.
Alcalde, síndico y secretario general se miraban desesperados; giraban para
todos lados la cabeza como pidiendo explicaciones. Exigían a sus asistentes
arreglar el asunto. El video fallaba cada vez más.
Los colores distorsionados, la narración inaudible, la musicalización
reventaba los oídos y la voz era un murmullo; la primera parte del video era
únicamente una presentación de fotografías con movimientos de cámara, algo así
como un protector de pantalla, un álbum de memorias de Urbalejo y sus
entrañables recuerdos; que entregando apoyos, que dando recorridos, banderazos
de obras, reuniones de trabajo.
Llegó el límite. El alcalde dio la orden de interrumpir la proyección: “a
ver, una disculpa por la mala calidad del video, sí hombre”, se lamentó
Urbalejo. El consuelo lo encontró en los aplausos que le regresó su público.
“Los aparatos a veces fallan, las palabras no se oyen, pero las obras y las
acciones están en las calles”.
El coraje puede llegar cuando se sepa que la pura producción del famoso video
costó a las arcas municipales 22 mil pesos, más 36 mil pesos por el sonido y
pantallas donde fue proyectado. A pesar del fracaso, el pago se hizo de manera
adelantada.
Ya estando en el tema de los dineros, el informe tuvo otros gastos. 24 mil
100 pesos en la renta del salón; los materiales para el escenario fueron de 12
mil pesos y las invitaciones para el informe costaron 18 mil, según las cifras
que proporcionó el ayuntamiento a ZETA. En total, el acto
solemne tuvo un costo de 116 mil pesos.
Lo “descarado” del asunto es que el video y las invitaciones fueron hechas (y
cobradas, claro) por Carlos Montiel, primo hermano del síndico procurador
municipal, Noé Basilio Montiel.
Silencio de los indignados
Otra particularidad del informe de Urbalejo fue el silencio de los regidores
del PAN. Como el informe en estricto sentido es una sesión del “H. Cabildo”,
cada integrante vota por aprobar el orden del día.
A la hora que Daniel de León
Ramos, secretario del ayuntamiento, dio lectura al acta, todos votaron a favor.
Incluyendo los ediles del PAN.
El orden del día para la sesión de cabildo no
contemplaba la intervención de ningún regidor. Sólo la voz del Ciudadano
presidente. Y así fue.
Después del acto, Armando Álvarez denuncia el “atropello” en su contra: “el
mayoriteo en el cabildo no permitió que habláramos, un día antes nos entregaron
la asignación técnica, ahí lo cuestionamos, sólo el presidente iba hacer uso de
la voz”
Luego el regidor se señala: “nos dijeron que el informe iba a hacer al estilo
viejo, yo pregunté que cómo era eso, me dijeron que nada más el presidente
habla”.
Es más, ya sincerado, Álvarez confiesa que luego de la “imposición” idearon
varios planes los 3 ediles del PAN: “llevar lonas, manifestarnos, bajarnos del
evento, sentarnos con el pueblo, ponernos un tapa bocas”.
Pero nada de eso hubo.
El único consuelo para los panistas, dicen, fue que “el informe estuvo pésimo,
no hubo necesidad de hacer manifestación, ya para qué”.
Y así, Álvarez manifiesta su inconformidad: “si no te permiten hacer uso de
la voz en un evento donde se dicen puras mentiras y nosotros representamos al
pueblo pues es un acto de censura, de arrogancia, de cerrazón, de poderío,
autoritarismo aplastante con el pueblo”.
Para la regidora del PRI, Nereida Fuentes, las mentiras son las del regidor
panista, “se cumplió con el formato que establece el reglamento, así de
sencillo”.
Al preguntarle por la “censura” de sus compañeros regidores, refuta:
“si no hicieron uso de la voz fue porque no quisieron, pudieron interpelar,
solicitar una réplica, como lo hacen siempre… mis compañeros no son niños que se
les regañe, que se le quite el derecho de la voz, el término de censura es
irrisorio en personajes como él (Armando Álvarez). Yo lo vi, todos los vimos,
votó a favor del orden del día”.
Al final, y a pesar de todo, los abrazos, las fotos y las felicitaciones
sobraron. Urbalejo salió primero que nadie. No sin antes dejarse apapachar (o
consolar) en su gran noche, “al estilo viejo”.
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