En el ocaso de su sexenio, el presidente
paga las facturas por haber creído que distanciarse de las cúpulas era la ruta
para tener un gobierno poderoso
Jonathan Nácar, Óscar Santillán, Luis
León, Juan Carlos Rodríguez y Jair Avalos
›Con el afán de construir un gobierno
fuerte, sin la presencia
de actores que le disputaran la toma de decisiones, el
presidente Peña Nieto
cerró espacios de
negociación con las élites del
poder político y económico, como lo
aconsejó Nuño.
Cinco años y medio después,
el mandatario terminó aislado, reprobado
por la opinión pública
y con un proceso electoral cuesta arriba
El choque con las élites fue
frontal. Al poco tiempo de haber iniciado la Presidencia de Enrique Peña Nieto,
los consensos se fracturaron uno a uno. Lo que había sido un plan ideado para
recuperar la conducción presidencial, en realidad provocó la pérdida, no sólo
del poder, sino del control de los engranajes del sistema político mexicano.
21 Principal 107La ruptura
con las élites no fue una consecuencia circunstancial, sino fue un diseño
elaborado en Los Pinos. La idea original fue de Aurelio Nuño, primer jefe de la
Oficina de la Presidencia, quien convenció al presidente Peña Nieto de que el
jefe del Ejecutivo tenía que recuperar todo el poder, que no era indivisible, y
que la única forma de hacerlo era el enfrentamiento directo.
Este planteamiento rompía con
toda una visión del control gubernamental. Un gobierno poderoso sólo podía
ejercerse construyendo acuerdos. Así se había hecho desde la época
posrevolucionaria y hasta antes de la llegada de los panistas a Los Pinos. La
Presidencia mexicana era débil, institucionalmente hablando, pero poderosa en
función del poder metaconstitucional que imprimía el jefe del Ejecutivo.
Por ejemplo, cuando en el
gobierno de Carlos Salinas se debía implementar una medida económica sensible y
que causaría malestar en el sector económico, antes de hacerlo, su entonces
secretario de Hacienda, Pedro Aspe, se reunía con los empresarios para pedirles
su apoyo incondicional, y antes de cualquier disonancia, les recordaba, uno a
uno, los problemas que podrían enfrentar en el futuro inmediato por sus malas
finanzas, sus problemas fiscales o quizá con oportunidades de negocio. La misma
estrategia se hacía con el sector que fuera necesario y, entonces, el disenso
prácticamente no existía.
El error de Peña Nieto,
detalla Carlos Ramírez, el columnista político más importante de su sexenio,
radicó en suponer que podía ejercer el autoritarismo al que estaba acostumbrado
y que funcionaría el modelo presidencialista que ejerció en 1920 Álvaro
Obregón. La realidad es que por parte del presidente hubo “un maltrato, un
desdén y el cierre de los espacios de negociación. No obstante que, todo
presidente de la República en el viejo sistema político priista era producto de
la negociación con sectores de interés no de la imposición autoritaria”.
Peña actúa de una manera muy
autocrática de decir ‘pues yo soy el poder’, es el viejo modelo de Luis XIV que
han seguido los presidentes en México de ‘el Estado soy, el poder soy yo, el
gobierno soy yo, la república soy yo, el proyecto de Nación soy yo’. Todo esto
es consecuencia del estilo personal de gobernar de Peña Nieto”, agregó Ramírez.
La razón de que la
administración de Peña Nieto pasó del Mexican Moment a bajos niveles de
popularidad se debe, más que al resultado de un estilo personal de gobernar, a
que actualmente se vive un fin de ciclo neoliberalismo, argumenta Porfirio
Muñoz Ledo. El priista aumentó la dependencia del país, la desigualdad, la
inseguridad y al mismo tiempo disminuyó el ingreso de los trabajadores, razones
suficientes, dice para que nazca el hartazgo.
UN CAMBIO EN TODOS LOS SENTIDOS
Era el primer año de
gobierno, y ocurrió en Los Pinos uno de los choques más fuertes de su gestión.
Fue con los empresarios. Peña Nieto aprobó modificar la relación que se había
tenido con ellos, que tuvieron un gran acceso al despacho presidencial, y Nuño
fue el encargado de aplicarla. El punto de quiebre fue con Claudio X. González
Laporte, quien en ese momento era presidente del Consejo Mexicano de Negocios y
consejero de Televisa, que vio a Nuño en su despacho, en un edificio
inteligente junto a la casa “Lázaro Cárdenas”, donde está la oficina del
presidente. Le advirtió el entonces jefe de la oficina, que la relación con los
empresarios iba a cambiar, y que ellos “ya no iban a cogobernar”.
Nuño, con apenas 36 años de
edad, tenía la convicción que los anteriores presidentes habían sido débiles
con los empresarios, quienes se habían “excedido” en sus pretensiones. Con la
llegada de Peña Nieto a la Presidencia, sostenía, eso ya no volvería a ocurrir.
Al enfrentamiento con la
clase empresarial mexicana lo acompañó un alejamiento. Uno que llamó mucho la
atención fue con uno de los líderes del Grupo de los 10 de Monterrey, a quien
mostró su desdén al no recibirlo durante más de un año en que le pidió una cita.
Otro, Carlos Slim, ante lo que sintió como una serie de acciones —incluida la
reforma de telecomunicaciones y argumentos técnicamente débiles para ignorarlo
en licitaciones carreteras que se adjudicaron a empresarios cercanos a Peña
Nieto—, optó por pasar largas temporadas fuera de México, en donde aceleró sus
inversiones. “Si no quieren que el ingeniero invierta en México, invertirá en
el extranjero”, dijo en su momento uno de sus más cercanos colaboradores.
Esa lejanía que fracturó la
relación se repitió¡, de la misma forma y desde el principio del gobierno, con
las iglesias, los sectores populares, partidos políticos y distorsionar la
relación con los sindicatos. De la sociedad civil se apartó, primero a través
de la falta de estrategia para pacificar el país y después cerrarse al diálogo.
Muchos de estos sectores comenzaron su confrontación con el grupo de Peña,
utilizando como herramienta las denuncias de casos de corrupción, y así
lograron exponenciarlos.
EL PECULIAR PACTO DE LA MONCLOA
El día que Peña Nieto asumió
la presidencia de la República, las calles del centro de la Ciudad de México
fueron tomadas por grupos de jóvenes que se decían anarquistas y adultos que
parecían entrenados en el manejo de enormes cadenas con las que causaron
destrozos. No hubo una explicación, tampoco una investigación pública que
permitiera entender a qué grupos de interés respondían los provocadores.
Esta imagen de violencia se
borró al día siguiente, cuando en el Castillo de Chapultepec las principales
cúpulas partidistas y económicas del país firmaron el llamado Pacto por México,
lo que fue considerado entonces la gran victoria Peña Nieto, porque construía
una agenda política nacional que le permitiría PRI empujar las reformas
estructurales que se había planteado.
Aglutinó y subordinó a todas
las elites político-partidistas y legislativas en el entendido que iba a ser
una especie de los pactos de la Monclova, aquel acuerdo que firmaron en 1977
las cúpulas empresariales, políticos, con el jefe de gobierno, el presidente
del gobierno de la transición y que permitió la reorganización total del Estado
español después de la muerte de Franco. Pero el gobierno de Peña Nieto
desarrolla reformas estructurales aisladas, empieza a chocar primero con los
partidos y luego con los sectores sociales por el aumento de precios. Y al
final impone por mayoría no negociada sino impuesta esas reformas. En el
momento que se dieron las reformas el presidente perdía ese pacto con las
elites”, recordó Ramírez.
La intención de aprobar las
reformas educativas, y sobre todo, la energética hicieron que la alianza se
fracturara. El PRD se sintió traicionado, cuenta Vladimir Aguilar, secretario
de Operación Electoral del CEN del PRD y dirigente por cuatro años de la corriente
Foro Nuevo Sol.
El Pacto por México tuvo vida
por un año, pero derivó en un debilitamiento del Gobierno federal y del PRD,
que si bien en las elecciones de 2015 conservó 12 puntos de preferencia
electoral, ya no se le percibía como la oposición al modelo económico que
proponía el priismo y el panismo, sino como un partido colaboracionista”,
sostuvo Aguilar.
El costo que representó la
aprobación de las reformas estructurales que aprobó le Congreso, no sólo lo
pagó el presidente, también internamente los partidos se debilitaron.
Para lograr la implementación
de las reformas, el presidente no sólo requería del apoyo político y empresarial,
sino también de los sindicatos.
Sin embargo, el primer golpe
mediático que asesta fue precisamente contra una de las líderes más poderosas y
emblemáticas del sindicalismo mexicano, la captura de Elba Esther Gordillo, con
quien rompía así una añeja alianza estratégica. Esta operación fue acompañada
de una táctica de debilitamiento de la cúpula magisterial, y para ello alimentó
a la disidencia, a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación
(CNTE), la cual aprovechó la oportunidad para empoderarse económica y
territorialmente, y de sólo tener presencia en cuatro estados, amplificó su
capacidad de movilización a 22, lo que le permitió negociar mejores
prerrogativas.
El fracaso de este mecanismo
no sólo quedó en evidencia por lo costoso de los pliegos petitorios que debió
cumplir, sino que además se mostró en las elecciones de 2016 en Oaxaca, en las
que la disidencia apoyó a Morena, partido que por primera vez participaba en
esas elecciones, lo que le llevó a convertirse en la segunda fuerza en el
Congreso y gana el 7% de las alcaldías, algunas de ellas de las más importantes
por su ubicación y economía.
VIDEGARAY NO NEGOCIA
La reforma fiscal molestó
mucho a los empresarios, no sólo fue el contenido sino que no se les permitió
influir en el cambio, porque el que el entonces secretario de Hacienda, Luis
Videgaray se
rehusó a
discutirla con ellos.
Era apenas el primer año de
gobierno, y la secretaría que históricamente era el espacio de negociación con
el presidente, en manos de Videgaray dejó de serlo, “se alejó por su trato
arrogante y jamás volvió a ser su interlocutor”, comentó un funcionario de la
dependencia.
Otra de las cosas que
molestaron a los empresarios es que, como relata el expanista Juan Ignacio
Zavala, muchas empresas con vínculos con el estado de México irrumpieron en el
mapa empresarial “para hacerse muchas licitaciones, creo que eso generó una
gran molestia en el sector”.
Sí, hay un enojo que rompe
con el gobierno, por ejemplo, por el tema de la corrupción que abarca mucho de
la obra pública y ahí ese sector empresarial anticipa el enojo por la manera en
que se llevó a cabo la repartición de obra pública básicamente”, detalló.
El diálogo que buscaba el
sector empresarial, tampoco lo encontró en Los Pinos. Esto abrió una nueva ruta
para los hombres de negocios, el colocar conmo tema prioriario de su agenda el
evidenciar la corrupción, como la vía ideal para criticar al gobierno. Por
ejemplo, se creó la asociación Mexicanos contra la Corrupción, liderada por
Claudio X González, y se fortaleció el Instituto Mexicano para la
Competitividad (Imco). Las cámaras industriales comienzan a impulsar la agenda
de transparencia y anticorrupción, acompañadas de organizaciones
internacionales. Fue el reportaje de La
Casa Blanca, el que catapultó la agenda anticorrupción.
La administración de Peña
ejemplificó un gobierno que en realidad fungió como un desgobierno, que ha actuado
solo en beneficio de unos cuantos hasta el hastío y lastimado como nunca a la
sociedad”, aseveró Gerardo Chávez Saldaña, presidente de Coparmex Delicias.
Las circunstancias en que las
elites empresariales, que en su momento formaron parte del Pacto por México y
buscaban una reformulación con el gobierno priista de Peña Nieto, detalló
Ramírez, se resume en un mensaje de Twitter:
La presente administración
está a punto de perder el poder, por vía de una estrepitosa derrota electoral,
por una razón fundamental: DILAPIDARON, por la vía de la corrupción, la
inseguridad, la impunidad, la ineptitud y la soberbia, la poca LEGITIMIDAD que
aún tenía el Estado”, publicó Claudio X. González a través de esa red social, a
las 10:29 de la mañana del pasado 24 de junio.
Esta es, añadió Ramírez, “la
elite empresarial que se reorganiza por sí misma alrededor del grupo de Claudio
X. González, del Consejo Mexicano de Negocios, de la Coparmex como grupos
empresariales opuestos al modelo de López Obrador”. Y que incluso amenaza con
el surgimiento de un partido político.
EL DISTANCIAMIENTO CON EL PRI
Dupla. Nuño fue jefe de la Oficina de la
Presidencia entre 2012 y 2015. FOTO: Cuartoscuro
Cuando Enrique Peña Nieto
llegó a la presidencia de la República, el PRI tenía 20 gubernaturas en sus
manos; cuando deje el poder, el partido tendrá 11 o 12. A comienzos del sexenio
el tricolor tenía 212 diputados; para la siguiente Legislatura, podría ser la
tercer fuerza y rondaría en apenas las 100 curules. Y mientras que en 2012 el
38% de los mexicanos votaron por el PRI, para este año la mitad de los
electores asegura que nunca votaría por el partido del presidente. Este es el
saldo político que el presidente heredará a su partido.
La falta de consensos al
interior del propio PRI, sumado a los escándalos de corrupción, la falta de
resultados palpables de las reformas estructurales, y el descontento que generó
entre militantes y liderazgos históricos la imposición de candidatos a puestos
de elección popular y de dirigentes del partido, debilitó su estructura,
asegura Ulises Ruiz, cabeza de la corriente Democracia Interna, movimiento que
se fundó a mediados de 2016, justo cuando llegó al CEN del PRI, Enrique Ochoa
Reza, impulsado desde la Presidencia de la República.
Como nunca antes en la
historia del partido, se desplazó a la clase política del PRI y eso generó una
gran inconformidad dentro de la cúpula y las bases. Yo creo que para nadie es
un secreto que el presidente de la República siempre ha tenido incidencia en la
selección del dirigente nacional del partido, pero en 2016 lo hicieron sin
oficio político, no hablaron con todos los que aspiraban al cargo. Y lo que
sucede son fracturas, inconformidad, desánimo, y eso originó que hoy tengamos
un proceso muy complicado”, afirma el exgobernador de Oaxaca.
Si bien, el apoyo a una
campaña política no se reduce a mensajes posteados a través de las redes
sociales, sí son sintomáticos de la cohesión de los distintos liderazgos en
torno a un candidato. Por ejemplo, entre el 30 de marzo y el 25 de julio,
Manlio Fabio Beltrones, ex dirigente nacional del PRI, ex coordinador
parlamentario y exgobernador de Sonora, sólo ha escrito 11 tuits en favor de
José Antonio Meade, aspirante de la coalición Todos por México a la Presidencia
de la República.
Miguel Ángel Osorio Chong,
candidato del PRI a una senaduría, exsecretario de Gobernación, y exgobernador
de Hidalgo sólo ha escrito seis mensajes de respaldo a Meade en su cuenta de
Twitter en los últimos tres meses.
El trabajo de Enrique Ochoa,
otro de los hombres más cercanos a Peña, para elaborar la lista de candidatos
plurinominales para el Senado y la Cámara de Diputados, así como para elegir a
las fichas del tricolor en pos de las gubernaturas, sostiene Ulises Ruiz, fue
“torpe, sucio y desaseado”, pues “nada más se soltaron los nombres, no hubo una
labor de convencimiento, diálogo ni de construcción de acuerdos con todos los
interesados; fueron a esconderse a Toluca para dar a conocer las listas
plurinominales como si estuvieran haciendo algo malo”.
EL DATO. El periodo de gobierno del
próximo presidente de la República durará cinco años y 10 meses, pues en
2024 la toma de posesión del siguiente mandatario será el 1 de octubre.
SIN ALIADOS CON DIOS
La jerarquía católica fue
pieza clave en el despegue de Enrique Peña Nieto como prospecto presidencial.
También lo fueron las iglesias cristianas, que desde la gubernatura en el
estado de México impulsaron su triunfo. Sin embargo, por la falta de diálogo y
de cumplimiento de acuerdos fue una de las élites que le retiraron su respaldo
y, por el contrario, los sectores más activos, como los jesuitas, impulsaron
públicamente movilizaciones contra la corrupción y la violación de derechos
humanos.
En 2011, año previo a la
elección presidencial, “Peña Nieto desplegó una alianza con el Episcopado
Mexicano que se tradujo en la reforma al artículo 24 constitucional sobre
libertad religiosa”, recordó Bernardo Barranco, especialista en temas
religiosos, quien aseguró que dicha enmienda fue posible gracias al trabajo de
los diputados mexiqueneses.
Pero la mancuerna entre el
Poder Ejecutivo y la élite católica se debilitó a mediados del sexenio, cuando
comenzaron a salir a la luz pública los casos de corrupción y el presidente
experimentó un declive en la aceptación popular. En un intento por revertir el
deterioro de su imagen, en mayo de 2016, Peña Nieto presentó una iniciativa
para proteger jurídicamente a los matrimonios entre personas del mismo sexo, lo
que fue visto por el clero como una traición.
El 12 de noviembre de 2014,
la Conferencia del Episcopado Mexicano publicó una carta donde dejaron claro su
posición con un “¡BASTA YA!” de muertes y desapariciones: “Con tristeza
reconocemos que la situación del país ha empeorado, desatando una verdadera
crisis nacional. Muchas personas viven sometidas por el miedo, la desconfianza
al encontrarse indefensas ante la amenaza de grupos criminales y, en algunos
casos, la lamentable corrupción de las autoridades… Nos unimos al clamor
generalizado por un México en el que la verdad y la justicia provoquen una
profunda transformación del orden institucional, judicial y político, que
asegure que jamás hechos como estos vuelvan a repetirse”.
A partir de entonces, el
semanario Desde la Fe, el órgano de difusión de la jerarquía católica, se
convirtió en el instrumento para cuestionar al gobierno de Peña Nieto. En el
2015, estaban en juego 12 gubernaturas y, al final de la jornada, el PRI fue
derrotado en siete: Veracruz, Quintana Roo, Chihuahua, Durango, Aguascalientes,
Puebla y Tamaulipas. La Arquidiócesis Primada de México publicó en su semanario
Desde la Fe un artículo lapidario: “merecido voto de castigo”.
La alianza entre Peña Nieto y
el clero católico quedó seriamente afectada en 2016 y eso quedó evidenciado con
varias movilizaciones de grupos católicos que se oponían a la iniciativa de los
matrimonios igualitarios”, reflexiona Barranco. El sociólogo apunta que previo
a las elecciones del estado de México de 2017, el presidente Peña intentó
reparar dichos vínculos al solicitar el apoyo de los 14 obispos mexiquenses;
pero no lo consiguió.
Algo similar les pasó a los
grupos cristianos. Peña en campaña recurrió a ellos para acrecentar sus votos.
En una comida celebrada en la Hacienda de los Morales, a la que asistieron 40
pastores de los más significativos a nivel nacional, se comprometió a hacer una
fiscalía especial para casos de intolerancia religiosa, dar una estructura
legal a las radiodifusoras comunitarias de corte religioso e incluir a los
pastores que tienen un trabajo social dentro del gobierno.
Cuando inició el segundo año
de gobierno, los cristianos se dieron cuenta de que no se cumplirían las
promesas, pero además continuó el maltrato al ni siquiera recibirlos, sino sólo
pretender usarlos cuando los necesitaba.
❝…restaurar la
Presidencia y a partir de ahí restaurar las instituciones. Es urgente, porque
aquí nadie manda, todos se hacen bolas y la gente está hasta la madre de la
falta de autoridad y de la ilegalidad ❞.
Porfirio Muñoz Ledo
La sociedad civil tampoco fue
incluida en la agenda del presidente y mucho menos de su secretario de
Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong. “La participación de las organizaciones
de la sociedad civil fue desdeñada, ni siquiera fue escuchada”, sostuvo Arturo
Mattiello Canales, presidente de la Asociación Nacional de Consejos de
Participación Cívica.
Para Porfirio Muñoz Ledo, una
de las condiciones que ahora agrava el malestar social es que hay sectores que
en más de tres décadas han visto estancadas sus aspiraciones, porque no se ha
dado una circulación de las élites. Se requiere además “restaurar la Presidencia
y a partir de ahí restaurar las instituciones. Es urgente, porque aquí nadie
manda, todos se hacen bolas y la gente está hasta la madre de la falta de
autoridad y de la ilegalidad”.
“Mientras esté Peña Nieto las
cosas van a tener el equilibrio que tienen ahora, es decir, él va a ser jefe de
todos los bandos internos, que se equilibra entre tecnócratas, neoliberales y
viejos militantes de la izquierda del PRI. Pero cuando salga Peña Nieto será la
noche de los cuchillos largos (igual como ocurrió en 1934, cuando el Partido
Nacional Socialista Obrero Alemán depuró su estructura a partir de la
venganza)”, aseveró Muñoz Ledo.
Publicado por Jonathan Nácar, Óscar
Santillán, Luis León, Juan Carlos Rodríguez y Jair Avalos
(EJE CENTRAL/ JONATHAN NÁCAR, ÓSCAR SANTILLÁN, LUIS
LEÓN, JUAN CARLOS RODRÍGUEZ Y JAIR AVALOS/ 28 DE JUNIO 2018)
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