En una maniobra legal que
pretende cambiar el sentido del juicio contra Joaquín Guzmán Loera el Chapo,
los abogados del capo argumentaron que existen pruebas en poder de la fiscalía
que señalan que su defendido no era el líder del Cártel de Sinaloa, sino que
habría otra persona a quien rendía cuentas.
Ese señalamiento, aunque
cambiaría el sentido del proceso, no eximiría a Guzmán Loera de las acusaciones
por tráfico de droga, lavado de dinero y asociación delictuosa, pero sí
brindaría nuevos elementos a la defensa para argumentar que Guzmán Loera no es
la persona que construyeron los medios de comunicación y la vox populli, sino
un narco más, pero no el jefe.
“Esa nueva información es
relevante para nosotros, que ahora pedimos al juez Brian Cogan que ordene a los
fiscales que nos den acceso a esos expedientes o testigos protegidos, porque
evidentemente, una información como esa es necesaria para que a nuestro
defendido se le siga un juicio justo”, dijo Eduardo Balarezo, abogado de Guzmán
Loera.
Desde antes de su
extradición, la fiscalía estadounidense ha insistido que el Chapo era el
narcotraficante más poderoso del mundo, violento, y era quien ordenaba la
muerte de sus enemigos durante las décadas que estuvo al mando del Cártel de
Sinaloa.
No obstante, esta nueva
información pondría en evidencia que la acusación no está bien fundamentada,
sobre todo si se comprueba que los fiscales han tenido durante años a un puñado
de testigos protegidos que habrían contradicho los señalamientos de la DEA, y
donde se releva que Guzmán no haya sido quien estaba a cargo de la organización
criminal que según el gobierno de Estados Unidos, él comandaba.
“Desafortunadamente, esos
señalamientos no pueden ser usados como prueba, hasta que tengamos acceso a
esos documentos o grabaciones, y es por ello que pedimos al juez Cogan que
exija a la fiscalía, que se nos permita el acceso a esos documentos o
declaraciones”, explicó el abogado, en entrevista telefónica con Ríodoce.
Los fiscales descartaron esta
prueba el martes en el juzgado debido a que es de segunda o incluso de tercera
mano, y agregaron que estaba plagada de “testimonios de oídas”, por lo que
decidieron no aportarla, según publicó el viernes de la semana pasada el diario
New York Times.
Sin embargo, Balarezo
argumentó que era necesario conocer los nombres de los informantes y cuándo y
dónde se les tomó testimonio, a fin de poder investigar a fondo los argumentos
e incorporarlos a su defensa.
Por su parte el juez Cogan
declinó emitir una orden durante una de las audiencias preliminares
argumentando que antes, él mismo necesitaba saber más y discutir la naturaleza
de la información a puertas cerradas, tanto con la defensa como con la
fiscalía, pues era elemental saber si la información de los testigos protegidos
eran “clave” para la estrategia de Balarezo, a lo que a abogado afirmó que sí,
y sugirió que planeaba argumentar en el juicio que Guzmán no estaba a cargo del
cártel.
No obstante, puesto que no
deseaba divulgar su estrategia frente a los fiscales, dijo que solo revelaría
más al juez sobre sus planes en privado, aunque reconoció que sí es posible
usar esa información durante el juicio.
“Tal vez llamemos a esta
persona a que testifique durante el juicio, para saber cómo cuándo y dónde
ocurrieron estos encuentros, pero en este momento no tenemos certeza porque lo
que nos interesa ahora es saber quién es este testigo protegido”, señaló el
abogado.
Si el juez exige a la
fiscalía que nos proporcione acceso a lo que solicitamos, tal vez el caso no
inicie el próximo 5 de septiembre como se tiene estipulado, sino que podría
ocurrir que el juicio se deba posponer.
DOPADO
Por otra parte, Balarezo dijo
que esta semana solicitarían al juez que un psiquiatra evalúe a Guzmán Loera,
por las condiciones físicas y mentales en que se encuentra, y que lo hace
dormir “más de lo normal”.
“Una vez que lo revise un
profesional, vamos a determinar qué hacer, porque los medicamentos que le están
suministrando lo hacen dormir mucho, de manera anormal, y a nosotros nos parece
que le están dando un medicamento inadecuado, por ello nos urge que lo evalúen
pronto, porque tener un cliente que está dormido, o sonámbulo, no nos sirve de
nada”, enfatizó el abogado.
Pese a todos los
contratiempos, Balarezo dijo que confiaban en ganar el juicio, y que confiaba
en el criterio de las autoridades.
Guzmán Loera actualmente se
encuentra preso en una cárcel de máxima seguridad en la ciudad de Manhattan, y
aunque los abogados han solicitado a Cogan cambiar la Corte a ese municipio, el
juez aún no determina si cambiará el lugar del recinto, o si lo mantendrá en
Brooklyn, donde se realizan las audiencias preliminares.
Artículo publicado el 1 de julio de 2018
en la edición 805 del semanario Ríodoce.
(RIODOCE/ MIGUEL ANGEL VEGA/3 julio, 2018)
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