La constitucionalidad de presencia extranjera en labores de seguridad
nacional –y dentro del territorio mexicano– es por lo menos sumamente
dudosa.
En una entrevista con la agencia AP con motivo de la reciente publicación de su libro Historia del narcotráfico en México,
Valdés dijo que esos centros de fusión de inteligencia fueron parte de
la estrategia calderonista para enfrentar el crimen organizado. Los
estadunidenses, explicó, pasaban su experiencia y sus avances en esa
materia.
Desde su oficina, dijo, se trabajó en la construcción de esos centros a partir de las experiencias tanto en EU como de Colombia.
En su libro, Valdés afirma que no intentó defender la estrategia de
seguridad de Calderón, sino aportar elementos para tratar de entender la
violencia del crimen organizado, que dejó al menos 70 mil muertos.
El texto de AP asienta: “Una semana después de la divulgación de un
documento desclasificado del Departamento de Defensa estadunidense,
según el cual Washington instaló durante la administración del panista
un centro de inteligencia en México al que no tenían acceso las
autoridades mexicanas, el exfuncionario aseguró no saber nada sobre eso.
‘No te sé decir’, señaló”.
El memorando del Departamento de Defensa, obtenido por la
organización social National Security Archive, describe en parte el
apoyo que una oficina del Pentágono había dado al denominado “Centro de
Fusión México”, con acceso exclusivo para autoridades estadunidenses y
cuyo propósito era enfocarse en blancos de alto perfil, los cuales no
son identificados.
El responsable del Centro de Investigación y Seguridad Nacional
(Cisen) de enero de 2007 a septiembre de 2011 también evitó mencionar
cuántos centros de fusión fueron instalados con Estados Unidos, cuándo o
dónde fueron establecidos o si continúan en operación.
En los centros –explicó– se combinaba la inteligencia obtenida de la
Policía Federal, el Ejército, la Procuraduría General de la República y
el propio Centro, lo cual se vinculaba con operaciones específicas
contra alguna organización.
Ejemplificó que la realización de patrullajes militares o policiales
generaba información que era enviada al centro de fusión y de ahí se
analizaba y se determinaba contra qué blancos se actuaría.
Antes del gobierno de Calderón, afirmó, no había este tipo de centros.
“Al final me quedó muy claro que había una necesidad muy grande de
explicar qué estaba pasando”, dijo Valdés al justificar los motivos para
escribir su libro. “La imagen que yo tengo es de que al presidente
Calderón le tocó que hiciera erupción un volcán y que había que platicar
cómo y cuándo se formó ese volcán”.
El documento
Este documento se dio a conocer al mismo tiempo en Estados Unidos y
México, a través de la primera emisión de Noticias MVS, con Carmen
Aristegui, Daniel Lizárraga, Irving Huerta y Luis León.
El documento tiene renglones y párrafos censurados. Aun así, revela información sustantiva sobre la operación del Centro.
Jesse Franzblau, investigador del Archivo de Seguridad Nacional,
declaró que el documento “podría ser lo más detallado que se ha
encontrado, hasta la fecha, de los programas de inteligencia de Estados
Unidos para espiar a otros países”. Señaló que fue difícil conseguir su
desclasificación y que ésta corrió a cargo del Pentágono y no de la NSA,
como se había solicitado. “Hasta este momento no habíamos visto un
documento tan claro que confirme la presencia de la NSA en otros
países”, dijo.
El memorándum del 2010 pertenece al Departamento de Defensa de EU
(DOD), indica que el “Centro de Fusión México” está orientado hacia
“objetivos de alto valor” (high value targets). Precisamente esos
objetivos son los que aparecen en los informes que Edward Snowden ha
entregado a la prensa internacional.
El documento señala, en su parte superior, que queda prohibido compartir esa información con extranjeros (Noforn).
Esta indicación hace suponer que el gobierno de Calderón, y Calderón
mismo, no conocieron de la instalación (a unos pocos kilómetros de la
casa presidencial) de este Centro de Espionaje, desde el cual pudo haber
sido espiado el propio ocupante de Los Pinos y quien, después, fuera
candidato y su sucesor, Enrique Peña Nieto.
De hecho, el gobierno de Felipe Calderón avaló en febrero de 2007 que
el Departamento de Estado estadunidense instalara en México un sistema
de intercepción de comunicaciones que permite la recepción,
procesamiento, análisis y almacenamiento de llamadas telefónicas a
escala nacional, así como de servicios de internet como chat, correo
electrónico y voz sobre IP, informó el diario Excélsior.
“El contrato S-INLEC-06-R-4042 establece que la firma Verint Systems
vendió equipo de espionaje al gobierno estadunidense con un valor de
tres millones de dólares, el cual llegó a nuestro país a través de la
Agencia Federal de Investigación y la Procuraduría General de la
República, con el fin de apoyar el combate al narcotráfico en el
contexto de la Iniciativa Mérida”.
/26 de noviembre de 2013)
No hay comentarios:
Publicar un comentario