martes, 30 de julio de 2013

UTILIZAN NOMBRE DE SEDESOL PARA FRAUDE

Ciudad de Mexico.- Más de cinco mil personas de siete entidades pagaron entre 200 y 300 pesos cada una creyendo que, por fin, el gobierno federal les ayudaría a cumplir un sueño: remodelar sus modestas casas con paredes agrietadas, tuberías rotas, goteras en los techos, baños mal puestos.

La idea se las vendieron tres estafadores: Ruby Sosa Montiel, Humberto Cervera y Rafael Vladimir Guillén, quienes se hicieron pasar, primero, por funcionarios de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) para recibir el efectivo a modo de supuesta inscripción, con la promesa de ingresar sus expedientes a un programa llamado Hábitat, del que recibiría recursos de entre 10 mil y 50 mil pesos.

Luego los estafadores prometieron ingresar los más de cinco mil expedientes al programa Hábitat de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), pero terminaron en la cajuela del automóvil de Humberto Cervera; y el dinero de la supuesta inscripción de personas de Yucatán, Quintana Roo, Oaxaca, Chiapas, Chihuahua, Distrito Federal y Estado de México, que junto asciende a más de un millón 250 mil pesos, en lugar de ser destinado a un despacho de arquitectos e ingenieros para evaluar los daños de las viviendas, como se los prometieron, se usó para fines personales de los falsos funcionarios.

El sueño de mejorar sus viviendas de miles de personas se esfumó, después de invertir tiempo y dinero en armar un expediente que incluía un formato de la Sedatu, con sello de esta dependencia recientemente creada por Enrique Peña Nieto, entregado por los mismos estafadores; copias de acta de nacimiento, credencial de elector, CURP y comprobante de domicilio; además, dos fotografías digitales a color, una de la fachada de la casa y otra de las zonas afectadas o para remodelar.

Las víctimas no volvieron a ver ni los expedientes ni el dinero pagado por la inscripción, a pesar de que para muchos juntar esos 200 o 300 pesos significó un gran sacrificio, pues viven en rancherías de Oaxaca, Chiapas o Chihuahua; y los estafadores no sólo siguen libres, ni siquiera se les ha fincado responsabilidad.

El plan de los falsos funcionarios para defraudar a tantas víctimas parecía perfecto. No fueron de casa en casa ofreciendo la supuesta ayuda, sino se acercaron a asociaciones civiles o a fundaciones para que cada una aportara 100 expedientes (cien inscripciones); además, con el pretexto de que era imposible conseguir tantos cheques personales, la dinámica sería que los recursos saldrían a nombre de las fundaciones y éstas a su vez repartirían a sus integrantes los recursos del programa Hábitat.

Por ejemplo, el sábado 6 de abril, Rafael Vladimir Guillén se acercó a Ameyal Trabajando para México, diciendo que contaba con recursos de la Sedatu para mejorar la vivienda de miembros de esta asociación civil.

La únicas dos condiciones que Guillén le puso a Martha Orrico, quien preside Ameyal, fue que antes del miércoles 12 de abril debía completar la documentación de los posibles beneficiarios y depositar la cuota de inscripción —en este caso fue de 200 pesos— en la cuenta de Rafael Vladimir en HSBC 021180040154153678.

En menos de tres días, Martha Orrico consiguió los expedientes de 92 personas de Chiapas, Chihuahua, Distrito Federal y Estado de México y los 18 mil 400 pesos de la “inscripción”.

Tan cínico fue Rafael Vladimir que al recibir los 92 expedientes por parte de Ameyal todavía firmó de recibido, sólo que en lugar de escribir Rafael se cambió su primer nombre por Augusto.

Una semana después, el martes 16 de abril, los tres estafadores invitaron a Martha Orrico a tomar un café al Vips de la calle Vallarta, a un costado del Monumento de la Revolución, para explicarle “la dinámica” del programa.

Los tres estafadores le prometieron a Martha tener noticias de ellos pronto, pero pasaron los días, las semanas y ni siquiera le respondían alguno de los tres celulares que le dieron ese día en el Vips; todos habían desaparecido.

Cuando se le ocurrió a Martha Orrico llamar directamente a Sedatu preguntando por estas tres personas, le dijeron que sólo conocían a la señora Ruby Sosa Montiel, pero le explicaron que era una operadora externa en Mérida, Yucatán, y que no trabajaba directamente para la Sedesol y, obviamente, nada sabían sobre los 92 expedientes de los integrantes de Ameyal.

Después de dos meses, el 7 de junio, Humberto Cervera aceptó devolverle los 92 expedientes de Ameyal a Martha Orrico, luego de insistentes llamadas que le hacía a diario la dirigente de la Ameyal.

Para la sorpresa de Martha, cuando Humberto Cervera abrió la cajuela de su carro para entregarle la documentación, vio que eran montañas de expedientes los que estaban guardados ahí junto con los de su gente. Este estafador confesó que había más de cinco mil personas esperando una ayuda para remodelar su vivienda y que el dinero de las inscripciones ya se lo habían gastado.

excelsior:
(ZOCALO/ Agencias /28/07/2013 - 09:22 AM)

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