martes, 30 de julio de 2013

JEFE DE GABINETE Y SEGUNDA VUELTA, PLANTEAN PAN Y PRD



Nidia Marín / El Sol de México 
Ciudad de México.- Cuando ha transcurrido menos de un año del actual sexenio, contar en México con un Jefe de Gabinete, nuevamente ocupa una posición preponderante en el debate en torno a la iniciativa que presentarán próximamente el Partido de la Revolución Democrática y un grupo de senadores panistas. También está en la palestra la muy debatida segunda vuelta electoral.

En el primer caso, de la figura del Jefe de Gabinete, ellos hablan de crearla para asumir la interlocución con las fuerzas políticas y con el Poder Legislativo (lo que tal vez implicaría la abolición de una de las funciones de la Secretaría de Gobernación), sería ratificado por el Congreso de la Unión y tendría como atribución sustituir al Presidente en ausencias temporales.

El planteamiento, que seguramente hoy tiene dedicatoria, no es nuevo. Hace nueve años lo llevó a la palestra el constitucionalista Diego Valadés, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, quien a la sazón fue autor del libro "El gobierno de gabinete", editado por el propio Instituto, en 2005.

Posteriormente, en la revista Mexicana de Derecho Constitucional, Alfonso Herrera García, especialista en derecho constitucional y administrativo por la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Derecho de la UNAM, hizo un análisis de dicha obra.

En su trabajo menciona las propuestas que, "como corolario de su acuciosa investigación, formula Diego Valadés, en torno a la evolución próxima que debe experimentar el sistema presidencial mexicano, se pueden sintetizar en los tres siguientes aspectos:

a) La introducción de la institución del gabinete en la estructura del Poder Ejecutivo con funciones constitucionalmente definidas.

b) La adopción del jefe de gabinete, cuya designación, ratificación, jerarquía, atribuciones y obligaciones se encuentren igualmente establecidos en la Constitución.

c) El establecimiento de renovados instrumentos de control del Gobierno por el Congreso". Precisa lo recurrentes que son en el discurso del constitucionalista, los llamamientos a la reflexión, "en el sentido de que proposiciones como las anteriores no equivalen a una desnaturalización del sistema presidencial, sino que resultan ser traducciones de la necesaria redefinición y consolidación del modelo, al significar todas ellas un cúmulo de beneficios democráticos. Estas virtudes, en las que no podemos menos que estar de acuerdo en la gran mayoría de sus términos, se manifestarían en la desconcentración del poder del presidente y en el correlativo fortalecimiento del sistema representativo, rubros cuyo diseño institucional, a lo largo de nuestra historia constitucional posrevolucionaria, ha adolecido de grave y aciaga inmutabilidad".

 CONTROLES Y ATRIBUCIONES

También refiere Herrera García varios de los instrumentos de control del Congreso "hacia el Gobierno con gabinete presidencial, que Valadés llama a su institucionalización, se encuentran la concurrencia de los secretarios a las sesiones congresuales, así como su responsabilidad de atender solicitudes de información que les dirijan las cámaras o sus comisiones, a la manera en que se han adoptado, como se vuelve a demostrar, en varias Constituciones latinoamericanas".

Y relata acerca del arreglo institucional de los controles del congreso que se promueve, "obedece al propósito de evitar los excesos del poder más no de impedir que los órganos actúen, que ya sería un extremo de indeseadas consecuencias". Traza además las atribuciones que tendría la constitucionalización de las funciones del gabinete, en cuanto órgano colectivo de gobierno:

-Analizar y aprobar el proyecto de ingresos y de presupuesto, así como las iniciativas de ley del Ejecutivo;

-Elaborar reglamentos;

-Refrendar leyes;

-Concluir la decisión presidencial de interposición de veto;

-Aprobar nombramientos de funcionarios relevantes; así como participar en las gestiones relativas a la suscripción de tratados internacionales.

"De lo que se trata es de que todas estas tareas de gobierno, que en la actualidad implican el ejercicio concentrado del Poder Ejecutivo, se diluyan, y así su ejercicio conlleve la responsabilidad colegiada y compartida de la toma de decisiones, lo cual supone no sólo un sesgo de democratización gubernamental, sino un debate y un intercambio interno de opiniones, que de suyo favorece un proceso de racionalización de las acciones de gobierno".

Valadés, dice el analista, propone que el Jefe de Gabinete sea designado libremente por el presidente de la república, pero ratificado por una de las cámaras del Congreso, "lo cual, sobre todo si el Ejecutivo no encuentra en ella una mayoría de integrantes de su partido, también, serviría para facilitar la cooperación y colaboración entre el Gobierno y el Congreso. Pese a que en este aspecto, en principio, el autor sostiene que la ratificación puede ser cumplida por cualquiera de las cámaras, después se inclina por que ésta tarea la cumpla la Cámara de Senadores".

Asimismo, agrega en el exhaustivo análisis del libro las tres son funciones fundamentales que vendría a cumplir el jefe de gabinete: proponer al presidente de la República la designación y remoción de los integrantes del gabinete, coordinar el mismo, y conducir las relaciones del gobierno con el Congreso de la Unión.

* LA PROMOCIÓN DEL HIPERPRESIDENCIALISMO

En cuando a la segunda vuelta electoral en elecciones presidenciales, el pequeño párrafo dedicado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, en el trabajo de ingeniería institucional realizado para la Reforma del Estado y entregado en hace cuatro años al Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República, lo dice todo.

"El IIJUNAM opina que no es conveniente establecer el sistema de segunda vuelta electoral para elegir al presidente de la República, por las siguientes razones: en primer lugar, porque puede promover el hiperpresidencialismo, que precisamente se trata de superar con el proceso de reforma del Estado", dicen.

Precisan que la segunda vuelta electoral "promueve además el oportunismo electoral de los partidos políticos al introducir incentivos para la formación de coaliciones electorales sin un mínimo de coherencia ideológica.

Y NO ES TODO...

"Es además un sistema electoral más caro para los contribuyentes por el hecho de tener que sufragar una segunda elección.

"Por último, la segunda vuelta electoral no construye mayorías de gobierno sino a lo más efímeras coaliciones electorales, sobre todo porque no podría estar sincronizada la elección del presidente en segunda vuelta con la elección de los integrantes del Congreso de la Unión".

A su vez, la investigadora parlamentaria Claudia Gamboa Montejano, del Centro de Documentación, Información y Análisis alude a lo planteado por Juan Cristian Iturriaga, en su trabajo "Formula Electoral para Comicios de Jefe de Estado", quien dice:

"La doble ronda electoral permite fortalecer el sistema de partidos ya que estas en posibilidad de expresar tu primera preferencia en la primera vuelta y el reacomodo de fuerzas en la segunda elección, además le da mayor legitimidad al ganador. Otra de sus ventajas radica en que favorece a las coaliciones y consensos, castigando las políticas extremistas. Su principal problema es la elevación del costo electoral y la probabilidad de que no se establezcan alianzas para la segunda vuelta".

También menciona lo dicho por José Woldenberg, exdirigente del IFE: la segunda vuelta en la elección presidencial representa una falsa solución a los problemas de gobernabilidad democrática.

Y además relata algunos de los planteamiento de Francisco José de Andrea Sánchez, en el "Estudio Comparado Teórico-Práctico y Legislativo sobre la Segunda Vuelta Electoral: El caso de México", quien especifica, entre otras cuestiones:

"Las principales características de la segunda vuelta electoral en elecciones presidenciales, además de las señaladas en un principio, son:

1) La primera vuelta pierde su carácter de elección para convertirse en un proceso de selección.

2) De tal forma se constituye como un sistema de desempate técnico para permitir obtener a un candidato o partido la mayoría absoluta, y

3) Al sujetar la competencia a solo dos opciones, favorece el voto estratégico de los electores.

Las ventajas que puede tener la segunda vuelta se resumen como sigue:

1. Respecto a la relación sistema electoral-gobernabilidad.

Asegura la maximación de legitimidad del candidato elegido y un mayor margen de gobernabilidad en el ejercicio del cargo. Con su uso se pretende evitar que el presidente, quien goza de amplias atribuciones y una gran influencia sobre el sistema político, solo cuente con el respaldo de una franja reducida del electorado. Ello supone que al mismo tiempo que se dota de mayor respaldo popular al futuro gobernante se ayuda también a construir mayorías gobernantes.

2. RESPECTO A LOS PARTIDOS Y CANDIDATOS.

Es un proceso de evaluación donde en la primera ronda se descartan a los candidatos más débiles o aquellos que producen resultados fragmentados y minoritarios. Fomenta que intereses diversos se unan alrededor de los candidatos ganadores en la primera vuelta, propiciando que se realicen negociaciones entre partidos y otras fuerzas políticas y se reafinen estrategias. Mide la preferencia real del partido y del candidato frente a los electores, de tal forma que se fortalece el sistema de partidos.

3. RESPECTO A LOS ELECTORES.

El elector tiene la doble opción de orientar sus preferencias partidistas. La segunda vuelta electoral permite el voto estratégico: en la primera vuelta el elector vota por el partido con el cual se identifica más o que desde su perspectiva le ofrece mayores beneficios; en la segunda, el elector reorienta su preferencia, vota por el partido que tiene mayores posibilidades de ganar y lo vota en contra del candidato que no desea que lo gobierne.

Permite que el electorado reaccione ante cambios que ocurran en el escenario entre la primera y la segunda vuelta.

Sin embargo la segunda vuelta también puede presentar desventajas o criticas, las cuales se podrían concentrar en lo siguiente:

1. La doble vuelta, es una fuente de crisis institucional e inestabilidad, porque genera presidentes electos con mayorías electorales artificiales que le invitan a sobredimensionar su peso relativo y a enfrentarse con un Parlamento en el que no dispone de mayoría y que le puede ser contrario. Este riesgo, lógicamente, se acrecienta si el sistema de partidos no está lo suficientemente institucionalizado.

2. La doble vuelta invita a la fragmentación lo cual, además de alimentar con multipartidismo complicado para los sistemas de gobierno presidenciales, fomenta la polarización y, por ende, la crisis política.

3. La doble vuelta, no genera coaliciones. La supuesta coalición electoral que levanta al presidente a la victoria no tiene qué fraguar en una coalición de gobierno, máxime cuando el presidente no ésta dispuesto a ella. Las coaliciones que dan el triunfo en los sistemas políticos que utiliza la doble vuelta no son explícitas, sino meramente coyunturales.

4. La doble vuelta puede producir en la segunda vuelta la reversión del orden con que se partía de la primera vuelta, el segundo en primera pueda ganar al primero en primera. Esto, además de no ser fácilmente comprensible para el electorado, es el fruto de una mayoría negativa. Una mayoría que no nace como favorable al candidato ganador, sino como contaría al mejor colocado tras la primera vuelta. De no producirse la reversión, la doble vuelta es innecesaria, puesto que resulta elegido en segunda votación el que hubiera salido en primera.

5. La doble vuelta al exigir dos campañas electorales incrementa de un modo crucial los costos económicos para los partidos".

No hay unanimidad como era de esperar. Así que veremos lo que sucede en los próximos días.

(DOSSIER POLÍTICO/ Nidia Marín / El Sol de México/ 2013-07-22)

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