martes, 30 de julio de 2013

ESPÍRITUS CHOCARREROS

México, D.F.- Cuando llegué con mi familia a habitar esa casa en el año de 1970, ya tenía antecedentes de que sucedían cosas extrañas y fuera de lo común.

Por ejemplo: en las noches, mis padres discutían porque él le decía a mamá que le jalaba la cobija.

Pero en una ocasión que estaban despiertos, sintieron que la cobija se deslizaba suavemente en dicción hacia sus pies.

Extrañados se miraron a la cara y observaron entre la penumbra, un bultito negro, como del tamaño de un niño chiquito, que luego se desvaneció entre las sombras.

Luego mis hermanos, que en ese entonces también estaban pequeños, empezaron a decir que en esa casa asustaban, porque en la noche les movían la cama, murmuraban al oído y otras cosas extrañas.

Cuando llegamos ahí, también había en el patio trasero un techito construido con barrotes de 4x4 y techo de lámina.

En un travesaño estaba amarrado un mecate de algunos 50 centímetros de largo, que cuando había luna llena, se movía y rechinaba muy feo.

Aquello era ilógico, pues ese rechinido sería normal si colgara algo de él, pero… ¿cómo un pedazo de mecate haría ese ruido fastidioso? cierta noche fue más terrible, pues al asomarme por la ventana vi con temor que en la pared se reflejaba la sombra de una persona que colgaba del mentado mecate.

Entonces papá decidió cortarlo para ver si con eso se eliminaban los ruidos y travesuras de esos “niños oscuros”. el rechinido se fue, sin embargo, los monitos o duendes, aumentaron sus actividad nocturnas.

Cierta madrugada mi hermano estaba despierto, fingiendo que dormía para tratar de “cazar” a uno de los duendes que ya lo tenía fastidiado. observó cuando llegó muy sigiloso y subió al colchón, luego esperó a que se acercara y cuando estaba a su alcance, le tiró un agarrón.

Pero fue tan rápido que sólo alcanzó a rozarle lo que parecía un pié, antes de que el pequeño individuo saltara por la ventana contigua.

En ese tiempo mi padre se fue de la casa y los conflictos y peleas lamentablemente aumentaron entre nosotros. esta situación me entristeció y para colmo, esas malas presencias no me dejaban en paz.

Desesperada les dije a mis hermanos que eran puros embuste de ellos, que a mí no me hacían nada y que si era cierto quería saberlo.

Nunca hubiera dicho eso, porque fue como un reto, y pasaron unos días antes de averiguarlo.

Una madrugada, estando dormida sentí que alguien subía en mi estómago y que no podía mover mis extremidades. en ese momento quise gritar y no pude, entonces, al tratar de levantar la vista para ver quién diantres era, una mano robusta me sujetó de la mandíbula y sentí claramente una enormes uñas que lastimaban mi rostro.

Fue un momento de lucha, recordé que a esa situación le llaman “se te subió el muerto” quise rezar un Padre Nuestro, pero la lengua no me respondía y entonces en mi mente empecé a aclamar a Dios.

Claramente sentí que me liberaba de algo y cuando el ese demonio me soltó la cara, observé con terror que aquél brazo estaba lleno de vello, como si fuera el de un animal oscuro.

De inmediato me levanté de la cama, respirando agitadamente y buscando a mamá. ella dijo que ya era mucho, que por la mañana iría con el sacerdote para que le dijera qué hacer y para que me sintiera más segura, esa noche se acostó a mi lado.

El Padre le explicó cómo hacer rezos, encender sirios y regar agua bendita por toda la casa y los alrededores. así fue como empezó a calmarse el ambiente, poco a poco fueron desapareciendo todos esos malos eventos.

Años después me casé y salí de mi hogar, para formar una familia con la que hasta la fecha, vivimos muy felices y tomados de la mano del creador.
 
(ZOCALO/ Relatos y Leyendas /30/07/2013 - 03:52 PM)
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario