sábado, 2 de febrero de 2013

DAFNE SHERLYN, LA NIÑA DE 9 AÑOS QUE MURIÓ DURANTE EXPLOSIÓN EN PEMEX



Excélsior
México, D.F.- Dafne Sherlyn Martínez, la niña de nueve años que se encontraba con su padre en el edificio B2 del complejo administrativo de la Torre de Pemex en el momento de la explosión de este jueves, falleció después de horas críticas en la que no hubo rastro de ella.

Brenda Carvajal, tía de la pequeña, confirmó la noticia del fallecimiento, aunque no ofreció detalles sobre cómo y a qué hora fue localizado su cuerpo.

Se supo que la menor será velada junto con su padre, Irving Omar Martínez, quien desde este jueves se conoció que había muerto durante la tragedia.

El fallecimiento de la pequeña se suma a la lista de 32 personas que, se sabe de momento, han perdido la vida en los acontecimientos.

La historia de la pequeña Sherlyn
Dafne había llegado al edifico B2 de la Torre de Pemex apenas tres horas antes de que se desencadenara la tragedia, a la que siguió la incertidumbre y la angustia de sus familiares. En el edificio B2 se había reunido con su padre, quien desde ayer, se supo, había perdido la vida…

Dafne Sherlyn, la niña que estaba en la torre de Pemex
Dafne Sherlyn Martínez, de nueve años, llegó a la una de la tarde al edifico B2 de la Torre de Pemex, donde sucedió la explosión casi tres horas más tarde. Todavía vestía los pants café de su escuela y visitaba la oficina de relaciones públicas. Su misión era hacer una tarea en la que explicaría a qué se dedica su papá. Hasta el momento no hay rastro de ella.

Wendy Carvajal, después de escuchar la noticia, corrió hacia las instalaciones de la petrolera, durante seis horas nada supo sobre el paradero de sus familiares hasta que su cuñado rompió en llanto dentro de un carro blanco.

Esos sollozos fueron la confirmación de que su esposo, Irving Omar Martínez, había muerto. Wendy apenas podía recobrar el aliento para preguntar por su hija, pero de la niña ninguna información tuvo.

Entre los brazos maternos y de una hermana, Wendy seguía enfrente del edificio en el que ha perdido a su compañero de vida y ahí estará hasta encontrar a su pequeña.

Historias como la de Wendy a cada instante se repetían entre las calles de Bahía del Espíritu Santo y Bahía San Hipólito, ubicación de la tragedia.

Aunque la nomenclatura de las avenidas apelan a nombres divinos, muchos de los deudos no encontraban a Dios. Una y otra vez le reclamaban la muerte de sus familiares y le cuestionaban el porqué de la tragedia.

Escombros y restos de vidrios quedaron regados sobre la calle, tras la explosión que ocurrió en momentos en que los empleados de la petrolera finalizaban su jornada laboral.

Entre las nueve y las once de la noche se enteró de la muerte —a las once de la noche el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, confirmó la deceso de 25 personas—, de Irving Martínez.

Para desahogar la frustración pateaban las cortinas de los negocios que ya había cerrado o simplemente gritaban sin consuelo.

También había gente entre los deudos, como rescatistas y trabajadores de la paraestatal que apoyaban y abrazaban a quienes los necesitaban. En varias ocasiones además los cubrían de las cámaras de la prensa, que intentaban capturar esas escenas de dolor.

“No dejes que los graben”, se escuchaba.

Otros empleados de Pemex se quedaron hasta las 11 de la noche en los edificios para ayudar a los rescates.

Salvador, del área de la purificadora de agua, entre los escombros decía que ni siquiera tenía fuerzas para hablar, toda su energía se concentraba en levantar piedras para encontrar a más trabajadores.

“Estoy sacando a mis compañeros”, dijo.

Mientras muchas personas más, como Wendy, que sus familiares no aparecían ni entre la lista de muertos ni heridos, se quedaron velando frente a la Torre de Pemex.

Peregrinar entre hospitales
Decenas de familiares de heridos de la explosión acudieron al hospital de la zona norte de Pemex en la delegación Azcapotzalco para pedir informes sobre sus seres queridos.

Fueron horas de angustia, lagrimas y zozobra por no saber a dónde fueron trasladados los trabajadores que estaban en el inmueble, como es el caso del joven Daniel García García, de 35 años, quien labora en el área de Recursos Humanos.

Su esposa, María Guadalupe Miguel, dijo que después de la explosión recibió una llamada del celular de su marido, pero era el amigo de su cónyuge, quien le marcó para decirle que todo estaba bien. Sin embargo, hasta las diez de la noche no tenía información precisa de dónde se encontraba.

Un caso similar fue el de Juana María del Carmen Martínez Chávez, trabajadora del área administrativa cuya oficina se encontraba en el complejo B2 y no era localizada. Su hija Elizabeth se quejó: “nos traen de una puerta a otra y nadie nos da información”.

Elizabeth, con lágrimas en los ojos, aseguró que desde las cinco de la tarde comenzó su peregrinar por la Cruz Roja de Polanco, el hospital de Picacho Ajusco y su única esperanza fue el hospital de la Zona Norte, ubicado en la delegación Azcapotzalco.

Sin embargo, con la orden del presidente Enrique Peña Nieto para ventilar los nombres de los heridos, fue como pudo encontrar a su madre, quien sólo tuvo algunas heridas por la explosión.

En la noche, el gobierno federal difundió la lista de la gente que se encontraba en los hospitales, lo cual ofreció tranquilidad a los familiares, ordenó “remover hasta el último escombro con el propósito de cerciorarnos que no haya una sola persona atrapada”.

Será en el transcurso de las próximas horas cuando los heridos que fueron dados de alta puedan abandonar el hospital, debido a que se quedarán en observación en las próximas horas.

Los cuerpos de socorro mantenían las labores de rescate en torno a la sede de la empresa petrolera paraestatal que es resguardada por militares y policías.

En los hospitales, aunque llegó la calma el movimiento no cesa los 101 heridos son atendidos. Algunos salen por su propio pie; sin embargo, otros menos afortunados no abandonarán el hospital.

Entre rezos y con la esperan de que aún estén con vida, los familiares esperan a las afueras de las instalaciones de Pemex con la esperanza de encontrar a sus seres queridos que aún se encuentran desaparecidos.

(ZOCALO/ Excélsior/ 01/02/2013 - 08:33 PM)

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