México.- Para la denominada “narcocultura” mexicana, Joaquín
El Chapo Guzmán es una figura que con el paso de los años, y conforme el
cártel del Pacífico fue consolidándose, ha adquirido dimensiones de
carácter legendario y sus crímenes y acciones delictivas son
considerados como actos heroicos.
De acuerdo con diversos especialistas, tres personajes de la historia del narcotráfico ocupan lugares privilegiados en los llamados narcocorridos interpretados por diversas agrupaciones musicales: Pablo Escobar, Caro Quintero y el recién reaprehendido Guzmán Loera.
Bandas musicales como Los Canelos de Durango, Los Tucanes de Tijuana o El Komander son sólo algunas de las decenas de agrupaciones musicales que han dedicado sus letras y notas a la historia de El Chapo.
Hay algunos que hablan sobre la “niñez humilde” del capo de la droga, otros sobre su captura en 1993, la mayoría dedica sus canciones a su escape de la prisión de Puente Grande y otros cantan sobre sus actividades delictivas de los últimos 13 años.
“De la noche a la mañana/ El Chapo se hizo famoso/ Encabezaba una banda/ De gatilleros mafiosos/ Con un apoyo muy grande/ Del Güero Palma su socio”.
Por otra parte, Los Canelos de Durango, en su corrido “El Chapo”, cantan: “De los pies a la cabeza/ Él es bajito de estatura/ Pero es el grande entre los grandes/Si lo respetas, te respeta/ Si lo ofendes, la cosa se va a poner fea”.
El especialista José Manuel Valenzuela coincide en que la leyenda de El Chapo comenzó a crecer tras su fuga, en un carrito de lavandería, del penal de Puente Grande, una prisión de máxima seguridad.
“La sociedad mexicana se sorprendió al descubrir los niveles alcanzados por la corrupción, aun en los espacios considerados de mayor seguridad. El Chapo se fugó del penal de Puente Grande evidenciando, más que la debilidad del sistema penitenciario considerado de alta seguridad, el nivel de descomposición de las instituciones y el poder del dinero.”
“La gente de Sinaloa/ Anota su primer gol/ A la nueva presidencia/ Y al señor Vicente Fox/ No se les hizo a los gringos/ Hacerse la extradición/ La fuga estaba planeada/ Sin riesgo a fracasar/ Así trabajan los grandes/ Como el Chapito Guzmán”, dice el corrido, autoría de los Tucanes de Tijuana, que relató el escape de El Chapo del penal de Puente Grande.
Según Valenzuela, autor del libro Jefe de Jefes: corridos y narcocultura en México, los narcocorridos no son meras apologías del narcotráfico, pues en ellos se puede encontrar la doble función de crónica, registro o diario popular.
“El corrido constituye una importante forma de expresión y comunicación popular que permite el registro de hechos relevantes. Es un relevante elemento de análisis y recreación de procesos sociales de la frontera México-EU”, consideró el investigador.
De acuerdo con diversos especialistas, tres personajes de la historia del narcotráfico ocupan lugares privilegiados en los llamados narcocorridos interpretados por diversas agrupaciones musicales: Pablo Escobar, Caro Quintero y el recién reaprehendido Guzmán Loera.
Bandas musicales como Los Canelos de Durango, Los Tucanes de Tijuana o El Komander son sólo algunas de las decenas de agrupaciones musicales que han dedicado sus letras y notas a la historia de El Chapo.
Hay algunos que hablan sobre la “niñez humilde” del capo de la droga, otros sobre su captura en 1993, la mayoría dedica sus canciones a su escape de la prisión de Puente Grande y otros cantan sobre sus actividades delictivas de los últimos 13 años.
“De la noche a la mañana/ El Chapo se hizo famoso/ Encabezaba una banda/ De gatilleros mafiosos/ Con un apoyo muy grande/ Del Güero Palma su socio”.
Por otra parte, Los Canelos de Durango, en su corrido “El Chapo”, cantan: “De los pies a la cabeza/ Él es bajito de estatura/ Pero es el grande entre los grandes/Si lo respetas, te respeta/ Si lo ofendes, la cosa se va a poner fea”.
El especialista José Manuel Valenzuela coincide en que la leyenda de El Chapo comenzó a crecer tras su fuga, en un carrito de lavandería, del penal de Puente Grande, una prisión de máxima seguridad.
“La sociedad mexicana se sorprendió al descubrir los niveles alcanzados por la corrupción, aun en los espacios considerados de mayor seguridad. El Chapo se fugó del penal de Puente Grande evidenciando, más que la debilidad del sistema penitenciario considerado de alta seguridad, el nivel de descomposición de las instituciones y el poder del dinero.”
“La gente de Sinaloa/ Anota su primer gol/ A la nueva presidencia/ Y al señor Vicente Fox/ No se les hizo a los gringos/ Hacerse la extradición/ La fuga estaba planeada/ Sin riesgo a fracasar/ Así trabajan los grandes/ Como el Chapito Guzmán”, dice el corrido, autoría de los Tucanes de Tijuana, que relató el escape de El Chapo del penal de Puente Grande.
Según Valenzuela, autor del libro Jefe de Jefes: corridos y narcocultura en México, los narcocorridos no son meras apologías del narcotráfico, pues en ellos se puede encontrar la doble función de crónica, registro o diario popular.
“El corrido constituye una importante forma de expresión y comunicación popular que permite el registro de hechos relevantes. Es un relevante elemento de análisis y recreación de procesos sociales de la frontera México-EU”, consideró el investigador.
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