lunes, 20 de enero de 2014

‘FEDERALES AMENAZARON CON REGRESAR A MI CASA Y VIOLAR A MI ESPOSA’


Mientras observa a sus hijos jugar en el columpio, Héctor Sánchez Pérez dice que va a olvidar todo y a volver a empezar, porque desea sacar adelante a su hija discapacitada y a su madre enferma.

Él recuperó las ganas de salir adelante tras haber recobrado su libertad después de que un tribunal de Juicio Oral lo declaró inocente, casi tres años después de estar preso por un asesinato que no cometió.

“‘Ya te chingaste, ya mamaste. Vas a ir por un homicidio, andabas tú con unos chavalos en la mañana’, eso me dijeron los federales cuando me sacaron de mi casa y yo les respondí: ‘no, yo andaba en el mandado con mi señora y mi papá’… pero me llevaron a los separos de la Federal, ahí me pusieron una chinga, me torturaron, querían que les llenara una hoja y no quise y me amenazaron con regresar a mi casa y violar a mi esposa”, contó Héctor mientras apretaba la mandíbula para no llorar.

Sánchez Pérez fue detenido el 17 de febrero del 2011 por agentes de la Policía Federal (PF), quienes lo involucraron con dos hombres que a la postre sí fueron encontrados culpables del haber privado de la vida a Juan Carlos Obet Mendoza, quien fue muerto en febrero del 2011 al salir de un restaurante de su propiedad, ubicado en la avenida Montes Urales de la colonia La Cuesta.

En esa ocasión mandos de la PF dieron a conocer a la opinión pública, la detención de los tres hombres indicando que se trataba de un grupo de sicarios que pertenecía a un cártel local y aseguraron que portaban armas largas de fuego y un vehículo robado, al momento de su aprehensión.

Pero todo se desvaneció en el Juicio Oral 114/12, donde los familiares de la víctima y varios testigos del arresto de los otros dos involucrados, no reconocieron a Sánchez Pérez e indicaron no haber visto el momento en que fue detenido.

Héctor estuvo dos años en el Cereso estatal número 3. Al vencerse esa medida cautelar, el Ministerio Público logró que un Tribunal de Garantía lo arraigara durante cinco meses en las antiguas instalaciones de la Academia de Policía, luego el arraigo se extendió otros dos meses.

Al concluir este periodo el Ministerio Público pidió otro mes porque el juicio se canceló debido a la inasistencia de los testigos, después pidió otros seis meses, pero la defensa legal de Sánchez tramitó un amparo para impedir esto y después se realizó el Juicio Oral.

“Estuve ahí de a ‘free’, al último ni perdón, ni disculpas, ni me dijeron nada, nomás ya está libre y pos no. Cuando salí ya mi madre estaba mala y yo digo que enfermó de cáncer por eso. El día que llegué a la casa, después de no verla durante dos años y once meses, se me puso mala y mi papá también está enfermo de tanta presión que vivimos”, contó con tristeza Héctor quien ayer todavía vestía el uniforme de la cárcel y trataba de ayudar a su hermano en la reparación de un auto.

A Sánchez le tocó ser testigo de la matanza de 13 internos en el Cereso el 25 de julio del 2011 cuando compartía la celda con 56 presos y por fortuna se encontraba lavando los baños cuando un comando ingresó para asesinar a sus compañeros.

“Necesito trabajar para curar a mi hija, techar mi casita y llevar a mi madre y mi padre a que me los curen. Lo que sigue es olvidar aunque eso no se olvida. Yo tengo una denuncia en PGR y en Derechos Humanos de la Nacional contra los federales pero no sé si le voy a dar continuidad tengo miedo que regresen y me maten”, agregó.


(Blanca Elizabeth Carmona/ El Diario | 2014-01-19 | 23:16)

No hay comentarios:

Publicar un comentario