Martín Orquiz
Una banda que comete
secuestros ‘exprés’ y extorsiones, opera en las inmediaciones de los puentes
internacionales Paso del Norte y Reforma, en el Centro Histórico de la ciudad,
de acuerdo con la versión de una de sus víctimas, que logró escabullirse luego de
que le exigieron 10 mil pesos por su rescate y para no matar a su familia.
El afectado, quien
pidió ser identificado solamente como Ángel, indicó que los supuestos
delincuentes tienen como objetivo a personas que cruzan a trabajar a El Paso o
a sus parientes.
Ante el miedo que
siente por la posibilidad de que él o sus seres queridos sean atacados, ya que
los presuntos delincuentes se quedaron con su información personal, decidió
irse de la ciudad.
Creí que la inseguridad había pasado: víctima
“Si me hubiera
subido yo a esa camioneta (un vehículo tipo van, usado por los presuntos
criminales), ya no sabrían nada de mí”, dijo al narrar lo que vivió el pasado
martes 12 de febrero, cuando los desconocidos pretendieron privarlo de su
libertad para pedir a sus parientes un rescate.
Sin embargo, logró
convencerlos de que sólo podría conseguir el dinero por sí mismo, así que los
sospechosos obtuvieron su información personal y se conectaron a su celular
cuando fue a conseguir el dinero, advirtiéndole que si colgaba la llamada irían
a matar a toda su familia.
Hasta ayer, la
víctima omitió poner denuncia alguna debido a que los sospechosos le dijeron
que estaban coludidos con la Policía, hecho que cree posible debido a que
cuando estaban hostigándolo agentes municipales pasaron por donde estaban sus
atacantes y no se detuvieron a revisarlos, tal como lo hacen cuando observan a
un grupo de personas en una actitud anormal o sospechosa.
Al parecer, los
agresores pretenden realizar un secuestro exprés, pero modifican su
operatividad según la situación que enfrenten, mencionó la víctima.
Su odisea comenzó
después del mediodía, cuando llevó a su madre al puente de la avenida Juárez
porque cruzaría a El Paso a recoger el boleto de un camión foráneo.
Para esperar a su progenitora,
el hombre dejó estacionado su vehículo cerca de la avenida Lerdo, luego se
dispuso a caminar por el Centro como lo hacía cada vez, desde hace seis meses,
para también esperar a su esposa, quien labora del otro lado de la frontera.
Alrededor de las
4:30 de la tarde, caminaba sobre la calle Mariscal “por donde están muchos
lotes baldíos”, recordó.
De pronto se topó a
dos individuos, a quienes les calculó una edad de entre 22 y 25 años, de
apariencia “normal”, no de “malandro”, aunque notó que traían las cejas
delineadas.
Los desconocidos
traían las manos dentro de las bolsas de sus chamarras y lo amagaron con lo que
le dijeron eran armas de fuego.
Enseguida le pidieron la cartera.
“Pensé que me iban a
asaltar, pero se pusieron a buscar en la cartera hasta que encontraron una
tarjeta de Banco Azteca, luego me dijeron que en una hora tendría que darles 10
mil pesos, que les hablara a mis familiares para que juntaran esa cantidad”,
mencionó.
Les aseguró que ese
documento ya no tenía validez, pero continuaron amenazándolo con hacerle daño a
su familia si no les daba dinero, para entonces ya tenían más datos acerca de
su domicilio que obtuvieron de la misma cartera.
Lo fueron guiando
hasta una camioneta tipo van dorada, de modelo antiguo, donde estaba otro
sujeto, a quien describió como de mayor edad.
“Me dijo: ‘Vamos a
matar a tu familia, enfrente de ti si no nos das el dinero’. Yo pensaba rápido
qué podía hacer, cuando de pronto vi que unas patrullas dieron la vuelta en la
calle donde estábamos”, indicó.
Pensó que los
agentes se detendrían a revisarlos y a preguntarles lo que estaban haciendo, ya
que cada vez que él se los topa en ese mismo sector lo detienen para revisar
sus documentos, lo que representaría su salvación.
Sin embargo, los
desconocidos le aseguraron que estaban “arreglados” con la policía, lo que
finalmente creyó ya que los municipales siguieron de largo sin molestarlos.
Los sujetos
intentaron subirlo al mueble, pero Ángel argumentó que si querían dinero él
mismo tendría que conseguirlo, ya que ninguno de sus familiares podría obtener
esa cantidad. Además sabía de una persona que podría facilitársela.
Después de
insistirles, los sujetos tomaron el número de su teléfono y le marcaron,
enseguida le exigieron que contestara.
Lo instruyeron para
que en ningún momento cortara la llamada mientras acudía con la persona que
supuestamente le iba a dar los 10 mil pesos.
De hacerlo –lo
amenazaron–, acudirían a matar a su familia y lo buscarían para descuartizarlo.
Temblando, dice,
emprendió el camino hacia ninguna parte.
Al menos durante 40
minutos sostuvo la llamada, caminando sin rumbo fijo tratando de buscar una
salida a la encrucijada. Ya le habían dicho también que lo estarían siguiendo y
que harían efectivos sus amagos si se acercaba a la policía o solicitaba
auxilio.
“Caminé por todos
lados, di muchas vueltas por todos lados, mientras me seguían diciendo que si
los traicionaba me iban a matar, a mí, a mi esposa y a mis hijos”, recordó. “Me
dijeron que eran de los Zetas”.
De pronto, cuando
creyó haberlos perdido de vista, cortó la comunicación y corrió hacia el
oriente del centro en busca de un refugio.
“Tardé como dos
horas dando vueltas, pensando qué hacer, me acerqué a donde había dejado mi
carro, me fijé que no estuviera ninguno de ellos cerca, me subí y me fui”,
dijo.
Desde ese día no ha
tenido paz. Cada vehículo desconocido que pasa por la calle donde vive
despierta sus temores y sólo atina a asomarse por la ventana esperando lo peor.
La presión es tal
que decidió irse de la ciudad, porque cree que tarde o temprano los sujetos
cumplirán sus amenazas.
“Creí que todo eso
de la inseguridad ya había pasado, pero todavía hay ‘malandros pesados’ aquí,
creo que mejor nos iremos a El Paso”, señaló.
De lo que está
seguro es que omitirá interponer una denuncia ante las autoridades.
“¿Qué tal si es
cierto que la Policía está con ellos y luego me matan?”, se justificó.
Voceros, tanto de la
Policía Municipal como de la Fiscalía General del Estado (FGE), indicaron que
no han tenido reportes de hechos como los que narra Ángel, pero solicitaron a
los posibles afectados que presenten su denuncia para poder actuar.
El portavoz de la
Secretaría de Seguridad Pública Municipal (SSPM), Adrián Sánchez, expresó que
en los meses recientes los elementos de la corporación no han arrestado a presuntos
perpetradores de secuestros exprés.
Un delito que
comúnmente han atendido en mayor grado, principalmente durante 2012, es el de
la extorsión telefónica en su modalidad de secuestro falso o virtual, dijo.
Explicó que la
extorsión a través de un secuestro falso es cuando los delincuentes llaman a un
teléfono para decirle a quien contesta que tienen privado de su libertad a
algún pariente, por lo general una mujer o infantes.
Luego les exigen
depositar determinadas cantidades, que por lo general son cientos de miles de
pesos, en una cuenta bancaria.
“Ponen a una persona
a que llore a través del teléfono para engañar a sus víctimas, quienes creen
que su familiar está secuestrado y depositan diferentes cantidades en bancos”,
recordó.
La modalidad de
extorsión por secuestro virtual es aquella en la que los perpetradores, a
través de amenazas, hacen que una persona salga de su casa y permanezca en
algún sitio donde no pueda ser localizado. Luego se comunican con sus parientes
para pedirles que depositen diferentes montos económicos, también en cuentas
bancarias, para liberarlos.
Una vez hecha la
transacción, le informan a los familiares dónde pueden encontrar a sus seres
queridos y creen que fueron liberados, cuando en realidad nunca estuvieron
cautivos.
A pesar de que las
víctimas en este tipo de situaciones nunca están en peligro real, mencionó, sí
crean un caos mental y emocional en quienes caen en el engaño telefónico.
Las autoridades
municipales atendieron hasta cinco o seis casos por semana durante 2012 de este
tipo de acto delictivo, pero “si mucho” sólo un secuestro exprés, señaló.
Acerca de la posible
colaboración de agentes municipales con los supuestos delincuentes, Sánchez
aseguró que los elementos están siendo supervisados muy de cerca por mandos
medios y superiores, así que consideró difícil que realicen actos ilegales.
Recordó que en lo
que lleva la actual administración municipal ya se han despedido a 900
elementos, quienes fueron sorprendidos extralimitándose en sus funciones o
cometiendo delitos.
Sin embargo, si el
afectado acude a interponer una denuncia formal se podría evaluar la situación
en particular.
“No sabemos si
realmente los policías vieron alguna actitud sospechosa, o si el afectado pidió
ayuda, no lo podría decir”, declaró.
El portavoz de la
dependencia solicitó a la víctima que haga su denuncia y que aporte el número
de las unidades.
“La Secretaría de
Seguridad Pública no permitirá situaciones de esa índole, no digo que no haya
agentes que puedan cometer abusos, pero están siendo supervisados en la calle”,
acotó. “La policía no debe estar coludida con los delincuentes”.
El portavoz de la
Fiscalía General del estado (FGE), Arturo Sandoval Figón, señaló que en los
meses recientes no se han registrado denuncias por el delito de secuestro
exprés.
Incluso, agregó, las
denuncias por ese delito han disminuido de forma considerable.
Sin embargo, el
funcionario dijo que “podría haber una ‘cifra negra’, es decir, delitos que no
se denuncian”.
Tomando en cuenta
esa circunstancia, indicó, la autoridad sólo tiene conocimiento de aquellos que
llegan a denunciarse ante un agente del Ministerio Público del fuero común.
Datos contenidos en
los Indicadores de la Mesa de Seguridad, con base en información de la FGE,
indican que durante el año pasado se presentaron 27 querellas por el delito de
secuestro.
Los índices dados a
conocer por esas instancias señalan que en enero de 2012 hubo tres denuncias
por ese acto ilegal, un número igual en febrero, dos en marzo, uno en abril,
cuatro en mayo, ninguno en junio, dos en julio, tres en agosto y septiembre de
forma respectiva, cuatro en octubre, dos en noviembre y la cuenta cerró en cero
durante diciembre.
(El Diario/ Martín Orquiz / 2013-02-25 | 00:26)
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