domingo, 15 de junio de 2014

MASACRAN RIVALES EN CÁRTEL DE SINALOA



Con la huida de los hermanos Arzate a Baja California para evitar ser detenidos, disminuyó  su control criminal, creció el tráfico de drogas y llegaron traficantes michoacanos; ahora como parte del reordenamiento delictivo -según investigaciones policíacas-, arrecian las matanzas entre células que antes delinquieron juntas. Existen grupos de homicidas al servicio de criminales, y vuelven a amenazar a policías municipales

La explicación para las recientes ejecuciones sucedidas en Tijuana y Rosarito, es que René Arzate García (31 años), a quien autoridades ubican como brazo armado del Cártel de Sinaloa -que encabeza criminalmente su hermano, Alfonso Arzate “El Aquiles”-, regresó a Baja California.

Eso sucedió hace aproximadamente un mes, según “datos confirmados por el Gobierno Federal”, y las autoridades integradas al Consejo Estatal de Seguridad consideran que regresó para encabezar una “limpia” al interior del Cártel de Sinaloa, “porque las células se estaban saliendo de control”; a eso adjudican la violencia de las últimas semanas.

Los asesinatos también se atribuyen a la aparición en el organigrama delictivo bajacaliforniano de “otro hermano de ‘La Rana’”, un personaje del que se había hecho mención en abril de 2013; sin embargo, desde 2008 se sabe que Los Arzate no tienen otro fraterno varón, solo una hermana mujer llamada Catalina.

Hoy las autoridades saben que se trata de un socio delictivo apodado “El Tosco”, quien comparte los apellidos Arzate García, aseguran los agentes, sin tener parentesco de sangre, como “El Aquiles”. Nació en 1973, tiene 41 años, se llama Abelardo y está metido en el mundo de la droga desde los 20 años, tiempo en el que ha sido herido y rescatado en varias ocasiones por sus socios criminales.

De acuerdo a la investigación, fue uno de los que se quedó a cargo de vigilar a los líderes de célula cuando Los Arzate abandonaron Tijuana para dirigir el tráfico de droga a distancia desde Sonora y algunos estados del sur del país, por teléfono o radio.

De la ausencia de mando criminal que terminó en enfrentamientos internos, las declaraciones de Juan Valencia Cáliz alias Jesús Ismael González Larrañaga “El Pelos” o “El Rocky”, lo confirman. Este hombre, a quien ubican como uno de los operadores importantes de “El Aquiles”, fue detenido por la Policía Municipal la noche del 29 de mayo de 2014, en el Bulevar Casa Blanca del fraccionamiento Guaycura de Tijuana, en posesión de diez armas, chalecos antibalas, cargadores y proyectiles. Declaró:

“Todos trabajan sin pagarle a nadie… si llega uno y se me pone al pedo, me lo chingo”.

Recordó que un tiempo estuvo entre los más buscados por las fuerzas del orden locales, al encontrarse muy bien ubicado en el organigrama, pero hacía como medio año que se volvió adicto al “cristal” y Los Arzate “lo abrieron”.

Debido a su historial delictivo, el matón fue requerido y remitido a la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO), donde no se ha especificado si lo consignaron o arraigaron. Sin embargo, cuenta con dos órdenes de aprehensión pendientes en Baja California: una emitida por el Juzgado Cuarto Penal, expediente 514/2010, del 12 de febrero de 2010; y otra del Juzgado Primero de lo Penal, del 30 de enero de 2014, con número de control 133547.

Otra detención que arrojó luz respecto a los pleitos entre células sinaloenses, fue la de Daniel Alejandro Rivas Espinoza “El Tecato” o “El Flaco”, el 28 de mayo de 2014, mientras huía tras asesinar a plena luz del día, en el estacionamiento de Macroplaza, a Agni Ulises Tapia Navarro, otro supuesto operador de Alfonso Lira “El Atlante”; topó con una patrulla de la Policía Ministerial que salía de una oficinas cercanas de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE).

Rivas Espinoza confesó haber asesinado a ocho personas, pero la Procuraduría solo pudo ubicarlo en cinco homicidios: el de Tapia, el de Rogelio Alonso Castillo González “El 300” (el 10 de marzo de 2014) en el Hotel Segovia de Zona Centro, Cristian Ricardo Jiménez Rodríguez (6 de mayo) en la Zona Norte; Miguel Ángel Sánchez Rosales (25 de mayo, en la calle Baja California de la Zona Centro)  y Víctor Reyes (26 de marzo) en la colonia Francisco Villa.

Aseguró haber estado en por lo menos tres reuniones, a las que acudieron seis lideres de células de tráfico de droga -el Grupo Coordinación intenta ubicarlos- que tienen dividida la ciudad de Tijuana, y junto a él, asistieron otros cabecillas de grupos dedicados a matar y levantar para cobrar deudas de droga o robo de enervantes.

Informó que los cabecillas decidían juntos las muertes y le proponían los asesinatos, y si por alguna razón él no podía aceptar -lo que sucedió en una ocasión-, le daban la orden a otro sicario. También, que como querían a sus enemigos muertos, enviaban a más de un asesino para asegurar que la ejecución se llevara a cabo.

Asimismo, el matón informó que armas y autos requeridos para los asesinatos les eran proporcionados por estos mismos hombres.

Según la declaración de “El Tecato”, cuando mató a Ulises Tapia se dio cuenta que además de los seis punteros que vigilaban la zona, había otros dos sicarios en el área, por si él fallaba, lo remataran: “… por eso me aseguré, le descargué la pistola”.

Daniel Alejandro Rivas Espinoza “El Tecato” o “El Flaco” confesó que delinquía para Cenobio Flores Pacheco alias Luis Fernando Castro Villa “El Checo”, algo que -según investigadores- hacen todos los delincuentes metidos en el tráfico de droga en Baja California desde 2003, año en que informan, se alió a Gilberto Higuera “El Gilillo”, quien controlaba Mexicali. A la captura de Higuera en 2009,  el control total fue para “El Aquiles”, antes de ser enviado a Tijuana para negociar durante la pugna interna del CAF de 2008.

LOS MUERTOS DE ROSARITO

La aparente calma del municipio turístico de Rosarito, se vio nuevamente turbada la tarde del  lunes 2 de junio de 2014, por el estruendo de balazos y el intenso ulular de patrullas. La balacera inició poco antes de las cinco de la tarde y fue prolongada, por eso generó denuncias en el lugar de la matanza, en una casa a medio construir sobre la calle Miguel Silva de la colonia Reforma.

Los forenses localizaron 26 casquillos de cuerno de chivo, ocho de 9 milímetros y 13 calibre 223, balas con las que asesinaron a José Noé Jiménez Ramírez, Andrew Jiménez, Alfredo Pintor Esquivel y un hombre apodado “El Cubano”. En el mismo lugar quedó herido el joven Alejandro Jiménez.

Preocupado por los balazos y porque su hijo Alejandro de 19 años estaba en la casa con sus amigos, Arnoldo Jiménez, acompañado del menor de edad “Ángel”, quienes había salido a comprar frutas en un negocio ubicado a menos de tres cuadras  de la escena del crimen, abordaron el auto Versa que traían y se dirigieron al lugar del ataque a toda velocidad.

De acuerdo a sus dichos, aproximadamente a tres cuadras de llegar se toparon con la Cherokee blanca. Ahí hubo otro enfrentamiento a balazos, sin embargo, es en ese punto donde el expediente se complica. Primero, los sobrevivientes negaron que hubieran disparado en esa segunda balacera, pero después, el Servicio Médico Forense encontró balas en la zona del enfrentamiento y otras dentro de la Cherokee blanca de los homicidas que, evidentemente, también fue atacada a tiros.

En una segunda etapa, los sobrevivientes se responsabilizan mutuamente de haber disparado a los de la Cherokee, pero el arma no aparece y, extrañamente, ambos salen negativos a la prueba de rodizonato de sodio.

Las inconsistencias continúan. Minutos después de las balaceras, la camioneta de los atacantes fue localizada a dos kilómetros al norte de la matanza, sobre la carretera de cuota, frente al Centro de Convenciones, pero en los carriles que regresan de Tijuana a Rosarito, cuando la primera alerta de la Policía Municipal había sido que huían con rumbo a Tijuana, por la carretera libre.

Tras una reunión urgente del Grupo Coordinación, las áreas de inteligencia informaron que los adultos muertos ya habían sido ubicados en uno de los tres grupos delictivos que operan en Rosarito. Según el reporte, presuntamente traficaban para un hombre identificado como “El Trufa”, y/o “El Cheke”, que sirven a otro sujeto de apellido Aguirre, quien tiene negocios y permisos de taxis.

De alguna manera quedaron en medio de la pugna, en la  que también participa Javier Flores Hernández “El Javi” y/o “El Lentes”, quien ha salido ileso de dos atentados cometidos en su contra entre enero y abril de 2014, uno en Rosarito y otro en Tijuana. En abril, “El Javi” también resultó extrañamente limpio en la prueba de rodizonato, después de disparar un arma. Fue liberado.

Al tercero en discordia,  la Policía Estatal Preventiva lo capturó el 3 de junio. Se trata de Hipólito Meza Delgadillo “El Pariente”, sin embargo, aunque este hombre fue ubicado en el organigrama criminal desde 2008, incluso en los tiempos en que “Los Teos” controlaban esa zona y se le consideraba operador  independiente del lado de los Uriarte (primos de Raydel Uriarte “El Muletas”, que controlan la Zona Este), al momento de ser detenido aseguró que era operador de Javier Flores.    

“El Pariente” fue capturado en la calle Privada del Cerezo, Colonia Rancho Chula Vista, Delegación Primo Tapia de Rosarito, por portación de arma de fuego calibre .44 Magnum abastecida, delito por el que es posible salir con el pago de una fianza.

LOS EJECUTADOS DEL 2000, DE “EL CHAPITO”

El marte 3 de junio de 2014,  aproximadamente a las 5:30 horas, el Centro de Comunicaciones, Cómputo, Control y Comando del Gobierno (C4)  recibió la denuncia: cuatro cuerpos al parecer sin vida habían sido abandonados en el Bulevar 2000.

Con señas de tortura, golpes y maniatados con mecates, dos varones y dos mujeres habían sido abandonados en el Kilómetro 28 de esa vialidad. La Policía Ministerial se dio cuenta que uno de los hombres estaba con vida, a pesar de que todos los cuerpos habían recibido el tiro de gracia en la nuca. El sobreviviente estaba prácticamente en estado vegetal, fue traslado al hospital y, como a sus compañeros, se le tomaron huellas.

En los teléfonos que portaban y que aún se están investigando, se localizaron números  que podrían ligar a los muertos con grupos delictivos de la Zona Este, controlados por  Javier Mendoza Uriarte “El Chapito”,  y a los muertos como parte de la purga criminal.

Sin embargo, a pesar de la toma de huellas, no han podido identificarlos, lo que resulta extraño porque desde 2004, todos los delincuentes que son detenidos portando droga por la Policía Municipal, están en una base de datos “…y ellos no brincaron, lo que resulta extraño si son narcomenudistas”.

Al que tampoco han podido identificar con las huellas en la base de datos, es al hombre estrangulado de 40-45 años, cuyo cuerpo fue abandonado a la altura del campo de beisbol de la Vía Rápida Poniente, a la altura del área identificada como Proyecto Morado. Fue encontrado el lunes 2 de junio, le dejaron los pantalones a la altura de la rodilla y un narcomensaje inscrito en una cartulina:   

 “ESTO LES VA A PASAR A TODOS LOS MICHOACANOS KE ANDAN JALANDO EN TIJUANA Y NO PAGAN PLAZA”.

DE POLICÍAS

Esta misma semana, el 4 de junio, Melgoza, jefe de escolta del comandante de turno Aguirre en la Policía Municipal de Tijuana, recibió una amenaza. Por la madrugada, alguien dejó frente a la reja de su casa un ramo de flores, que simulaba ser la mitad de una esfera, claveles blancos con un listón morado en el que se leía: “Descanse en Paz Melgoza” escrito con diamantina.

Y aunque el agente no ha estado involucrado en ninguna detención, ni de bajo ni de alto impacto, la Secretaría de Seguridad Pública inició un protocolo de protección y se hizo la denuncia.

Consideraron tomar medidas de seguridad, debido a que tienen el reporte que aún están investigando, que dos ex policías municipales previamente identificados como no confiables, a quienes solo mencionan como “Celis” y “Marco Tulio”, han contactado a varios uniformados activos con la finalidad de reclutarlos y amenazarlos, si no aceptan integrarse a un equipo que presuntamente se dedicaría a “hacer bajes de droga”.
 LA INSEGURIDAD EN MEXICALI

Cuestionado sobre el número de homicidios ocurridos en Mexicali, el subprocurador contra la Delincuencia Organizada, José María González Martínez explica que menos de una docena están relacionados con narcomenudeo y no hay casos de delincuencia organizada.

Apenas el viernes 30 de mayo se presentó una balacera entre policías y delincuentes en el Valle de Mexicali, persecución que duró varios minutos y kilómetros, para terminar en el Ejido Guanajuato con la detención de dos sujetos.

El conductor, Marco Antonio Cázares, tenía orden de aprehensión por el delito de portación ilegal de armas, mientras que Manuel Lugo contaba con una orden pendiente por robo de vehículo.

Horas antes, elementos de la Dirección de Seguridad Pública Municipal atendieron un reporte realizado por un ciudadano que, al estar realizando labores de limpieza en su domicilio, encontró la mano de una persona.

Los hechos ocurrieron en el Ejido Hermosillo, al sur del Valle de Mexicali, donde hace una semana se reportó la desaparición de Humberto Hernández Fernández, vinculado con varios robos en la zona, pero hasta el momento los análisis periciales para confirmar si se trata o no de la misma persona, no han dado mayores resultados.

El lunes 2 de junio se presentó el homicidio de Jorge Huerta Molina, en Calle de las Granjas número 106, Ejido Choropo, en el Valle de Mexicali. Presentaba varios impactos de bala. Los reportes preliminares señalan que la vivienda era rentada por una mujer de nombre Judith desde el mes de diciembre, y habría sido ella quien mencionó que su acompañante era un ex Army.

Asimismo, el ex policía municipal de Tijuana, Daniel Ortiz Amador, de 41 años de edad, fue atacado  a balazos el 23 de mayo, cuando visitaba a su familia en el Ejido Islas Agrarias, a las afueras de la ciudad.

Ortiz Amador se encontraba en su  vehículo, un Ford Mustang modelo 1998, cuando fue atacado por dos personas que le dispararon en tres ocasiones, provocándole varias heridas.

Fuentes extraoficiales señalan como principal sospechoso a un concuño del agente, luego de que tuvieran una fuerte discusión por un terreno en la ciudad.

El 21 de febrero de 2010, el ex agente fue detenido por elementos de la Policía Estatal Preventiva en poder de un arma de fuego, insignias policiales y un pasamontañas.

Ortiz se encontraba afuera de un negocio llamado The Rock Disco en la ciudad de Tijuana cuando inició una riña, amenazando con un arma de fuego a su oponente, cuando llegaron los estatales preventivos se identificó como agente municipal; sin embargo, al revisar su historial había causado baja con anterioridad.

Entre sus pertenencias se encontró un tolete y una camiseta de la Policía Municipal de Tijuana.

El ahora ex agente municipal dio alta en la corporación en 1994, pero en 2006 se interpuso una denuncia en su contra ante Sindicatura por abuso de autoridad, cuando Ortiz se desempeñaba como agente “A”, asignado a La Presa.

DECOMISOS MILITARES

La Secretaría de la Defensa Nacional informó del decomiso de sustancias prohibidas y armas en la 2/a. y 45/a. Zona Militar durante mayo de 2014.

Entre ambas jurisdicciones de la II Región Militar, destacan 73 toneladas de marihuana incautada.

En el caso de la Segunda Zona, se reportaron 40 toneladas 47 kilos y 300 gramos de la hierba, 95 kilogramos de cocaína, 87 kilos con 500 gramos de heroína, 355 de metanfetaminas, 24 mil pastillas psicotrópicas, 15 armas largas, tres cortas, mil 200 cartuchos, siete vehículos y una aeronave.

Además, fueron asegurados aproximadamente 10 mil dólares americanos y 200 pesos, moneda nacional.

Durante el mismo mes, elementos del Ejército lograron localizar y destruir ocho plantíos de marihuana con una extensión total de 700 metros cuadrados, y dos tramos de terreno que presumiblemente se usaban como pistas de aterrizaje.

Además, se detalló que durante el quinto mes del año, se llevó a cabo la incineración de 43 toneladas de marihuana, 318 kilogramos de metanfetaminas, 72 kilogramos de heroína, 101 kilos de cocaína, entre otras sustancias.

Por su parte, la 45/a. zona militar logró el aseguramiento de 33 toneladas de marihuana, 50 kilos con 600 gramos de metanfetaminas, 2 kilos 300 gramos de cocaína, dos armas largas, 17 cortas, 103 cargadores, 11 mil cartuchos de diferentes calibres, una granada, un bien inmueble; así como 359 mil 970 pesos, mil 770 dólares americanos y 36 vehículos.

MONTERO CUESTIONADO

Durante la Decimoprimera Sesión Ordinaria del VI Ayuntamiento de Playas de Rosarito, celebrada el 4 de junio de 2014, el presidente de la Comisión de Seguridad Pública, Jorge Arévalo, propuso la invitación del titular de la Policía Municipal, Eduardo Montero Álvarez, para una sesión extraordinaria, y así, hablar sobre el tema que “es urgente tratar, ante los recientes acontecimientos”.

Aprobado unánimemente, el alcalde Silvano Abarca Macklis se encargaría de invitarlo para revisar el plan de trabajo, conocer diagnóstico y estrategias en la materia.

Sin embargo, por un supuesto malentendido en la convocatoria, el militar solo llego armado con una presentación digital y sus palabras, ante un Cabildo necesitado de respuestas.

Convocados a las 12:00 horas del 5 de junio, los funcionarios públicos de Rosarito llegaron tarde 40 minutos posteriores a la hora citada. Ante la tardanza y mientras esperaba, Montero Álvarez alcanzó a rociarse un poco de su loción, la cual sacó de entre su portafolio.

La sesión inició con la ausencia de los regidores Raúl Peralta, Lilia Huerta y Rosa María Plascencia, siendo esta última la única justificada. El alcalde cedió  la palabra al director de la Policía, aclarándole que podía responder las preguntas surgidas conforme a la “charla”.

Con presentación de fondo y visiblemente nervioso, el militar no inició de la mejor manera para ganarse al auditorio. “Este plan de trabajo ha venido generando cierta polémica y ciertos cuestionamientos. A lo mejor yo tuve una falta de atención para este Cabildo, por no haberlo hecho de manera oficiosa”, expuso.

Posteriormente, comentó haber preferido tocar el tema en privado, debido a la inclusión de cierta información que “debe ser reservada y no podemos estar ventilando ante todo mundo”.

De igual manera, exhibió las carencias de la corporación a su llegada, destacando, entre otras, la falta de internet para acceder al Sistema de Inteligencia del Gobierno del Estado, y así poder realizar los informes policiales homologados.

Además, citó que la delincuencia cambió: “Ya no nada más es el raterito de esquina o de la tienda. Nos enfrentamos a delincuencia organizada, que tiene recurso, tecnología, contactos e influencias”. Por ello, aseguró se les debe cambiar el chip a los policías, para que realicen su trabajo por convicción y no por necesidad.

Su discurso no duró más de 17 minutos, cuando la regidora Fátima Manríquez lo interrumpió para preguntarle cómo iba a resolver. A ella se unieron los regidores Maximiliano García, Sulda Beltrán, Carlos Ortega e inclusive, el síndico procurador, Tomás de la Rosa.

Así inició la guerra de cuestionamientos, donde los funcionarios pedían los objetivos, plazos y estrategias. Mientras, el regidor Eligio Valencia López, con nombramiento reciente, solo miraba de un extremo de la sala a otro, sin opinar al respecto.

El militar se justificó asegurando que la invitación requería la presentación del plan, y no de lo solicitado por regidores.

Fue entonces que el alcalde Abarca Macklis invitó a realizar una mesa de trabajo a la Comisión de Seguridad Pública, para determinar las estrategias y así dar respuesta a las preguntas que tanto los funcionarios solicitan, y la ciudadanía demanda.

Sin embargo, la retahíla de cuestionamientos contra el director de Policía seguía, y por órdenes del primer edil, inesperadamente el secretario de Gobierno, Fernando Serrano, suspendió la sesión.

Se informó que en un plazo no mayor a cinco días, se llevará a cabo la asamblea de la Comisión en la materia, donde se establezcan las maniobras a realizar para, posteriormente, presentarlas públicamente.
Homicidas

Carlos Alberto Vázquez Saldaña y Arturo García Rodríguez, fueron detenidos después de disparar contra Francisco Torres en el interior del restaurante Verde y Crema, de la colonia Neidhart, a un costado del Bulevar Agua Caliente.

Torres departía con una mujer cuando Vázquez y García ingresaron, disparándole en el cuello y pecho a quemarropa. 

El reporte del C4 fue atendido por el Grupo de Operaciones Estratégicas y del Operativo Tijuana, los cuales interceptaron el taxi en que huían los implicados, en la esquina de Bulevar Agua Caliente y Sonora.

En un primer interrogatorio, tanto la víctima como los victimarios refirieron algunos homicidios y haberle disparado por asuntos de drogas.

(SEMANARIO ZETA/ Investigaciones ZETA/ 12 de Junio del 2014 a las 09:24:00)

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