lunes, 30 de septiembre de 2013

LOS ÁVIDOS DUEÑOS DE CULIACÁN

El 26 de septiembre pasado recibí en mi correo un artículo editorial escrito por el senador Aarón Irízar López y publicado ese día en El Sol de México. Toca el tema de los huracanes Ingrid y Manuel y toma posiciones sobre los desastres causados en varias partes del país.

Es la voz del político tradicional la que habla, acartonada y bofa, con reconocimientos a la labor de “nuestras Fuerzas Armadas” y, por supuesto, a “nuestro presidente Enrique Peña Nieto” por su atención oportuna a las víctimas.

A futuro, después de reconocer que los fenómenos meteorológicos fueron de magnitud incontrolable, propone “el fortalecimiento de la infraestructura para evitar inundaciones, regulación del uso del suelo, entrenamiento ciudadano en caso de riesgo, difusión de una cultura de la prevención, alertas tempranas, organización de evacuaciones y acopio de víveres”.

El senador habla como si la gente no tuviera memoria. Fue diputado local, diputado federal y presidente municipal de Culiacán, esto último en el periodo 2005-2007. Las primeras etapas del fraccionamiento Valle Alto —las que se inundaron— fueron iniciadas durante su administración, así como muchos otros asentamientos y no se recuerda que haya parado una sola de esas obras por incumplimiento de las leyes en la materia. Ningún alcalde lo ha hecho hasta ahora porque los que mandan aquí son los grandes empresarios, no los presidentes municipales, y eso podría servirle de consuelo.

Los dueños de la ciudad, desde hace mucho tiempo, lo sabe Aarón Irízar, son los De Nicolás, que se adueñaron de medio Desarrollo Urbano Tres Ríos —ahí está su corporativo, en donde le construyó al entonces gobernador Juan Millán, como pago de favores, el edificio que alberga el Tribunal de lo Contencioso Administrativo y que regentea su hermano Enrique Millán. Y ahí está el estadio Banorte. En el mismo desarrollo está la USE, que con el tiempo pasó a manos de la Sección 53 del SNTE… y los residenciales Banus, en la   Isla Musala, ahora devaluados por los efectos de Manuel.

Dueños de la ciudad son también los Coppel, que se la han repartido en los últimos 30 años como si fuera queso, sin que hasta ahora nadie les ponga un alto. Ahí está el amurallado residencial Álamos, donde vive la crema y nata culichi conviviendo con lavadores de dinero del narcotráfico y con narcos-narcos. Está La Primavera también como ejemplo —dique incluido y tiradero de ejecutados—, complejo construido en terrenos ejidales conseguidos con trácalas y despojos, a donde se han ido a refugiar políticos de todos los niveles, empresarios, líderes sindicales émulos de Elba Esther Gordillo, todos, claro, con cartas de honorabilidad en mano, porque es un requisito para ser parte de.

Son ellos los que definen las políticas públicas y tienen las estructuras del Gobierno estatal y del municipal a sus pies, pues hasta funcionarios de primer nivel colocan, tesoreros, directores del Implan, secretarios del Ayuntamiento. Y eso lo sabe muy bien el senador Irízar… y Héctor Muñoz también.

Si Fincamex estaba violando la Ley de Asentamientos Humanos o cualquier otro ordenamiento al construir Valle Alto, la administración de Aarón Irízar no los iba a detener. Tampoco Jesús Vizcarra, a quien le tocó recibir la obra. Ni a Homex cuando construyó las privadas de Banus a un metro del río Tamazula, sabiendo de antemano que algún día les llegaría el agua hasta el cuello a sus clientes.

El desarrollo urbano en Culiacán, pero también en otras ciudades, en el país, se ha dado sobre la base de la corrupción, el desorden y hasta la ignorancia. Ahí está, en buena parte, la explicación de los desastres causados por el huracán Manuel, sin desestimar la furia que manifestó a su paso por México.

Y en este desorden, producto de la corrupción y la codicia, tienen que ver mucho los gobernantes, que en muchos casos se han habilitado como empresarios —en realidad son especuladores—, que a través de prestanombres adquieren propiedades a precios de risa que luego venderán como oro.

Sí hay culpables de este desastre, no solo Manuel, muchos, y anidan en la clase política y la clase empresarial. Son los mismos que ahora se escudan en los llamados a la solidaridad, en los radiotones, detrás de las bolsas con víveres y sus caras de aflicción. Los mismos que esperan con sus fauces babeantes los recursos del Fondo de Desastres Naturales (Fonden) para llenarse de nuevo los bolsillos, como lo hicieron muchos funcionarios con los recursos para apoyar a los productores afectados por las heladas de 2011.

Bola y cadena

EL PROPIO JUAN MILLÁN, preocupado porque la información que publicó Ríodoce en su edición pasada fue replicada por la revista nacional Proceso, intentó hacer creer que el responsable de los desastres causados por Manuel no es él… sino Jesús Aguilar Padilla. Como si la memoria colectiva no existiera.

Sentido contrario

CULIACÁN QUEDARÁ COMO si no hubiera pasado Manuel, dijo el alcalde Aarón Rivas. Sí, listo para el huracán que sigue.

Humo negro

DIJO EN GOBERNADOR, CUANDO vino el presidente Enrique Peña Nieto a Navolato, que desde que llegó a la administración, en 2011, había tenido tres grandes desastres: las heladas de febrero de 2011, la sequía de este año y Manuel. En realidad, mi querido gobernador, Sinaloa es un gran desastre desde que usted llegó al poder.


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