Conforme avanzan las investigaciones del caso Heaven, las procuradurías General de la República (PGR) y General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) se topan con más y más indicios de la participación del crimen organizado en uno de los más trágicos crímenes cometidos en la metrópoli en los últimos años.
Aunque ninguna
de las dependencias lo ha reconocido públicamente hasta ahora y la Pgjdf
se ha empeñado en negarlo desde el principio, el grueso de las
evidencias acumuladas en la indagatoria a lo largo de cuatro meses
conduce directamente hasta al cartel de Sinaloa, la organización
criminal que dirige el hombre “más buscado” por los gobiernos de México y
Estados Unidos, Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera.
En particular, lleva a su brazo
operativo en la Ciudad de México, Ricardo López Castillo, “El Moco”, un
ex agente de la desaparecida Agencia Federal de Investigación (AFI)
nacido en el barrio de Tepito y quien encabeza la pirámide de mando de
La Unión.
Dicho grupo es el antecedente inmediato
del cartel de Tepito. Surgió a finales de 2009 y principios de 2010,
inmediatamente después de la caída de Arturo Beltrán Leyva, “El Barbas”,
en el Estado de Morelos, durante un enfrentamiento con fuerzas
policiacas y militares. En ese entonces los Beltrán Leyva controlaban el
mercado de la droga en el Distrito Federal.
Según consta en el expediente, “El Moco”
fraguó, en complicidad con dos de sus principales subalternos (José
Joel Rodríguez Fuentes, “El Javis”, y Edwin Agustín Jiménez Cabrera, “El
Antoine”) el secuestro y muerte de los 13 jóvenes levantados en el bar
Heaven el 26 de mayo -cuyos cuerpos fueron encontrados la madrugada del
pasado 22 de agosto en una fosa clandestina en el rancho La Negra, en
Tlalmanalco, Estado de México-, en venganza por el asesinato de uno de
sus más apreciados cuadros, Horacio Vite Ángel, “El Chaparro”.
Éste no era un simple dealer, como
inicialmente se había dicho. Cumplía un papel importante en la
organización y era apreciado por sus compañeros porque siempre estaba
pendiente de sus necesidades. El también vendedor de zapatos en tianguis
mexiquenses fue asesinado afuera del bar Black de la colonia Condesa el
24 de mayo, dos días antes de los hechos del Heaven. La Pgjdf ya tiene
identificado a su victimario: Es un conocido extorsionador que opera en
el barrio de Tepito, apodado “El Grande” (Proceso 1914).
Las autoridades federales y estatales no
descartan tampoco la posible participación de “El Moco” en los
homicidios de Dax Rodríguez Ledezma -copropietario del bar Heaven-, de
su novia Heydi Fabiola Rodríguez, de 33 años, y de la prima de esta
última, Diana Guadalupe Velasco, de 18 años. Los cuerpos de los tres se
hallaron incinerados en el estado de Morelos, en julio pasado.
Por cierto, la PGR tiene información de
que existe un video en el que Dax Rodríguez narra, con detalles, cómo se
realizó el levantón en el bar Heaven, del que era socio con su hermano
Mario Alberto, Ernesto Espinosa Lobo, “El Lobo”, y José de Jesús Carmona
Aiza, “El Chucho”, los tres formalmente presos.
Integrante de la secta de la Santa
Muerte, “El Moco” es una fichita. Antes de que reventara el caso Heaven,
controlaba casi todas las actividades ilegales en Tepito: Droga, armas,
contrabando y mercancía robada.
Protegido por un ejército de 300
gatilleros, la mayoría de ellos malvivientes, vagabundos y adolescentes
descarriados, extorsionaba a comerciantes del barrio y a dueños de
antros, y mataba por puro placer. Tan sólo en Tepito le achacan no menos
de 30 víctimas en los últimos tres años, entre ellas las cuatro
asesinadas en el gimnasio Body Extreme días después de los hechos en el
Heaven.
Operativo criminal
Con el respaldo del cartel de Sinaloa y
de las relaciones construidas en su paso por la PGR, a López Castillo no
le fue difícil vulnerar las estructuras de las corporaciones policiacas
capitalinas -como quedó al descubierto con la aprehensión de cuatro
policías de la Secretaría de Seguridad Pública de la capital- para
ensanchar sus actividades en el Distrito Federal, principalmente en el
corredor Condesa-Roma-Zona Rosa, donde se concentran los principales
puntos de reunión de la juventud local.
A decir de la PGR y de la Pgjdf, “El
Moco” llenó el vacío que dejaron en toda la Zona Metropolitana Edgar
Valdés Villarreal, “La Barbie”, y José Jorge Balderas Garza, “El JJ”.
Este último fue el que atentó contra la vida del ex futbolista paraguayo
Salvador Cabañas en el Bar Bar. Ambos operadores de los Beltrán Leyva
se acogieron al programa de testigos protegidos de la PGR.
La última información que tienen la PGR y
la Pgjdf del operador del cartel de Sinaloa en el Distrito Federal es
que huyó a China después de los sucesos del Heaven.
En la jerarquía de La Unión hay otros
dos personajes que participaron en el secuestro y muerte de los jóvenes
tepiteños: Edwin Agustín Jiménez Cabrera, “El Antoine”, y José Joel
Rodríguez Fuentes, “El Javis”.
Del primero, la PGR y la Pgjdf no tienen
mayor información que la aportada por el dealer Brian Giovani Guerrero
Arroyo tras su detención. En su declaración ministerial, el joven de 22
años que en su historial delictivo tiene tres ingresos en el Consejo
Tutelar para Menores Infractores por robo y robo con violencia, reveló
que en 2009 conoció a José Raymundo Pacheco Pérez, un santero que lo
invitó a formar parte de su secta.
A pesar de que en aquel tiempo todavía
era menor de edad, decidió iniciarse. El año pasado su “padrino” le hizo
varias “obras” (trabajos) por las que acumuló una deuda de 4 mil pesos.
El santero comenzó entonces a
presionarlo para que le pagara sus servicios y al no tener respuesta le
propuso un trato. Le presentó a otro de sus “ahijados”, “El Antoine”,
quien lo invitó a trabajar para él vendiendo tachas en bares y
discotecas.
Guerrero Arroyo no dudó y en enero
pasado comenzó a vender droga en los antros Living, La Suit, El
Papimacho, Cabaretito Neón y El Cabaretito Fusión, entre otros ubicados
en la Zona Rosa y sus inmediaciones.
Su debut en el narcomenudeo coincidió
con el asesinato de César Rivero Mendoza, “El Guayabo”, de 17 años, y de
Felipe de Jesús Martínez Mendoza, “El Oso”, de 22, en el Living por un
conflicto relacionado con la venta de drogas.
Ambos jóvenes fueron sacados con vida
del bar y horas más tarde aparecieron muertos en la delegación
Iztacalco, en el oriente de la ciudad. Los cuerpos presentaban huellas
de tortura. Por esos hechos fue detenido el agente de investigación de
la Pgjdf Luis Guillermo Flores Capetillo.
En su testimonial, Brian Giovani aportó
más datos de la forma en que opera la red al servicio de “El Antoine”.
Detalló que trabajaba de las 11 de la noche a las 6 de la mañana del
siguiente día, por lo menos seis días a la semana, y que ingresaba a los
antros “con la autorización de todos los gerentes y del personal de seguridad de los establecimientos”.
Asimismo dijo que, ya en el interior de
los establecimientos, un sujeto al que no identificó le entregaba una
bolsa de plástico con 30 ó 35 pastillas, mismas que vendía a 100 pesos
cada una. El dinero producto de la venta de las drogas lo entregaba al
mismo sujeto en dicha bolsa al término de su jornada laboral. Por esa actividad sacaba de 500 a mil pesos, según el día.
De acuerdo con las autoridades federales
y capitalinas “El Antoine” tiene una edad aproximada de 30 años, es de
complexión delgada, piel y ojos claros, y desempeña un papel
preponderante en La Unión, por encima incluso que “El Javis”.
En la investigación de la Pgjdf, el
nombre de “El Javis” es el que más se repite. De hecho, las autoridades
capitalinas le atribuyen la autoría intelectual y material del secuestro
y homicidio de los tepiteños levantados del bar Heaven el 26 de mayo.
Con base en las declaraciones de los
dealers detenidos hasta ahora por su presunta participación en dicho
caso, particularmente el de Víctor Aguilera “El Chompi” o “El Gordo”,
“El Javis” operó desde el bar Zíngaro –“la oficina”, le decían– el
secuestro de los jóvenes. Ahora se sabe que lo hizo con la ayuda de
elementos de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) del Distrito
Federal comisionados a la vigilancia de la Zona Rosa, a los que había
corrompido.
Hasta ahora fueron detenidos cuatro
uniformados, aunque la PGR notificó al titular de la SSP capitalina,
Jesús Rodríguez Almeida, que están implicados al menos otros cuatro y no
se descarta que la red de apoyo de La Unión llegue hasta a la propia
Pgjdf. A pesar de tener los nombres de los presuntos implicados en su
escritorio, Rodríguez Almeida inexplicablemente no los ha puesto a
disposición de la procuraduría local.
Detenido el pasado 22 de agosto, el
mismo día en que la PGR encontró la fosa con los 13 cadáveres de los
tepiteños sustraídos del bar de la calle de Lancaster 27, colonia
Juárez, Aguilera García contó a la policía capitalina que “El Javis”
nunca se mueve solo. Todo el tiempo, dijo, anda acompañado por cuatro
matones originarios de Durango, uno de los feudos de El Chapo Guzmán.
Los “duranguenses”, como les llaman -relató- se encargan de vigilar a
los dealers de La Unión, de “tirar” (distribuir) la droga en sus
territorios y de recolectar el dinero de la venta de los
estupefacientes.
En la averiguación previa
DGAVD/CAPE/T3/00891/13-05, El Javis aparece como el principal
responsable de dirigir el operativo del 26 de mayo y el posterior
traslado de los tepiteños al rancho La Negra, en Tlalmanalco.
Pedro Francisco Paz López, “El
Mariguano”, uno de los seis delaers detenidos por la PGR en la Zona
Rosa, a unas cuadras del bar Heaven, contó en su declaración ministerial
lo que sucedió en el antro.
Según él, los 13 jóvenes fueron
asesinados inmediatamente después del plagio en el que participaron unas
25 personas. Confesó que él se encargó de matar a uno de ellos. Pero es
una verdad a medias. Las autoridades dicen tener ya establecido lo que
pasó en el rancho La Negra, cuyo propietario es originario de Durango.
(DIARIO DEL YAQUI/ PROCESO/Domingo, 29 Septiembre 2013 23:40 )
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