domingo, 28 de abril de 2013

LA PLEBEYA ARGENTINA QUE CONQUISTÓ A HOLANDA



 A unos días de convertirse en reina, la latina está por convertir un cuento de hadas moderno.

En su boda usó un Valentino, pero para su asunción como Reina consorte no se sabe quién diseñará el atuendo de Máxima.

Redacción/ Tabasco Hoy
Máxima Zorreguieta conquistó a Holanda y tiene al país de los canales acuáticos y los tulipanes a sus pies.

En un par de días, la Princesa de Orange y esposa del Príncipe Guillermo Alejandro se convertirá en la Reina de los holandeses, ante la abdicación de la Reina Beatriz. Lo que suena como a la culminación de un cuento de hadas moderno, no siempre fue así.

El camino al trono de esta argentina ha sido un tanto espinoso.

Máxima, una plebeya que nació en Buenos Aires el 17 de mayo de 1971, supo convertir la antipatía de los holandeses en cariño y admiración con su personalidad auténtica y alegre y, por supuesto, gracias a su inteligencia.

La economista argentina no era bien vista cuando se anunció su compromiso con el heredero al trono y tuvo que lidiar primero con el hecho de ser una plebeya extranjera, además de ser católica y, sobre todo, hija de Jorge Zorreguieta, quien fue funcionario de la última dictadura militar argentina (1976-1983), por lo que casi la crucifican.

"La Familia Real debe encarnar el símbolo de nuestra nación. ¿Cómo Máxima, cuyo padre está implicado en la desaparición de 30 mil personas, puede hacerse nuestra Reina? No podemos aceptarlo sabiendo que su padre no expresó el menor remordimiento", argumentó en su momento el diputado Jan Van Walsen.

Pero Guillermo Alejandro se aferró al amor de Máxima y hasta planteó renunciar a sus derechos al trono, lo que no fue necesario porque luego de presentarla con su familia, todos quedaron convencidos de que era una chica por la que valía la pena luchar.

EL CUENTO DE HADAS INICIA

Máxima Zorreguieta Cerruti, hija de Jorge Zorreguieta y María del Carmen Cerruti, estudió secundaria y preparatoria en el colegio bilingüe Northlands, en Buenos Aires, y se graduó de la carrera de Economía en la Universidad Católica Argentina en 1995.

De ahí se marchó a Nueva York, donde repartió alrededor de 60 currículums hasta que le surgió la oportunidad de trabajar para HSBC James Capel Inc., donde llegó a convertirse en vicepresidenta de ventas institucionales para América Latina. Después de un tiempo se cambió al Deutsche Bank.

En abril de 1999, invitada por una amiga que tenía relaciones con gente poderosa, asistió a la Feria de Sevilla y ahí conoció al Príncipe Guillermo Alejandro, quien en el pasado tenía fama de casanova.

Quienes los vieron esa noche dicen que la rubia argentina lo tenía muy divertido y que él no se fijó en ninguna otra mujer. A partir de ahí ya no se separaron.

En los días siguientes él la bombardeó con llamadas y voló a Nueva York lo más pronto que pudo para verla de nuevo y en el verano la presentó a sus padres. Máxima pasó unos días de vacaciones en la Toscana, a bordo del yate real, donde la Reina Beatriz la examinó a profundidad. Ahí, la plebeya se ganó de inmediato a su familia política.

Un año después del flechazo Máxima pidió su cambio al Deutsche Bank de Bruselas para estar más cerca de su novio y para tomar un curso de inmersión total en el idioma y tradiciones holandesas. La relación iba muy en serio, así que la Reina decidió preparar a Máxima para su incursión en la realeza.

A la par, toda la vida de la plebeya era investigada a fondo sin que ella lo supiera.

El historiador Michiel Baud se encargó, a petición del gobierno holandés, de buscar datos que inculparan a Zorreguieta -quien fuera Secretario de Agricultura durante la dictadura de Jorge Rafael Videla -, por la desaparición y tortura de miles de personas.

Sin embargo, en sus investigaciones concluyó que él no estuvo personalmente involucrado, aunque seguramente sí se enteró de las violaciones cometidas.

El 30 de marzo del 2001 se conocieron los resultados de la investigación y ese mismo día la Reina Beatriz anunció el compromiso de la pareja, pero fue hasta el 4 de julio cuando el Parlamento votó a favor del matrimonio con la consigna de que el padre de Máxima no podría asistir a ningún acto de Estado, entre ellos la boda de su hija. Sólo puede estar presente en celebraciones privadas.

UN TANGO FAMILIAR

El 2 de febrero del 2002, Máxima, ya convertida en ciudadana holandesa y conservando su religión católica, contrajo matrimonio con el Príncipe de Orange en la Iglesia Nueva de Amsterdam. Entre gritos de júbilo de sus súbditos y con la presencia de miembros de la realeza del mundo entero, Máxima se convirtió en la esposa de Guillermo Alejandro y en la Princesa Máxima de los Países Bajos.

Todo era felicidad, pero al escucharse los acordes de "Adiós Nonino", el tango favorito de su padre, la Princesa se quebró y no pudo evitar derramar lágrimas por la ausencia de sus padres, quienes actualmente llevan una vida muy normal en Buenos Aires.

A su padre, de 85 años, se le suele ver viajando en transporte público, mientras que su madre es una ama de casa como cualquier otra. María del Carmen y "Coqui", como le llaman a su padre, han intentado permanecer en muy bajo perfil para no perjudicar la vida pública de su primogénita.

Eso no quiere decir que no disfruten de su hija, pues ella viaja frecuentemente con su familia, incluida la Reina Beatriz, al país sudamericano para visitarlos y convivir también con sus hermanos Martín, Juan e Inés.

Los padres de Máxima no estarán presentes en la ceremonia de investidura que se celebrará este 30 de abril, en la que su hija se convertirá en la Reina consorte.

"En el 2002 (año en que se casó) se cerraron acuerdos y éste es un evento constitucional donde mi marido se convertirá en Rey y mi padre no tiene que estar", dijo Máxima, resignada, hace poco más de una semana en una entrevista que concedió al canal público NOS de Holanda, en donde añadió que tampoco asistirá ningún otro miembro de su familia.

PRINCESA Y MADRE PERFECTA

Además de conquistar a sus súbditos con su gran carisma, la ex plebeya argentina se ha ganado la admiración por ser una madre muy dedicada y trabajadora. Es el miembro de la realeza holandesa más popular, por encima de la actual Reina Beatriz y de su esposo, el Príncipe de Orange.

Máxima es madre de tres alegres niñas: Catalina Amalia, de 9 años y a partir del martes nueva heredera de la corona holandesa; Alexia, de 7, y Ariana, de 5.

Las niñas hablan español a la perfección y su madre se ha encargado de educarlas de la mejor manera. Sin embargo, nunca ha descuidado sus tareas como princesa, entre ellas apoyar iniciativas de microcrédito en países en desarrollo y la emancipación de las mujeres inmigrantes.

También se destaca como embajadora de Buena Voluntad de la ONU y acompaña a la Reina en sus viajes de Estado, entre muchas otras labores.

Ahora que será Reina, Máxima ya tiene elaborada su nueva agenda de trabajo. Debutará como monarca en la inauguración del hospital Alexander Monro, dedicado a atender a pacientes con cáncer de mama. Y del 3 al 6 de junio visitará Alemania junto a su marido.

¿QUE VESTIRÁ?

En su boda usó un Valentino, pero para su asunción como Reina consorte no se sabe quién diseñará el atuendo de Máxima.

Lo cierto es que la más natural de las princesas europeas siempre le imprime su sello a todo lo que se pone.

A la Princesa de Orange le gustan los colores fuertes y los accesorios vistosos. Checa su estilo.

(TABASCO HOY/  Redacción/ 28 de Abril 2013)

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