La Viña del Señor
De nueva cuenta y ante
los micrófonos del medio radiofónico en el que según Jorge Carrizales
tiene fincado su proyecto de vida, cometió el mismo error que más bien
ya parece una constante en la forma de hacer su “trabajo periodístico”,
la arrogancia de Jorge es ilimitada y le nubla las ideas.
Jorge no tiene el valor de aceptar que “confundió” el informar con veracidad con parcializar la información para obtener un beneficio personal.
Para los que ejercen el periodismo serio es clara la postura de él y de sus desaciertos.
Jorge olvida que el periodismo serio tiene principios éticos propios y los tiene precisamente para no anteponer los personales.
Asegura que él ejerce el periodismo desde su estilo, desde su percepción, pero sobre todo desde sus valores y principios, aclarando y enfatizando que no son los principios periodísticos la base de su trabajo, más bien son sus “principios” y “valores personales individuales”, sus razones son lo que permite concluir que su trabajo no solamente no es serio tampoco es ético.
Olvida que la audiencia no es tonta, que la audiencia piensa, que la audiencia tiene vida propia y que la audiencia si tiene el derecho a tener un interés, cualquiera que este sea; la obligación del periodista es el de poner los hechos al alcance de esa audiencia sin más interés que el que da la satisfacción de poder informar con libertad.
Se equivocó al pretender mostrar una verdad que no existía en el asunto del CBTIS 40, una verdad que a él si le convenía, no importando que su proceder afectara a todo un alumnado que se encontraba a merced de lo absurdo y la incertidumbre propiciada por las autoridades, Jorge tomo bando y olvido que el periodismo es una vocación, no es un oficio, pero sobre todo olvidó que para ejercer el periodismo se requiere conciencia y esto es algo que no se aprende en la escuela.
Pero para cuando Jorge intentaba explicar su cuestionable proceder y su falta de principios, en otra frecuencia del cuadrante radiofónico el Contralor Ciudadano Héctor Hernández perfilaba sus baterías contra el ex alcalde Cesar Lizárraga, con un rosario de lamentos y cuestionamientos el “contralor ciudadano” pretendió explicar el despecho que siente disfrazado de vendetta con algunos toques de frustración lo cual en conjunto genera ciertas acciones que en los hechos es una orquestada operación ejecutada desde el interior del ayuntamiento contra el ex alcalde Lizárraga, personaje que en su momento fue los mismísimos ojos del contralor ciudadano.
Bien dice el dicho que del odio al amor y viceversa hay solo un paso. El ex alcalde no tiene defensa ni vergüenza pero lo que sí es claro, es que la contraloría está jugando con los dados cargados en su contra, acción que no implica que sea pretexto para exculparlo o para que termine alegando el hoy en día ya muy famoso debido proceso hablando en materia administrativa.
César Lizárraga es culpable de muchas cosas pero sobre todo es culpable de no corresponder a la confianza depositada en él, pero además es culpable de coludirse con los que tenían la idea de descarrilar al Cacho Zaragoza pues se pensó que en un futuro sería peligroso.
Con 14 expedientes al hombro es clara la idea de no dejarlo ir, pero también pone en evidencia que la Contraloría solo trabaja para enjuiciar a César Lizárraga, es decir no hay más cosas que indagar, no hay más expedientes, ni más denuncias que concluir, pero sobretodo es de llamar la atención que los hechos por los que se le persigue al ex munícipe hoy en día son muy similares a las irregularidades que en su momento se denunciaron en contra de otro ex alcalde en este caso Antonio Astiazarán y su grupo de cómplices, los cuales también dieron rienda suelta a su desvergüenza arrasando con cuanto terreno y obra pudieron acaparar, acciones que dieron pie a una denuncia penal en su contra la cual duerme el sueño de los justo y que el contralor ciudadano nomás no se acuerda.
Bueno si se acordó que les faltaba las comparecencias del Toñito y Susana Corella en sus expedientes administrativos para evitarles la pena de pasar por su oficina él las engrosó a los expedientes.
Héctor Hernández podrá fincarle responsabilidad a César Lizárraga y lograr dejar el precedente de que por fin un ex alcalde es llamado a rendir cuentas, lástima que su paso a la historia no será por ese logro, más bien se le recordara por ser un vil traidor.
Siguiendo en esta trama sobre lamentos y mentadas nos encontramos con otro personaje de la politiquería porteña, que cual magdalena se encuentra sumida en una crisis no solamente moral, personal y partidista.
Susana Corrella tiene una seria crisis de identidad y aún no logra entender que hizo mal para que le vaya tan peor.
Autodenominada como la que logró el carro completo para los revolucionarios, Susana Corrella no logra entender cómo este triunfo no se ve reflejado al interior de su partido, el cual sigue en un estado de abandono que para algunos ya es preocupante, con una militancia ya muy mermada y una falta de liderazgo.
El diagnóstico sobre la situación del partido sigue siendo de pronóstico reservado pues no se le ve por donde se pueda recuperar lo poco que queda.
Y es que el problema se ahonda pues curiosa y extrañamente ningún funcionario u regidor hasta el momento ha aportado la correspondiente cuota partidista.
Si algo debería haber en estos tiempos de “bonanza” es dinero, pues que no ganó el PRI en Guaymas?
Se dice que tal es la desesperación y de tal magnitud las carencias monetarias e ideológicas que los rumores cuentan que como despacho de cobranza extrajudicial Susana Corrella piensa pasar por las dependencias y oficinas de regidores a hacer el requerimiento correspondiente por la lana que están pendientes de aportar, so pena de darlos de baja del padrón de militantes.
Lo que no sabe Susana es que los que están en funciones hoy en día, no son priistas más bien son arribistas. No Susana, arribista no es sinónimo de priista, aunque en los hechos así parezca, te pasamos el dato para que no te confundas más.
La crisis que muestra el priismo local no solamente es de dinero, es más bien de principios y compromisos partidistas, la crisis del revolucionario económicamente hablando tiene solución, la crisis como instituto político es más difícil de resolver y la solución no se puede comprar.
Hasta el momento no existen tiendas u outles en Tucson que vendan, ideología, principios o compromisos y todas esas cosas que se dice requiere un líder, es decir no se puede comprar un traje para ser un buen dirigente de partido, para lograr serlo se requiere algo muy elemental, se requiere honestidad, teniendo eso lo demás llega solo.
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