Zeta Investigaciones/Semanario Zeta
Veinte puntos de
entrada a cantidades importantes de droga hacia Baja California, son los que
tiene identificados la Secretaría de Seguridad Pública del Estado.
Internamente, amenazas y sociedades
ilícitas con dueños de rancherías, permiten a los cárteles el traslado seguro
de droga a través de decenas de caminos rurales. Las estrategias para cruzar el
cargamento ilícito a Estados Unidos se están diversificando; veleros y yates
por Tijuana, cañones y rampas por Mexicali
La marihuana llega a
Baja California por toneladas, la cocaína por kilos, paquetes de 30 kilogramos
en carros, y de 200 a 500 kilos en camiones. Los cárteles de Sinaloa, Arellano
Félix y La Familia Michoacana, ingresan la droga al estado con la intención de
llevarla principalmente a los condados de Vegas, Bakersfield y Los Ángeles, en
California.
Por aire, mar y
tierra, geográficamente, el estado en una coladera. La droga entra por Sonora,
Sinaloa, Baja California Sur, Golfo de California y el Océano Pacífico. Incluso
existen antecedentes históricos del cruce de cargamentos de precursores
químicos para la cocina de drogas sintéticas, de Estados Unidos hacia Tijuana.
Conforme al trabajo
de inteligencia realizado por la Secretaría de Seguridad Pública del Estado
(SSPE), las dos rutas internas que invaden Baja California con droga son: la
que parte de las costas de Sinaloa a Ensenada, y de ahí hasta Valle de las
Palmas en Tijuana; la segunda entra por Sonora al Valle de Mexicali, y de ahí,
hasta Valle de las Palmas y la zona de la presa El Carrizal en Tijuana.
Usualmente, el
enervante atraviesa el estado en carros o tractocamiones arreglados con doble
fondo. A Estados Unidos, ingresa por Mexicali-Calexico y Tecate-Tecate,
California; pero un importante porcentaje es trasladado a Tijuana para cruzarlo
por San Diego, donde la droga adquiere mayor valor.
Los cargamentos más
grandes se internan por los valles y la
costa del Mar de Cortés. En Ensenada están identificadas nueve zonas de arribo
de enervantes, en Mexicali, siete, y dos en Rosarito.
Aunque usan las
carreteras, una vez que las cargas entran a Baja California, la mayoría de los
trasiegos los hacen por caminos rurales. Los traficantes tienen distribuidores
de combustible a lo largo de esas rutas alternas, usualmente se trata de
propietarios de algún tipo de tienda de autoservicios, pero también los surten
en casas a través de bidones.
Se bajó la guardia
Para atravesar las
rancherías, es común que los criminales establezcan acuerdos con los dueños de
los predios para permitirles el paso a cambio de dinero, pero también se dan
los casos en que los residentes son amenazados.
Los residentes de
Bahía de los Ángeles en Ensenada, han sido quienes más han denunciado esta problemática, debido a que los
narcotraficantes acaparan el combustible para lanchas y los usuarios honestos
se ven afectados.
Son constantes las
llamadas de alerta a los números de denuncia, informando del arribo permanente
de embarcaciones cargadas de droga a Isla Guadalupe e Isla de Cedros. Sin
embargo, pese a la colaboración ciudadana, la Secretaría de Marina ha sido
incapaz de terminar o combatir este problema. De hecho, sus estadísticas de
efectividad en decomisos han ido a la baja desde el año 2000.
Aunado a las
declaraciones de los detenidos y el
incremento en decomisos, autoridades locales han revelado que el cambio de
estrategia del Comandante de la II Zona Militar, General Gilberto Hernández
Andreu, ha afectado el blindaje del estado respecto al ingreso de droga.
El primer problema
es que las estadísticas de aseguramientos muestran que la cantidad de droga que
pasa por los retenes en Pichilingue y Santa Rosalía, en Baja California Sur, va
en aumento, y a pesar de que está detectado el tráfico de droga en carros con
doble fondo, los elementos asignados en la zona no se aplican suficientemente
en las revisiones.
Adicionalmente, el
flujo de enervantes se ha visto favorecido por la eliminación de dos puestos de
control que el anterior Comandante de la II Zona Militar había establecido como
resultado de un trabajo de inteligencia: los retenes de San Luis, en la entrada
de Sonora con Mexicali, y el puesto de Popotla, en la entrada sur a Rosarito,
proveniente de Ensenada.
Las rutas del crimen organizado
En Baja California,
los puntos principales de entrada son Mexicali, Ensenada y Rosarito.
Al puerto de
Ensenada la droga llega principalmente por mar y aire, a través de San Antonio
de las Minas, Ojos Negros, San Simón, Valle de la Trinidad por aire; y Bahía de
los Ángeles, Puertecitos, San Quintín, Camalú y Colonet por mar.
“La droga que llega
al Valle de la Trinidad, la lleva por Ojos Negros hasta Tecate, y la cruzan por
ahí o la suben a Tijuana”, refiere un funcionario de la SSPE.
A Mexicali, las
avionetas llegan a los ejidos conocidos como El 57, El 43, Ciudad Morelos,
Guadalupe Victoria y El Chinero, en las inmediaciones de San Felipe; así como a
Colonias Nuevas, poblado colindante con San Luis Río Colorado, Sonora. Por la
Laguna Salada suben camiones todo terreno a La Rumorosa, sin pasar por el
retén, y de ahí, hacia Tecate y Tijuana.
La marihuana y
cocaína que llega a Tecate, atraviesa la zona de El Hongo hasta Cerro Azul, de
donde es trasladada al área de la presa El Carrizo, para su envío a través de
Valle de las Palmas a Tijuana. Una parte de la droga para consumo local,
también es enviada a Ensenada por caminos de terracería, a lo largo de a San Antonio
de las Minas y Ojos Negros.
En el caso de
Rosarito, llegan a Popotla y Primo Tapia, lanchas que usualmente hicieron
escala en islas de Baja California Sur, con droga procedente de Nayarit,
Colima, Michoacán y Guerrero. En algunos casos, desde Centro y Sur América,
porque cuando los cargamentos de barcos grandes están en peligro de ser
descubiertos, descargan en la zona.
Para hacer llegar
este cargamento ilícito a Tijuana, los delincuentes usualmente recurren al
Bulevar 2000 y caminos vecinales paralelos. Pero un importante porcentaje del
enervante sigue su rumbo por el mar, hasta las playas de California.
Una vez en la
frontera, aunque Tijuana tiene costa, los traficantes prefieren cargar y
descargar droga y combustible en Rosarito. Se recibe directamente en este
municipio, entra en los aviones comerciales y avionetas con permiso de llegar
al Aeropuerto Internacional “Abelardo L. Rodríguez”.
En estos casos, lo
usual es que los traficantes tengan acuerdo con los policías federales que
laboran en la terminal aérea. El tamaño de las cargas detectada con mayor
frecuencia hasta el momento es de cinco
kilos, aunque han reportado cargamentos de hasta 137 kilos de droga.
En cuanto al
traslado interno en este municipio, una de las rutas de droga más comunes,
cruza de la carretera escénica, a la carretera libre, por el área conocida como
Salsipuedes. Un ancho camino de terracería lleva a los traficantes hasta El
Sauzal y al Valle de las Palmas en la Zona Oriente, desde donde cuentan con
múltiples vialidades alternas para mover sus cargamentos.
Una vez que la droga
llega a los municipios fronterizos de Baja California, el mayor porcentaje del
enervante sigue su rumbo al Norte.
Rampas y cañones para el trasiego
En Mexicali, la
inventiva criminal mezcla el uso de cierta tecnología y el conocimiento básico
de neumática, metalmecánica y física para diseñar propulsores, cañones que
lanzan pelotas de droga. Pero también usan aviones ultraligeros y rampas para
atravesar la barda metálica con vehículos cargados.
La noche del viernes
7 de diciembre de 2012, autoridades norteamericanas fueron avisadas del
descubrimiento en la zona fronteriza entre San Luis, Arizona, y San Luis Río
Colorado, Sonora, de 33 pequeñas latas de casi un kilo cada una. Al revisarlas,
agentes de la Patrulla Fronteriza norteamericana descubrieron que estaban
cargadas con marihuana, más aún, que habían sido lanzadas casi 200 metros con
un poderoso “cañón” neumático. En la inspección de la zona, descubrieron un
tanque de dióxido de carbono, pero no hubo detenidos.
La madrugada del
jueves 21 de febrero de 2013, agentes de la Dirección de Seguridad Pública de
Mexicali recibieron una llamada de la Patrulla Fronteriza norteamericana,
avisándoles que desde el lado mexicano estaban lanzando droga con un cañón
propulsor hacia Calexico. Al acudir al área despoblada -al Oeste de la colonia
Fronteriza-, localizaron un pick-up rojo con placas norteamericanas.
De acuerdo al
reporte, había varias personas, pero no pudieron encender el vehículo porque,
con el cofre arriba, usaban el motor del auto que estaba conectado a una suerte
de “cañón hechizo”: Un tanque de aire con llaves de control y un tubo PVC
blanco de seis pulgadas.
Agentes de la
Patrulla Fronteriza en el sector de Yuma, sospechan que podría tratarse del
mismo artefacto que usaron el año pasado para lanzar droga hacia la zona
norteamericana de San Luis, Arizona, desde el lado mexicano.
“No podemos asegurar
que es el mismo, encontramos evidencia que era algo así”, comentó un oficial en
relación al incidente sucedido el 7 de diciembre. “No pudimos encontrar el
aparato”, reiteró, por su parte, Enrique Zárate, oficial de la Patrulla
Fronteriza en Yuma.
Según un comunicado
emitido por el CBP de Yuma, en esa fecha lo único que localizaron fue un tanque
de monóxido de carbono. “Basado en la evidencia, la sospecha es que se estaba
lanzando la droga con un aparato”, refiere el oficial en alusión a 33 botes con
marihuana y “otras cosas que indicaban que se usó un cañón”, aunque no aclara
el dato.
Reportes de
inteligencia de la Policía de Mexicali, indicaron que el artefacto decomisado
en Mexicali, era operada por gente de San Luis Río Colorado.
Todo el tráfico de
droga en esa estratégica zona -que une a Sonora, Baja California, Arizona y
California-, es atribuida por autoridades estadounidenses y mexicanas, al
Cártel de Sinaloa.
La madrugada del 30
de octubre de 2012, en una zona conocida como Imperial Sand Dunes -entre
Calexico y Yuma, y entre Mexicali y Algodones del lado mexicano-, agentes de la
Patrulla Fronteriza se sorprendieron al localizar sobre la barda metálica, un
vehículo tipo Jeep Cherokee, varado sobre cuatro rampas metálicas, dos de cada
lado de la frontera.
El auto apuntaba
hacia el norte y tenía la puerta trasera abierta. Iba cargado de droga, y al
intentar el cruce sobre la singular rampa, se quedó atorado, por lo que tuvo
que ser descargado del lado mexicano. El oficial de la Patrulla Fronteriza en
Yuma, Enrique Zárate, aportó otro dato en
este caso: el carro fue localizado en la misma zona donde fue asesinado,
en 19 de enero de 2008, el agente de la Patrulla Fronteriza Luis Aguilar,
precisamente cuando intentaba detener al narcotraficante Jesús Albino Navarro,
sentenciado en abril de 2011 por un jurado federal en San Diego, California.
“Los Peloteros”, dos años
Conforme a los
reportes de las autoridades, durante los meses recientes en ambos lados de la
frontera se han descubierto “pelotas” repletas de marihuana y de heroína en
plena zona urbana de ambas ciudades.
Estos bultos han
sido lanzados a Calexico manualmente o
con un tipo de resortera humana. Los policías
ya detectaron casos en los que dos
sujetos que sostenían en los extremos un plástico elástico, y en medio un
tercero cargaba la “resortera” con una bola de droga, la jalaba y la soltaba
para que volara hacia el lado norteamericano.
“Nos comunicaron que
había personas arrojando objetos al vecino país”, explicó el Comandante de la
Dirección de Seguridad pública de Mexicali, Alejandro Montreal, en relación a
la detección del cañón lanza droga. “De este tipo de incidentes ya teníamos
información surgida en las reuniones binacionales”, argumentó en alusión a las
conversaciones donde participan corporaciones de ambos países.
Montreal consideró
que estos cruza-droga cambian de zona, recordando que anteriormente esa
práctica la habían detectado en la zona centro de Mexicali, en plena calle A y
Colón, y a sus perpetradores les empezaron a llamar “Los Peloteros”. En ese
primer período capturaron a varios sujetos, y se empezó a trabajar de manera
conjunta con autoridades de la Patrulla Fronteriza norteamericana.
“Empezamos a notar
un fenómeno, estas personas se empezaron a desplazar, notaron más presencia
policiaca en los dos lados, y se movieron más hacia el Poniente de la ciudad.
Desde enero de 2013 nos comunicaban los de la Border Patrol que estaban
arrojando paquetes más grandes, cilíndricos. Como es una zona desértica,
alejada de la zona urbana, para nosotros era más difícil tener patrullas de
manera permanente”, explico el jefe policiaco.
Aun así, sin ser
exactamente vigilantes de la frontera, se abocaron a reforzar esa zona.
Otras formas de trasiego
En el caso de
Tijuana, reportes de la oficina de Inteligencia e Investigación de Aduanas y
Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés),
indican que una de las formas de trasiego de los cárteles mexicanos, consiste
en utilizar embarcaciones recreativas como yates y veleros para contrabandear
droga a plena luz del día, al mezclarse entre otros barcos similares.
De igual manera,
emplean embarcaciones comerciales como barcos pesqueros y camaroneros para
mezclarse en puertos que albergan flotas comerciales.
El reporte de la
oficina estadounidense también alerta sobre el incremento del narcotráfico vía
aérea en la frontera con Baja California, principalmente mediante aeroplanos
ultraligeros que por las noches dejan caer paquetes de narcóticos al otro lado
de la frontera, que después serán recogidos y transportados por sus asociados
en tierra.
“Algunos apenas
cruzan, descargan y se regresan, otros que van más lejos, hasta los condados de
Heber o Brawley”, detalló el Comandante de la Dirección de Seguridad pública de
Mexicali.
El uso de aviones
ultraligeros -indetectables para el radar-, cargados de droga y equipados con
un mecanismo para soltar la carga en el aire y poder regresar al lado mexicano,
fue descubierto tras accidentes por el sobrepeso. Esta forma de cruce fue descubierta
entre octubre de 2008 y junio de 2009, cuando cuatro de estos aviones se
estrellaron en suelo estadunidense, en la zona de Imperial y Yuma. En uno de
ellos murió el piloto (ZETA 1830, junio 2009).
En cuanto a otras
formas de cruce de droga, Alejandro Montreal refirió los carritos de control
remoto tipo “troque” cargando un ladrillo, los cruzan a través de un hueco
horadado en la parte baja de la barda metálica, así como otro caso, pero éste
tuvo lugar en el cruce del lado americano hacia México -en la zona pegada a la
Garita II de Mexicali, en la parte comercial-. Dos tipos que tiraron un costal
fueron descubiertos, lo cual permitió localizar granadas de fragmentación
desarmada, y partes de armas R-15; así como mecanismos de disparo y culatas,
todo nuevecito.
Según reportes
periodísticos, el hecho ocurrió el 13 de abril de 2011, y el recuento incluyó
192 granadas, ocho chalecos tácticos, 33 cajas de partes de armas de fuego,
cuatro culatas fijas y una plegable. Cinco meses después, fue detenido en Mazatlán,
Sinaloa, un norteamericano, Jean Baptiste Kingery, principal contrabandista de
armas para Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera. El hombre aseguró que una de las
principales zonas de cruce del armamento era la frontera entre Mexicali y
Caléxico.
En el caso del
Valle, en la parte cercana a Algodones, Montreal comenta que, aprovechando las
carreras de motos en las dunas, ha habido pilotos que se mezclan con
competidores, pero cargan mochilas con paquetes de droga que cruzan por la zona
arenosa hacia el lado americano.
“Si utilizaran ese
ingenio de manera positiva, México sería otro”, concluyó el jefe policiaco.
En esta frontera con
Baja California, la estrategia de contrabando que sigue preocupando a las
autoridades estadounidenses, es el tráfico a través de túneles
transfronterizos, un mecanismo antiguo pero altamente efectivo que ha
incrementado en los últimos años.
Sin embargo, las
garitas oficiales de cruce ubicadas en Baja California y el Noroeste del país,
continúan siendo el principal punto de entrada a los Estados Unidos de cocaína,
heroína, marihuana y metanfetamina.
En el año fiscal
2012, CBP efectuó 54 mil 246 aprehensiones; incautó 129.27 toneladas de
narcóticos y 15.9 millones de dólares en efectivo en el Estado de California.
Durante un solo fin de semana, en noviembre de 2012, agentes de esa corporación
en San Diego y el Valle Imperial, decomisaron más de 7 millones de dólares de
narcóticos en 25 incidentes registrados en los seis puertos de cruce
fronterizo; cantidad histórica incluso para esta zona de alto tráfico de
contrabando.
Para aumentar sus
probabilidades de éxito, los traficantes mexicanos han ideado estrategias cada
vez más peculiares. Una de ellas, el uso de “mulas ciegas”, vehículos cargados
con droga sin el conocimiento de los conductores que son robados por los
traficantes una vez que cruzan la frontera. La Policía de Tijuana detectó 17
casos durante 2012, y cinco en lo que va de este año.
Otra de las
estrategias de los cárteles mexicanos, es el llamado “tráfico hormiga” de droga
a través de los puertos de cruce internacional, que consiste en reclutar a
personas, principalmente jóvenes estadounidenses que cruzan regularmente la
frontera, para contrabandear paquetes de droga pegados a su cuerpo.
“Los cárteles
constantemente tratan de frustrar nuestros esfuerzos para descubrir los
narcóticos mediante ocultamientos más profundos y métodos más inusuales”,
declaró el director de Operaciones de Campo en San Diego, Chris Maston, en un
comunicado oficial que informaba sobre el decomiso de 15 paquetes de cocaína
escondidos dentro del motor de una camioneta pick-up, remolcada a través de la
Garita de San Ysidro.
CBP: Rumbo a Estados Unidos, el tráfico vira hacia el
mar
En cuanto a los
cambios en el trasiego, en su más reciente comparecencia ante el comité de la
Casa Blanca en seguridad marítima, la agente de enlace de la Oficina de
Inteligencia e Investigación de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados
Unidos, Donna Bucella, informó que las organizaciones mexicanas dedicadas al tráfico
de drogas y humanos recurren cada vez más a rutas de trasiego marítimo para
transportar el contrabando hacia la Unión Americana, con pequeñas embarcaciones
abiertas conocidas como pangas, que viajan a velocidades altas, son difíciles
de detectar por los radares y capaces de cargar varias toneladas de narcóticos.
A decir por Bucella,
una tendencia detectada en la costa de California es el uso de pangas de mayor
tamaño, algunas de hasta 15 metros de largo, capaces de internarse hasta 100
millas mar adentro y viajar hasta 100 millas al norte de la frontera para evitar
ser detectadas por embarcaciones de Aduanas o la Guardia Costera.
Lo que comenzó como
una estrategia de bajo riesgo, ya ha cobrado la vida de agentes
estadounidenses. En diciembre del año pasado, un elemento de la Guardia Costera
de California murió cuando intentaba interceptar una panga que se aproximaba a
la costa de Santa Bárbara con las luces apagadas. Cuando los guardacostas le
ordenaron detenerse, la embarcación tripulada por dos mexicanos se impactó a
toda velocidad sobre la patrulla marítima, destruyéndola y lanzando a dos
agentes al mar. Uno de ellos murió al momento, y el otro fue hospitalizado.
Niegan señalamientos de autoridades
A través de sus
abogados, dos de los mencionados como partícipes en bandas del crimen
organizado en Mexicali por la Secretaría de Seguridad Pública del Estado,
rechazan los señalamientos.
Los abogados Luis
Ramón Valdez y Edgardo Espinoza expusieron a detalle la situación de Luis
Alfredo Garibay Félix y Francisco Javier Campos Barraza, señalados como
involucrados -mediante datos de inteligencia de diversas corporaciones-, pero
rechazan con datos y elementos para probar su inocencia.
“Todo el estigma es
por apellidarse Garibay y ser del Valle de Mexicali”, menciona el abogado
Espinoza parafraseando a su cliente, Luis Alfredo Garibay Félix, quien no niega
ser primo del narcotraficante conocido y muerto recientemente, Manuel Garibay
Félix, pero recalca que él siempre ha sido ajeno a las actividades de su
pariente.
En el otro caso, el
de Campos Barraza, el abogado Espinoza comenta que sí se conocen entre ellos
-Barraza y Garibay- pero por el hecho de ser de la misma zona del Valle de
Mexicali, el Ejido Chiapas. “De eso a que tengamos una sociedad criminal, pues
no”, afirmó el abogado en referencia a lo señalado por Francisco Javier Campos.
“Al resto ni los conozco, ni sé quienes son”, ha dicho su cliente.
El abogado muestra
documentos donde se asienta que Alfredo Garibay está en Estados Unidos -es
ciudadano americano-, ya que fue deportado el 26 de septiembre de 2012 por el
Instituto Nacional de Migración, a raíz de lo que técnicamente llaman “una
falta administrativa”. El caso tuvo que ver con un incidente en Tijuana en
septiembre del mismo año, cuando lo detuvieron junto con un escolta de otra
persona y les encontraron un arma de fuego.
En función de lo
anterior, fue puesto a disposición de la Procuraduría General de la República,
quien lo remitió a un juez, pero finalmente le fue fijada una fianza. El joven
no fue liberado, sino entregado por el INAMI a las autoridades norteamericanas,
quienes después de revisar su caso, lo liberaron. Pero ahora enfrenta una
situación contradictoria, porque en el Juzgado VI de Distrito en Tijuana, se le
sigue un proceso por posesión de arma, y no puede seguir firmando, pues está en
Estados Unidos y no puede cruzar al lado mexicano por los próximos ocho años.
“Mi apellido no me
favorece en nada, de la situación de mi primo yo no tenía ningún conocimiento”,
alude Luis Alfredo Garibay a través de su abogado, y asegura que en el vecino
país se dedica al trabajo en la construcción. ”Hay una campaña contra todos los
que llevan el apellido para incriminarlos en cuanta cosa”, refiere.
En el caso de
Francisco Javier Campos Barraza, los abogados denuncian irregularidades, ya que
las autoridades lo vinculan con la detención de un grupo del Ejido Chiapas en
septiembre de 2012. El parte informativo de la Policía Estatal Preventiva,
asienta que lo detuvieron en el Ejido Chiapas con un grupo de siete personas -a
quienes adjudican la posesión de siete armas de fuego-, siendo que fue
aprehendido desde las cuatro de la tarde en su domicilio, y por el hecho que de
acuerdo a la credencial del IFE, Campos tiene como dirección el Ejido Chiapas y
lo vincularon con el mencionado grupo.
De acuerdo al
abogado, el proceso se encuentra en etapa de instrucción y el joven está libre
bajo fianza, tiene que firmar semanalmente, aunque hace 15 días, al momento de
firmar, se topó con elementos de la PEP, quienes -afirma el abogado por versión
de su cliente- lo siguieron hasta su casa.
Doblemente temeroso
por la publicación (ZETA 2031) y por miedo a represalias de los agentes,
Francisco Javier Campos Barraza optó por abandonar la ciudad. “A esas personas
ni las conozco”, sentencia a través de su abogado.
Julián Alfonso López
Rodríguez, el homicida
Asesinato del “patrón” del bar Ruta 6
Tres hombres a bordo
de una camioneta Durango asesinaron a un joven el 9 de marzo en el bar Ruta 6,
ubicado en la calle Sexta de la Zona Centro de Tijuana, porque lo ordenó un
traficante de droga al menudeo apodado “Chapito”.
La instrucción fue
quitarle la vida a un “… joven de cabello largo hasta el hombro, güerillo, y
que rengueaba de la pierna derecha”, al que identificaron como “El Mayel”.
Según uno de los delincuentes que estuvo en la escena del crimen, había dos
muchachos que respondían a las características mencionadas.
Pero su compañero
Julián Alfonso López Rodríguez “El Chino”, quien estuvo todo el tiempo en
contacto con “El Chapito” por radio, se decidió por “… el muchacho de cabello
largo hasta el hombro, el cual recuerdo que andaba bien vestido, como de
dinero”, y agregó: “Estaba engranado con una computadora lap top, rodeado de
meseros y amigos”.
De acuerdo a la
versión de los implicados, lo mataron porque operaba delictivamente con “El
Atlante”, antiguo cabecilla del grupo que, aseguran, los traicionó e hizo que
metieran a prisión a uno de sus jefes directos, Rosendo Campos Zepeda “El
Chendo”.
“El Chino” descargó
las balas de su arma en el joven y después pidió la pistola de su compañero
para vaciarla también sobre el cuerpo de la víctima. Ésa es la versión del
segundo tirador, un menor de edad que, asegura, no disparó.
En la balacera, uno
de los meseros que rodeaban al muchacho victimado también fue herido. Fue quien
identificó al adolescente que participó en el atentado homicida, y sostuvo a
los elementos policiacos que el joven había participado en el homicidio de su
“patrón”.
Minutos después del
asesinato, la Policía detuvo a un menor de edad acompañado de Iván Antonio
Asunción Solano, quien sirvió de chofer en el atentado. Ambos informaron a las
autoridades que “El Chino” había huido a pie.
PEP decomisa mil 960 kilos de marihuana
La noche del 13 de
marzo de 2013, el Centro de Comunicaciones, Cómputo, Control y Comando (C4) de
Mexicali, recibió la siguiente denuncia anónima: “En el Ejido Villa Zapata se
encuentra un camión frente a la tienda de abarrotes Yesenia, y éste trae muchas
personas de origen salvadoreño”. Agregaron que en el lugar “está un hombre al
que apodan ‘El Rojo’”, y la referencia fue: “Hay un pick-up blanco”.
Las patrullas que
solicitó el denunciante fueron enviadas y, al circular frente al lugar en
cuestión, vieron “… una persona parada junto a una camioneta pick-up”, que
sostenía “un paquete de regular tamaño, confeccionado en cinta adhesiva color
canela frente a un domicilio sin numeración, quien al percatarse de la unidad
policiaca, soltó el paquete e intentó correr, asegurándolo aproximadamente a
unos seis metros”, detallaron los policías estatales preventivos en el parte
informativo.
Se detuvo al hombre
identificado como Raúl Medina, un sinaloense domiciliado en el poblado Villa
Zapata.
“En la caja de la
pick-up se localizaron 45 paquetes con las mismas características”, y a un
costado, en el cerco perimetral del domicilio, “estaban tirados en el piso
cuatro paquetes similares a los antes referidos… en el interior del domicilio se alcanzaba a
ver desde la calle muchos paquetes similares también a los asegurados,
manifestando el señor Raúl Medina que una persona se los acababa de dejar para
que se los cuidara”.
En total, la PEP
aseguró 405 paquetes que contenían mil 960 kilogramos de marihuana.
(SEMANARIO ZETA/ ZETA Investigaciones/ marzo 18, 2013)
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