POR ABISMO FISCAL
Es un recorte automático de gastos y alza de impuestos
que empieza el 1° de enero. Obama y la oposición no llegan a un acuerdo. El
ajuste dañará a los de menores ingresos...
ESTADOS UNIDOS.- Los
estadounidenses no llegan con tranquilidad al fin de año. Ahora se aprestan a
sufrir los rigores del llamado “abismo fiscal”, un suerte de castigo
autoinfligido que, en los tiempos del evangelio de los mercados, amenaza con
convertirse en una expiación global y que es producto de una pobre capacidad de
negociación de su clase política.
La Casa Blanca y el
Congreso –en particular, la intransigencia de la oposición republicana centrada
en el fundamentalismo del Tea Party– han abierto la puerta para que, a la
puesta del sol del último día de este año, se desaten los demonios que
pretendían combatir. Se llama “abismo fiscal” al mecanismo automático por el
cual, una vez que empiece el nuevo año, se activarán un abrupto recorte del
gasto público y una subida generalizada de impuestos , hasta sumar unos US$ 646
mil millones, que caerán como un mazazo sobre la economía estadounidense en
plena recuperación, afectando, por extensión, a la del resto del mundo.
¿Cuáles serían los
efectos de este fenómeno? Entre las dependencias del gobierno más afectadas
estaría el mismísimo Departamento de Defensa. Como un símbolo de los tiempos de
crisis, el Pentágono perdería 55 mil millones de dólares, y una cifra similar
afectaría el presupuesto de programas sociales, incluidas aportaciones médicas
a los pensionistas y ayudas a los parados.
Al mismo tiempo,
quedarían sin efecto las ventajas fiscales de la era del presidente George W.
Bush, por lo que subirán los impuestos de la mayor parte de la población. Un
ejemplo: las familias que ganan entre 4.000 y 6.000 dólares mensuales (la gran
mayoría del país) verán un alza en sus impuestos promedio de US$ 2.500. Y esto
es muy sensible en un país que aún no se recobra de la crisis hipotecaria de
2008. Además, la Oficina de Presupuesto del Congreso pronostica que el efecto
de estas medidas desacelerará en un 1,3% la marcha de la economía solo en la
primera mitad del año, y calcula que el PBI sólo crecerá un 0,5% en 2013. Por
otra parte, el desempleo se elevará hasta el 9,2%, desde el 7,7% de hoy, es
decir, 3,5 millones más de desocupados .
El principal escollo
contra el que chocan el oficialismo demócrata y la oposición republicana es el
umbral de ingresos anuales de los individuos por el cual se acabarán las
exenciones impositivas aprobadas bajo el mandato de George Bush hijo y que,
entre otras causas, han ayudado a que se dispare al cielo el déficit público,
que representa el 7% del PBI y que ambos grupos quieren recortar. Los
demócratas buscan situar ese piso en US$ 250.000, con lo que se beneficiaría a
la clase media, pero los republicanos se niegan a cualquier subida de impuestos
que compense la tijera que quieren aplicar en el gasto público. La Casa Blanca
ha ofrecido subir ese piso a US$ 400.000 (o sea, eximir de tributación a
aquellos que ganan hasta US$ 33.000 dólares al mes), pero tampoco han tenido
apoyo del otro lado.
Los republicanos
quieren más.
Hubo un sector
incluso que pretende dejar a cubierto de impuestos a los que ganan hasta un
millón de dólares al año (un sueldo mensual base de unos US$ 83.000).
Si bien los
analistas consultados por Clarín coinciden en que por fuerza habrá una negativa
relación causa efecto en el desempeño económico del país el próximo año,
algunos difieren en el grado del daño si no hay acuerdo en el Congreso. La
profesora de Ciencias Políticas de Hofstra University, de Nueva York, Carolyn
Dudek, avizora un complicado panorama. Consideró que la falta de acuerdo entre
el presidente Barack Obama y la oposición mina la confianza en la economía y
provocará un descenso en las inversiones. “Va a ser bastante desastroso para la
economía y la sociedad”, pronosticó.
Su colega Steffen
Schmidt, de la Universidad de Iowa, sin embargo, no cree que las consecuencias
de caer al abismo duren mucho y asegura que el Departamento del Tesoro está
haciendo previsiones para minimizar el impacto si los políticos no autorizan
elevar el límite de gastos del Gobierno. “Hay una serie de maniobras que se
pueden realizar incluso después del 1 de enero, por lo que yo concuerdo con
muchos de mis colegas de que el abismo fiscal no será un evento catastrófico”,
dijo a Clarín .
Y por supuesto, el
peso muerto de la economía estadounidense cayendo arrastrará hacia el fondo a
todas aquellas regiones con las que el país tiene fuertes vínculos comerciales,
como son la latinoamericana y la europea. Weisbrot admite que naturalmente una
desaceleración en Estados Unidos provocaría un efecto similar en las demás
regiones por su peso específico en el intercambio comercial global.
Y señaló a
Argentina, México, Brasil y Canadá, entre otros, como “puntos vulnerables” en
América.
Así las cosas, en
Washington todo el mundo está de acuerdo en que el país necesita una reforma
fiscal. Pero republicanos y demócratas no logran ponerse de acuerdo a causa de
sus marcadas diferencias ideológicas. El problema se traduce en una falta de
compromiso social y responsabilidad histórica en un momento tan delicado.
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