lunes, 31 de octubre de 2011

CONTRA LA AVARICIA


Ismael Boj  

Pocos se imaginaron que una mancha de indignados tomara Wall Street, hasta que el 17 de septiembre pasado, 200 personas acamparon en el parque Zucotti, ubicado a tres cuadras de la Bolsa de Valores de Nueva York.

Los vientos soplaban de Europa, donde un movimiento marginal que inició en Madrid en contra de la política económica terminó generando protestas en cadena en muchos de los países de ese continente.

En el corazón del poder económico mundial, los manifestantes, con la consigna: “Ocupa Wall Street”, no tenían un pliego petitorio concreto, y la demanda central podían haberla planteado hace 200 años: que se distribuya justamente la riqueza, que los ricos paguen más impuestos, que se ponga fin a la avaricia.

No es casual, sin embargo, que la protesta haya surgido en medio de una de las peores crisis que haya tenido Estados Unidos, desde aquella de 1929.

Hay mucha gente de la clase media —dice Efraín Galicia Rincón, un inmigrante mexicano que trabaja en ese barrio y que se ha sumado al movimiento con todo y casa de campaña—, que ha sacado a sus hijos de la escuela porque no tienen para pagar las colegiaturas.

“Y no estamos hablando de inmigrantes, que son los que menos protestan, sino de norteamericanos, de gente de aquí que está cansada, decepcionada, harta de que el uno por ciento de la población sea la dueña de este país”.

El llamado a protestar en Wall Street fue lanzado desde julio pasado, cuando el movimiento de los indignados de España empezaba a prender, y lo hizo el colectivo Adbusters (una organización anticonsumista que nació en Canadá en 1989) a través de Internet y de las redes sociales.

Planteaban hacerlo sin líderes, lo cual parece han logrado porque no es muy fácil encontrárselos en la plaza copada ahora por tiendas de campaña, donde empiezan a sentirse ya los estragos del frío, que llegó sin avisar a la Gran Manzana.

Efraín reconoce que todo empezó en España, con un grupo de jóvenes que se sacudieron la modorra y se plantaron con cartulinas y mantas en una plaza exigiendo un cambio en la política económica del Gobierno.

Pero el movimiento iniciado al Wall Street ha tenido un efecto multiplicador inmediato, dice.

Durante las últimas semanas, las protestas se han extendido ya a otras grandes ciudades de Estados Unidos como Los Ángeles, Boston, Atlanta, San Francisco, Filadelfia, Seattle, Chicago…

Pero en todas, o casi todas, como está ocurriendo también en Europa, las policías locales han estado reprimiendo los movimientos.

Apenas el miércoles, un día antes de que Ríodoce estuviera en Zucotti Park, la Policía desalojó y detuvo a decenas de jóvenes en Oakland, California.

Las calles del centro de Oakland fueron cerradas temporalmente cuando policías antimotines desalojaron violentamente a los manifestantes del movimiento Occupy Oakland de la plaza Frank Ogawa, según informaron los diarios de los Estados Unidos.

Voceros del movimiento calcularon en medio millar la cantidad de policías desplegados y denunciaron el uso de gas lacrimógeno, pelotas de goma y granadas aturdidoras.

“Los policías son parte del 99 por ciento, pero trabajan para el 1 por ciento. Wall Street se enorgullece de ellos cada vez que desalojan un campamento por la fuerza”, denunció el activista Gabe Meyers, utilizando el slogan de los indignados norteamericanos.

“Vamos a volver a acampar. ¿Qué van a hacer, mandarnos a la Policía todas las noches?

Los propios “indignados” pero también las organizaciones que los han estado apoyando, de derechos humanos y sindicales, principalmente, reclaman que la represión de las manifestaciones en varias ciudades de los Estados Unidos violenta sus derechos constitucionales, debido a que la primera enmienda garantiza al pueblo estadounidense la libertad de reunión de manera pacífica.

En Nueva York, algunas de las marchas han recibido decenas de miles de manifestantes, cuya incorporación creció a partir de la represión.

La convocatoria para concentrarse en Wall Street el 17 de septiembre se hizo a través de Internet, pero en el caso de Efraín Galicia no fue necesario porque él trabaja en esta zona.

“Por aquí paso todos los días, vi que no venían a protestar, sino a acampar, a ocupar y me incorporé porque en este país hace mucha falta que la gente proteste.

—Se les ha criticado que no tengan una lista de demandas concretas, ¿hacia dónde llevan este movimiento?

—La lucha principal es contra la avaricia, no solo en Wall Street, y contra el sistema gubernamental, no solo aquí, sino en el mundo, que copia el modelo norteamericano… ahí está México de ejemplo. Todo el movimiento está orientado a los problemas económicos que ha provocado este modelo; es una lucha contra la avaricia, que yo la concibo como una adicción.

—¿Eso es el capitalismo no? ¿Es una lucha contra el capitalismo?

—Es eso, pero no lo manejamos así porque es un concepto muy gastado…

—¿Por qué ahora, si esas condiciones existen desde hace mucho tiempo? Esta lucha pudieron haberla empezado hace décadas, ¿tiene que ver con la crisis económica de los EU?
—Son las condiciones sí, desde hace mucho tiempo no habíamos tenido una crisis económica de esa magnitud. Y hemos aprovechado las facilidades de las redes sociales, eso nos ha servido para que el movimiento se propague por todo el mundo. La represión que sufrimos el 2 de octubre en el puente Brooklyn (Nueva York), donde detuvieron a 700 compañeros, impactó mucho a través de correos electrónicos y las redes sociales y permitió que se generalizara el movimiento… ya estaba la semilla plantada.

—El año entrante es la elección presidencial aquí, ¿crees que este movimiento tendrá un impacto electoral?

—De lo que estoy seguro es que esta lucha favorece a la concientización de la gente para no conformarse con un sistema bipartidista; puede ocurrir como en México, que hay mucho ausentismo en las elecciones; eso puede pasar acá también porque hay mucha inconformidad de la gente con (Barack) Obama y entonces muchos no van a votar por los demócratas, pero por el otro lado están los republicanos, que son peores en los asuntos económicos, es la derecha, pues.

“Es como en México, culpamos al PRI y al PAN porque ellos han hecho el sistema depredador que existe allá también, allá y aquí estos partidos responden a los intereses de las grandes empresas y las grandes corporaciones”.
 

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