¿Alguna vez se ha preguntado
a quién matar cuando va manejando? ¿Se ha cuestionado si en caso de un
accidente a quién preferiría atropellar con su automóvil? ¿A una persona o a un
animal? ¿A quién obedece la ley o a quién la desobedece? ¿Su razonamiento sobre
a quién atropella, tiene que ver con si es rico o pobre, joven o viejo, obrero
o profesionista? ¿O si se ve sano o quién está impedido? ¿Preferiría salvarse
usted que al peatón? Un experimento del Instituto Tecnológico de Massachusetts
para resolver dilemas que afectarán a la industria automotriz, diseñó una
plataforma en red que juntó 40 millones de decisiones en 10 idiomas de más de
200 millones de personas en 233 países y territorios para saber qué decisión
tomarían en segundos sobre quién debería vivir o morir en caso de un accidente
de tráfico. Los mexicanos no salimos bien parados.
Los resultados varían por
niveles de ingreso y cultura legal, en este masivo ejercicio que denominó la
Maquinaria Moral, que hace días publicó la revista científica Nature. El
ejercicio se inspiró en uno de los experimentos preferidos por los filósofos,
el Problema del Tranvía, basado en la Doctrina del Doble Efecto, que trata de
la permisibilidad de una acción que causa un daño serio, como la muerte de una
persona. La encuesta planteó 13 escenarios en donde la muerte era inevitable, y
donde pregunta qué decisión tomaría, en cuestión de segundos, sobre a quién
atropellar. El experimento resumió las preferencias morales globales, las
variaciones individuales en preferencias basadas en la demografía, la variación
ética al cruzarse con las culturas, y las vinculó con las instituciones
modernas y las tradiciones más profundas.
El ejercicio separó tres
grupos, integrados a partir de sus patrones sobre juicios morales: el
occidental, donde está la mayor parte de Europa, Estados Unidos, Australia y
Brasil, donde el protestantismo y el cristianismo ha sido la religión
dominante; el oriental, que aglutinó a la mayoría de las naciones asiáticas,
con fuertes tradiciones islámicas y confucianas; y el sur, que englobó a
prácticamente todas las naciones latinoamericanas -incluido México- junto con
Francia y sus ex colonias, como Argelia y Marruecos, con una fuerte herencia
colonial mediterránea. A quienes respondieron se les pidió que escogieran de
situaciones que incorporaban una mezcla de variables, jóvenes o viejos, ricos o
pobres, más gente o menos gente. El estudio también identificó la correlación
entre factores socioeconómicos por país y en las opiniones promedio de sus
habitantes.
En lo general, sin importar
el país, la cultura, la religión, la edad o el género, siempre prefirieron
salvar a la persona que a un animal, y a grupos sobre individuos. Fue lo único
en que coincidieron. Por ejemplo, la gente de los países más pobres, resultó
menos proclive a atropellar a quien había violado la ley, mientras que aquellos
de los países de mayor desigualdad, cuidaban con mayor esmero a quien parecía
profesionista. Los países en el bloque de occidente mostraron una inclinación a
sacrificar la vida de los más viejos, para salvar a los jóvenes, que varió
significativamente de lo que pensaban en los países del grupo de oriente, donde
las tradiciones a los adultos mayores son muy sólidas.
Uno de los escenarios
encontró que en aquellas naciones donde las instituciones son más sólidas y
existe un fuerte Estado de Derecho, eran más proclives a salvar a quien
respetaba las señales de tránsito contra quienes las violaban. Finlandia y
Japón encabezaron la lista de naciones que optan sin dudar por quien respeta la
ley, que no es el caso de México, donde hay una tendencia a salvar al violador
de las leyes que a quien las respeta, lo que se puede proyectar perfectamente
con lo que sucede cotidianamente en este país, donde parece que las leyes se
hicieron para violarse y no para respetarse. México se encuentra en la parte
media baja de los 130 países encuestados -el resto de los cuestionarios se
aplicaron en territorios-, que también lo coloca de manera negativa entre las
naciones que cuidan a los discapacitados (está en el lugar 94) o que prefieren
salvar a un animal que a una persona (lugar 102).
La Maquinaria Moral del Media
Lab del MIT mostró que los mexicanos somos más clasistas que muchas otras
sociedades, aunque no peor que la de otros países de América Latina, como
Colombia y Guatemala. Los mexicanos nos inclinamos a salvar más a quien parece
ser rico (lugar 23) que al que se ve pobre, a quien se ve físicamente fuerte y
guapo (lugar 34), que a un feo o fea sin buen cuerpo. También somos pasivos. En
la encuesta figuramos en el lugar 94 de aquellas sociedades que prefieren la
inacción. Los resultados muestran que los mexicanos nos comportamos de la misma
manera que muchos otros países donde la disparidad socio económica es amplia, y
está correlacionado con la falta de políticas públicas que reduzcan esas
diferencias.
El ejercicio que plantea los
dilemas morales no es un experimento meramente subjetivo. Los resultados
revelaron las diferencias culturales que llevan, a partir del mismo problema,
soluciones distintas, mediante decisiones morales sutiles que se hacen todos
los días. A partir de las respuestas se pueden analizar los comportamientos y
se pueden ir modificando o elaborando políticas públicas que vayan más allá del
sistema de transporte en cada nación. De acuerdo con varios científicos
sociales que han comentado sobre el experimento, al presentarse temas éticos en
los automóviles, podría haber consecuencias inesperadas que ayuden a las
políticas de seguridad pública y ecológicas. El experimento, visto
sociológicamente, es una gran introspección de lo que somos.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
Twitter: @rivapa
(EJE CENTRAL/ ESTRICTAMENTE PERSONAL/ RAYMUNDO RIVA
PALACIO/2 DE NOVIEMBRE DE 2018)
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